Ejemplos con extremo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Al cabo de este tiempo percibió un rechinamiento, como el de una gran llave dentro de una inmensa cerradura, después el sonido de un barrote de hierro rebotando por un extremo sobre otro cuerpo menos duro, después el chirrido de unos goznes roñosos, y, por último, la luz de un farol muy ahumado, a cuyos débiles resplandores pudo observar que se había abierto enfrente una.
Cubríala un mantel blanquísimo y fino, pero demasiado raído por el uso, y se conocía por el tamaño, por el peso y por la forma, que también eran de abolengo los cubiertos y dos cucharones de plata que brillaban sobre el mantel, a la luz de un velón de cuatro mecheros que pendía de una tablilla, clavada por un extremo en una vigueta del techo.
Afortunadamente, Felicita se recobró antes de que Apolonio recurriese a este último extremo.
Felicita, a los pocos días de su doncellil viudez, fué a visitar al Padre Alesón, a fin de instruirse en lo atañedero a la regla monástica de las diversas órdenes religiosas femeninas, y también de una ridícula pequeñez, que era para ella extremo de suma importancia: los hábitos que visten cada cual.
Dormía yo también en la finca, pero elegí una estancia holgada y desnuda, como celda, de luz permanente y plateada, mirando al Norte, al extremo de la casona, y más allá de los dormitorios de la servidumbre, por evitar maledicencias.
La puerta estaba rota por debajo, roída por las ratas, con grietas que la cortaban de un extremo a otro.
El gitano avanzó algunos pasos hacia Batiste, ofreciéndole el extremo de la cuerda como una toma de posesión:.
Al extremo del puente, en una planicie entre dos jardines, frente a las ochavadas torres que asomaban sobre la arboleda sus arcadas ojivales, sus barbacanas y la corona de sus almenas, se detuvo Batiste, pasándose las manos por el rostro.
Mas no por eso caía en el extremo opuesto, en las fórmulas de rito y en los conceptos de estampilla.
¡Qué de veces, en el comedor de fastuoso banquero, he pensado, con triste alegría, en aquellas horas dichosas! Tía Pepa en un extremo, yo a su derecha, y enfrente de mí Angelina.
En el extremo superior un grupo de azucenas rodeado de espigas, abajo de éstas, a cada lado, grandes malváceas de anchos pétalos, y en seguida estupendas rosas de apretado seno, capullos vigorosos, hojas de lirio gráciles y flexibles.
Mientras mi tía hablaba, Angelina puso en orden las cosas de las mesas, cerró cajas y cajitas, las alineó en un extremo, recogió los alambrillos dispersos y tapó el cacito del engrudo para que los ratones no hicieran de las suyas en él.
Dejó Gabriela el libro que tenía en las manos, y se dirigió lentamente hacia un extremo de la sala, abrió el piano, y me llamó, diciendo:.
Tía Pepilla puso en un extremo de la mesa el libro y el rosario, y quitándose el pañolón le arrojó sobre el respaldo de una silla.
A un extremo del mercadillo, cerca del Repeso, los panaderos con sus mesas atestadas de libretas blancas y morenas, prolongadas unas, como barcos, y redondas y con festones otras, como bonetes de paje, y un poco más allá, los tíos de Elche mostrando sus enormes sombreros tras la celosía formada por los racimos de dátiles de un amarillo rabioso.
Sus cabelleras, fuertemente retorcidas, apelotonábanse sobre la testa con la forma del peinado frigio, y quedaba al descubierto, sobre el extremo de la espalda nacarada, cubierta de una película tenue y fina de melocotón sazonado, la nuca morena, de un delicioso color de ámbar, erizada de pelillos rebeldes y rizados que parecían estar puestos allí para estremecerse nerviosamente con los suspiros de amor.
Desaparecía en los últimos peldaños el extremo de las elegantes faldas, cuando sonó una tos que todos conocían en la casa.
Don Juan en la cabecera, con las dos niñas, y en el extremo opuesto doña Manuela, teniendo a la derecha a Juanito y a la izquierda la silla destinada a Rafael.
Amparo y el teniente, en un extremo del balcón, volviendo casi la espalda a la plaza y aislados del grupo juvenil que hablaba y reía junto a ellos, tenían el aspecto de verdaderos novios, él, serio, solemne, llevándose la mano al tercer botón de la guerrera, que es donde suponía estaba el corazón, mirando algunas veces al cielo, todo para dar más fuerza y sinceridad a lo que decía, y ella, con cierta sonrisilla irónica, negando con graciosos movimientos de cabeza y volviendo algunas veces la mirada para ver si el posma seguía allí.
Cuando estaban en sus bancos, todos eran flojos, incapaces, asnillos, luego, con excepción de aquellos por extremo perdularios, todos resultaban excelentes, cumplidos, aprovechados.
Tenemos caras de muertas , se decían todas las mañanas al mirarse al espejo, y martirizaban su fresca y jugosa piel con los polvos cargados de plomo, el bermellón que teñía levemente las mejillas y los lóbulos de las orejas, y como si sus ojos no fueran bastante grandes todavía enmendaban la plana a la Naturaleza, trazando leves líneas al extremo de los párpados.
Usted me ha traído a este horrible extremo, irritándome y apartándome del camino del bien por donde tranquilamente iba.

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