Ejemplos con faldones

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los faldones y bocamangas presentan estilizados roleos, que se disponen ateniéndose a un solo eje central de simetría.
De planta rectangular, con dos faldones de cubierta sujetos por un dintel o apoyado sobre dos pilares de madera con base de piedra y muros sustentados por vigas de madera.
La del presbiterio, independiente de la anterior, se desarrolla sobre planta rectangular, repite la misma estructura de par y nudillo en su almizate central y cuatro faldones, refuerza su estructura pequeños y sencillos tirantes de madera en cada una de sus esquinas.
La cubierta o artesonado de la nave es la típica de par y nudillo, presentando la estructura de almizate y faldones laterales y estando reforzada por tirantes simples apoyados sobre sencillas ménsulas.
y se cambiaron los faldones para el paso, por unos en terciopelo granate, con forro de tela de damasco y con el escudo de la hermandad bordado en oro en el delantero por los talleres de bordado San Eloy de Córdoba.
Se aprecian las grandes puertas originales, de tea y los huecos con el armazón, faldones y tapajuntas de la época de los que se han eliminado las partes practicables de estas ventanas para su adaptación como escaparate.
La sala principal posee techumbre de cuatro faldones, pintada y decorada con encintado mudéjar en el almizate.
La cubierta se organiza en dos grandes faldones dispuestos en fondo y apoyados en una cumbrera central perpendicular a fachada.
Así es que, después de cenar, me pegué a los faldones de mi padre, decidido a colarme en el salón, detrás de él.
El padre admiró el pequeño retazo de oro en las bocamangas del capotón gris con los faldones abrochados atrás, examinando después el casco azul obscuro de bordes planos adoptado por los franceses para la guerra de trincheras.
También llevaba botas altas y sombrero blando, pero había conservado el chaqué de solemnes faldones, por no renunciar por completo a su uniforme parlamentario.
No contenta con lo cual, y viendo que Lucía, semianegada en olas de lino, hacía signos negativos con cabeza y manos, tocó otro resorte y trajo enormes cajas de cartón, que, destapadas, mostraron encerrar gorritas microscópicas, pañales de franela festoneados menudamente, capas de merino y de piqué, faldones inverosímilmente largos, y otras menudencias que arrebataron a Lucía la sangre al rostro.
Y las comadres de la huerta, sin perjuicio de olvidarse alguno que otro sábado de los dos cuartos de la escuela, respetaban como un ser superior a don Joaquín, reservándose un poco de burla para la casaquilla verde con faldones cuadrados que se endosaba los días de fiesta, cuando cantaba en el coro de la iglesia de Alboraya durante la misa mayor.
Diole esto gran importancia a Velarde, y agarrado a las faldas de Currita y a los faldones de Villamelón, fuese introduciendo en todos los salones de la corte, mientras se preparaba a entrar con algún brillante destino en aquel Palacio real que tenía delante, prefiriendo su vanidad y su haraganería la vida aparatosa del palaciego a la vida activa del político.
Mas, con grandes risotadas le detuvo la señoril y hambrienta turba, y alcanzándole Leopoldina Pastor por los cortos faldones de la bata, le gritaba muerta de risa:.
Interpelaba a toda aquella pillería roñosa, de pies descalzos y faldones al aire, con desmesurada urbanidad.
Las inquietas llamas, moviéndose de un lado para otro, agitaban como abanicos los faldones del frac, los bajos de blanca muselina y las cintas de raso de los bebés.
Las hermanitas, vestidas unas veces con trajes de sociedad, obra de una modista francesa, y que todavía estaban por pagar, graciosamente disfrazadas otras de labradoras, de o de calabresas, Rafael, de etiqueta, embutido en un gabán claro, tan corto de faldones que parecía una americana, y la mamá satisfecha del éxito alcanzado por sus niñas, y a pesar del cansancio, sonriente y majestuosa con su vestido de seda, que crujía a cada paso, y encima el amplio abrigo de terciopelo, Juanito contemplaba con el cariño de un padre este desfile desmayado que iba en busca de la cama, arrojando al paso en las sillas los adornos exteriores.
Tío por aquí, tío por allá, la una le quitaba el sombrero, la otra tomaba su bastón, y las dos tiraban a un tiempo de su paleto, sonriendo ligeramente al ver el chaqué, que quedaba al descubierto, y que con sus cortos faldones dábale el aspecto de un pájaro desplumado.
Allí estaban las gallineras en sus mesas empavesadas de aves muertas colgando del pico, con la cresta desmayada, y cayéndoles como faldones de dorada casaca las rubias mantecas.
A las tres de la tarde entró doña Manuela en la plaza del Mercado, envuelto el airoso busto en un abrigo cuyos faldones casi llegaban al borde de la falda, cuidadosamente enguantada, con el limosnero al puño y velado el rostro por la tenue blonda de la mantilla.
Mi hombre se compuso las gafas, y con las manos atrás, ocultas bajo los faldones de la pringosa levita, principió a pasearse, mientras yo, con el papel delante y lista la pluma, me disponía a escribir.
En invierno vestía otro pantalón por el estilo, de paño de Ohanes, chaleco de seda, rameado, de vivos colores, y levita negra, muy alta de cuello, muy larga de faldones y muy estrecha de mangas, aunque no de puños.
Maxi quiso salir detrás, pero Refugio le tiró de los faldones y le hizo sentar a su lado: Déjalo tú, ¿qué te importa?.
Ambas luces tenían pantallas verdes, con añadidura de raso del mismo color, al modo de faldones que caían por una sola parte de las dos circunferencias.
Si quiere usted contemplar toda la gracia del mundo, míreme a mídijo Ballester, que dejando la vara, dio una vuelta, cogiéndose los faldones de la levita.
No sabía vencer el farmacéutico su genio vivo y zumbón, ni mostrarse tan habilidoso como el caso exigía, y aunque Fortunata le tiraba de los faldones de la levita para que tomase un tono más contemporizador, el maldito no se podía contener: Vaya con la que saca ahora Pero, hombre de Dios, ¿a usted qué le importa que el alma venga de acá o venga de allá? ¿Qué se mete usted en el bolsillo con esto? ¿Cree que le van a dar algo por el descubrimiento? Anteayer me dio usted la gran jaqueca con aquello de Pues pongamos que sea.
Basilio tiró de los faldones a Rubín y por poco se queda con ellos en la mano.
Y sin esperar respuesta, dio media vuelta y salió de la casa a toda prisa, temiendo sin duda que su tía le agarrase por los faldones.
Hemos oído contar a la propia Barbarita que para ella no había dicha mayor que pedir para la Cruz de Mayo, y que los caballeros de entonces eran en esto mucho más galantes que los de ahora, pues no desairaban a ninguna niña bien vestidita que se les colgara de los faldones.

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