Ejemplos con extensión

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Desde las rejas llegaba a verse toda la extensión de la huerta valenciana, con los frontones triangulares y blancos de sus barracas, y más allá el Mediterráneo, una faja azul inmensa, tras cuyo lomo se ocultaba el peñón natal, la isla amada.
Los vientos de la isla no permitían la ascensión de los árboles, y éstos esparcían su ramaje en torno de ellos con una prolijidad exuberante, ganando en extensión lo que perdían en altura.
Su voz temblona e infantil adquiría una grave sonoridad al resbalar sobre la acuática extensión y ser reproducida por los ecos de las rocas.
Insensible a la alegría del sol, a las palpitaciones luminosas de la extensión azul, al piar de los pájaros que revoloteaban a sus pies, Jaime se sentía dominado por intensa tristeza, por un desaliento anonadador.
Ahora tiene usted que perdonarme si le hablo con alguna extensión del Breviario.
Usted cree saber al dedillo lo que significan las palabras intuición, idea, espíritu, voluntad, extensión ¿no es verdad?.
DE LOS PEÑASCALES, prescindimos de cuanto se halla a nuestro paso al entrar en un salón largo y estrecho, cruzámosle en toda su extensión, y nos detenemos a la puerta de un gabinete.
Antes de salir a la calle pasa a otro gabinete frontero al suyo, con la aparatosa sala por medio, y allí encuentra, ordinariamente solas, y rara vez con , a una señora tan gruesa como él, dura de semblante y rica aunque charramente vestida, y a una joven como de veintidós años, ancha de hombros y caderas, bien destacada de pecho, de ojos y cabellos negros como el azabache, de blancos dientes y moreno cutis, bien proporcionada y airosa de talle, y vestida con todo el rigor de la moda, una buena moza en toda la extensión de la palabra.
Entráronse resueltamente por otra galería, y abierta una puerta de hierro, se asustaron todos, menos la guardiana, viendo en torno suyo vasta extensión de agua, una especie de lago subterráneo.
Por encima del resplandor rojizo de la plaza abarcaba la vista una gran extensión de espacio, un cielo de verano, obscuro, límpido y profundo, matizado por el polvo brillante de las estrellas.
Su hermano el , sin comprender toda la extensión del mal, le avisaba con su buen sentido.
Llegó a la roca más alta, la más saliente e inclinada hacia el abismo, y agarrado a la punta, rasgándose el pecho contra las asperezas de la peña, tendió los ojos fuera de las órbitas por aquella extensión inmensa, buscando una señal, un punto negro, un ligero estremecimiento en la superficie del agua ¡Nada! ¡Nada más que aquellas olas tan azules y tan bellas a pesar de catástrofe tan horrenda, aquel cielo tan puro y tan radiante a pesar de horror tan profundo!.
Era esto, sin embargo, imposible, un largo y compacto cordón humano, compuesto de una muchedumbre heterogénea y abigarrada, llenaba de un cabo a otro la calle de Alcalá, cubriéndola en toda la gran extensión que por ambos extremos abarcaba la vista.
Pongo a un lado las mil y quinientas que cualquier agudo crítico puede sacar si se empeña en elogiarme y lucirse, y me limito a la lección que se da, no ya sólo a los frailes, que al fin pocos hay en España ahora, sino por extensión a todo caballero cortesano, viejo o algo machucho, que se enamora con amor vicioso.
Era el señor don Carlos Fernández un caballero en toda la extensión de la palabra, fino, delicado, discreto, de clara inteligencia y de nobilísimo corazón.
Desfilaban los cleros parroquiales con sus áureas cruces, los seminaristas con la frente baja y los ojos en el suelo, cruzadas las manos sobre el pecho, y en toda la extensión de la plaza, a la luz de los cirios, que brillaban con más fuerza en el crepúsculo, veíanse dos filas interminables de deslumbrante blancura, compuestas por los rizados roquetes y las albas de ricas blondas.
ahora toda la extensión de su desaire.
Sabido es que hay cometas , y , según que su apéndice afecta la forma de unas barbas, de una cola o de una melena, y que la cola llega a tener a veces tal extensión, que ocupa la mitad del horizonte sensible.
¡Es un baile de trajes en toda la extensión de la palabra!—Aquí tiene V.
Porrazo va, porrazo viene, la verdad es que sacaré de ella una mujer en toda la extensión de la palabra.
¡Ah!, maldita bien claro se ve que es usted una bribona una bribona en toda la extensión de la palabra que lo ha sido siempre y lo será mientras viva A todos engañó usted menos a mí a mí no Yo la vi venir.
Esto se llama ser filósofo en toda la extensión de la palabra, y elevarse sobre las miserias humanasdijo la viuda con emoción verdadera o falsa.
Vaya que de la noche a la mañana has aprendido unos términos y unos floreos de frases que me tienen pasmada Estás hecho un poeta en toda la extensión de la palabra, yo siempre he tenido a los poetas por unos grandes embusteros tontos de atar Tú no eres ya el sobrinito que yo crié.
Eres un apunte en toda la extensión de la palabra.
Es un animal en toda la extensión de la palabra.
¡Como estuviera en casa el muy hipocritón, su tía le iba a poner verde! Pero no estaría seguramente, porque eran las once de la noche, y el señoritingo no entraba ya nunca antes de las doce o la una ¡Quién lo había de decir, pero quién lo había de decir!, aquel cuitado, aquella calamidad de chico, aquella inutilidad, tan fulastre y para poco que no tenía aliento para apagar una vela, y que a los dieciocho años, sí, bien lo podía asegurar doña Lupe, no sabía lo que son mujeres y creía que los niños que nacen vienen de París, aquel hombre fallido enamorarse así, ¡y de quién!, ¡de una mujer perdida!, pero perdida en toda la extensión de la palabra.
Tantas y tantas lástimas oprimían el corazón de Jacinta, llevando a su mente ideas muy latas sobre la extensión de la miseria humana.
Aquella vasta extensión de terreno debía haber sido en otro tiempo cultivada con primor y engalanada con los adornos de la jardinería simétrica y geométrica cuya moda nos vino de Francia.
Perucho, cuyos pies descansaban en las anfractuosidades del muro, se quedó como incrustado en él, sin osar respirar, ni bajarse, ni moverse, porque aquel hombre desconocido, mal encarado y en acecho, le infundía el pavor irracional de los niños, que adivinan peligros cuya extensión ignoran.
¿Cuál será la extensión de la mía? ¡Ah, querido padre! No crea usted nada de lo que oiga respecto a mí, y aténgase tan sólo a lo que yo le revele.

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