Ejemplos con exquisito

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sus compañeros fueron libros abiertos donde aprendió la riqueza y universalidad de la Iglesia y, al mismo tiempo, maduró su exquisito sentido eclesial.
No existe ninguna vacuna ni tratamiento etiológico eficaz, la aplicación de antianémicos, alimentación adecuada y un cuidado exquisito pueden espaciar las recidivas, pero el animal sigue expuesto a padecerlas y es un portador permanente.
El burrito exquisito es una especie de ave en la familia de las Rallidae.
Les Djinns es la coral que en forma excelsa aborda las ensoñadoras tonalidades de un mundo celeste, permitiendo apreciar en cada uno de sus temas el exquisito placer auditivo y emocional que nos produce escucharlas.
Describe a la acusada como persona buenísima, generosa, a la que le encantan los niños y que atiende con dedicación a los mayores entregándose a las personas que la necesitan, añadiendo que jamás he presenciado una sola escena de violencia suya, sino un comportamiento exquisito.
Demostraría una amplia e importante trayectoria internacional, fue la primera interprete peruana que cantó en el Tropicana en La Habana, Cuba, también en México, Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay, Colombia, Bolivia, Estados Unidos y Canadá, de exquisito temperamento, siempre alegre y atenta, su nombre ha quedado impreso en el celuloide el cancionero peruano.
El cuerpo final, destinado a acoger las campanas se construyó exclusivamente en piedra tallada dentro de un exquisito clasicismo.
Por el estilo del autor se viene en conocimiento de su inteligencia: Estilo metafórico, estilo engolado, estilo arcaico, estilo recortado, estilo desnudo, estilo llano, estilo exquisito, estilo colorista, estilo abstracto, etc.
¡Muérete, muérete, miserable! Dígase, en honor de la verdad, que en aquellos mismos instantes, Belarmino, el reptil, practicaba peregrinos arpegios con su silbo, pero era en el lecho, durmiendo y roncando a pierna suelta, a par de Xuantipa, y soñando que sostenía un coloquio exquisito, sentados entrambos sobre las nubes, con Meo de Clerode, el distinguido filósofo de Kenisberga.
Allí la acción es poca o nula, y todo el exquisito primor de aquel rasgo se cifra en la acabada y realista pintura de los héroes de la cofradía de Monipodio.
Sabemos que en ellos todo será digno, así de la brillante concurrencia que ha de llenarlos, como de la proverbial amabilidad y del exquisito gusto de las señoras de la casa, y de la bien acreditada prodigalidad del opulento patricio y esclarecido anfitrión.
Con todo esto, veíase que algo degeneraba en él la raza: amigo de goces, de ostentación y vanidades, faltabale a Aurelio el tino exquisito de no salir de mediano por ningún respecto, y carecía de la formalidad exterior, del compasado porte que a los Mirandas pasados acreditaba de hombres de seso y experiencia y madurez política.
Traje de mañana de un gris humo suave y exquisito, hongo de finísimo castor, una flor de gardenia en el ojal, guantes de gamuza flamantitos, tal era el atavío del indiscreto que así registraba el salón de Damas.
Representaba para él un placer exquisito dejar que se deslizase el tiempo sentado en un diván que aún parecía guardar la huella del cuerpo de Julio, viendo aquellos lienzos cubiertos de colores por su pincel, acariciado por el calor de una estufa que roncaba dulcemente en un silencio profundo, conventual.
Y esto, no por otra razón, según decían, sino porque don Roque solía encargar a los pilotos amigos un vino del Rivero, tan exquisito, que nadie dejaría de beberlo, aun a riesgo de quedarse mudo.
El cuidado exquisito de su persona, le ocupaba mucho tiempo.
Ya en la ciudad de nuestro cuento, cuya gente acomodada había ido toda, y en más de una ocasión, de viaje por Europa, donde apenas había casa sin piano, y, lo que es mejor, sin quien tocase en él con natural buen gusto, tenía Keleffy numerosos y ardientes amigos, tanto entre los músicos sesudos, por el arte exquisito de sus composiciones, como entre la gente joven y sensible, por la melodiosa tristeza de sus romanzas.
Excusado es decir que la esplendidez proverbial de los marqueses de Villamelón proporcionó a la ilustre concurrencia un exquisito lunch improvisado, en que llamaran la atención de todos los delicados sorbetes de naranja, servidos en la misma cáscara de la fruta, que no obstante lo impropio de la hora, hizo el calor del día deliciosos.
Currita, sentada ante una preciosa mesa redonda, cuya tapa era un ónix mexicano, examinaba una gran porción de láminas y dibujos que le presentaba Celestino Reguera, y pasábalos a su vez a Jacobo y a Tonito Cepeda, vago elegantísimo, entendido en caballos como el hijo de Teseo, amateur de todo lo que era arte, y digno por su exquisito gusto de que la patria agradecida le votase una pensión en Cortes, como representante en España del buen tono parisiense.
Tendió la vista por la sala y pudo contemplar, desde luego, el Madrid heterogéneo de siempre, en que la virtud y el vicio se mezclan en amigable consorcio, representando la historia eterna de la manzana podrida que comunica a las sanas su podredumbre y sus gusanos, sin tomar de ellas ni el sabor exquisito, ni la fragancia saludable, la indecorosa y dañina mescolanza de grandes nombres y grandes vergüenzas, honras sin tacha y reputaciones escandalosas, revestidas todas con el mismo brillante barniz de formas elegantísimas, barajadas y confundidas por el mismo apetito ciego de placeres, por los mismos impulsos necios de vanidad, por el mismo afán irresistible de sacudir el ocio, de distraer el tedio, espantosa y continua tentación de los grandes y de los ricos, que les arrastra a todas sus extravagancias y les lleva a todos sus extravíos.
Sirvieron el café, Jacobo habíase dejado caer negligentemente en una butaca, con la pierna derecha echada por encima del brazo de esta, y puéstose a fumar el exquisito cigarro puro que le ofreció el tío Frasquito.
Con esmero redoblado y gusto exquisito escogió una elegantísima, con ese estudio de los pequeños detalles que se observa en los grandes genios y acredita en ellos el conocimiento práctico del terreno que pisan.
Acisclo en madera el mencionado vino, y al cabo de un año, le ponía tan exquisito, que vendía cada arroba por siete u ocho pesetas más de lo que le había costado.
su dulce y melodiosa voz, su inspirada actitud, su exquisito sentimiento, y sobre todo aquella expresiva fisonomía que tanto hablaba al corazón.
Son, pues, estos trabajos, no sólo museo exquisito de , sino expresión exacta del modo mejor de escribir, más artístico y más en consonancia con su tiempo y con la prosa castellana en mitad del siglo XIX: si defectos tienen son los de su época, como sus bellezas y sus giros.
Las novedades de exquisito gusto, traídas de París por Pepe Samaniego, atraían mucha gente, y las señoras se enracimaban y caían como las moscas en la miel.
Como era tan idealista, quería hacer el papel de novio con todas las reglas recomendadas por el uso, y aunque se vio solo en el comedor con su amada, tratábala con aquellos miramientos que impone el pudor más exquisito.
Con exquisito cuidado, más con gran decisión, empuñó la custodia bajando con ella por una escalera que antes no estaba allí.
De algunos días acá, justamente desde la candidatura del marqués, se había despertado en la población de Cebre un santo odio al pecado, una reprobación del concubinato y la bastardía, un sentimiento tan exquisito de rectitud y moralidad, que asombraba, siendo de advertir que este acceso de virtud se notaba únicamente en los satélites del secretario, gente en su mayoría de la cáscara amarga y nada edificante en su conducta.
—Además, el lujo, excesivo para su edad, con que iba vestida, los brillantes que relucian en sus orejas y garganta, el exquisito primor del calzado, y hasta la preciosa cesta bordada de colores en que llevaba la labor y los libros, contribuian a deslumbrar a aquel impúber medio salvaje, criado en la Sierra y en la Sacristía, semi-cazador y semi-acólito, que casi nunca habia hablado con niños, y mucho ménos con niñas, acostumbrado únicamente a la austera sociedad de su enérgico padre y del incivil Párroco de Santa María de la Cabeza.

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