Ejemplos con expedición

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Como método de ejercer la autoridad canadiense en la comunidad de Red River, y también como manera de disuadir a los expansionistas estadounidenses, se envió a Red River una expedición militar canadiense, la Expedición de Wolseley, bajo mando del Coronel Garnet Wolseley.
Sesenta años después de la expedición inicial de Andrews, el American Museum of Natural History regresó a Mongolia con la invitación de su gobierno para continuar con las exploraciones.
Febrer, así que cerró la noche, se dispuso a bajar a la alquería, con el gesto hosco, la mirada dura, las manos nerviosas por un imperceptible temblor homicida, lo mismo que un guerrero primitivo al emprender una expedición desde la cumbre al valle.
En realidad, no había hecho otra expedición que un viaje a Cataluña durante la última guerra carlista, para ver más de cerca la santa empresa que consumió una parte de sus bienes.
Era el marqués del Valle de Oaxaca, don Hernán Cortés, que había conquistado Méjico y venía en la expedición ansioso de medirse con los antiguos nobles de la Reconquista, ahora sus iguales, en una galera equipada a su costa, acompañado de sus hijos don Martín y don Luis.
Luego ensalzaba al capitán Angelats, el héroe de la expedición, el Cid de Sóller, y a las dos mujeres de un predio inmediato a la villa que habían sido sorprendidas por tres turcos ansiosos de saciar en ellas su carnívoro apetito tras largas abstinencias en las soledades del mar.
Los pétreos cardos trepaban por las columnas que sostenían las cornisas, y sobre estas últimas campeaban tres grandes medallones: el del centro con el busto del Emperador y la inscripción , recuerdo de su paso por Mallorca para la infortunada expedición de Argel, los de los lados ostentando las armas de los Febrer, sostenidos por peces con barbudas cabezas de hombre.
Al cabo, perdiendo en cada luz una esperanza, como Colón antes de ver la tierra que buscaba, salvando nuevos precipicios y lloviendo siempre y haciendo cada vez más frío, llegó la expedición a puerto de seguridad.
Conocíanle además todos cuantos le acompañaban en la expedición, por otras análogas.
Siempre que la expedición hacía un alto, y muchas veces mientras caminaba, recontaba los votos seguros, añadía los últimamente, y acababa por formar un estado general, cercenando una tercera parte de los probables y añadiéndoselos al enemigo, para ponerse don Simón en el peor caso imaginable.
Si había que ir en busca de un comestible olvidado el día antes, era ella la que se encargaba de la expedición, queriendo evitarle todo contacto con la vida exterior.
¡No poder agregarse a la expedición! Creía haber perdido la oportunidad, para pintar su obra maestra.
Es una expedición de bandidos Tus camaradas son unos ladrones.
Con la misma rapidez imaginativa del que va a morir ahogado en el mar y repasa vertiginosamente las escenas de su vida anterior, vió su infame existencia de Nápoles, la expedición en la goleta para avituallar a los submarinos, luego el torpedo que abría una brecha en el ¡Y este hombre era tal vez el que había hecho saltar por el aire a su pobre hijo hecho pedazos!.
Ascendía a Roger de Flor a la dignidad de César, pero lo obligaba a volver atrás, intentando al mismo tiempo introducir la discordia entre los jefes de la expedición.
Las crónicas de la Edad Media oriental, los libros de caballerías bizantinos, los cuentos paladinescos de los árabes, no tenían aventura más imprevista y dramática que la expedición de estos argonautas procedentes de los valles de los Pirineos, de las márgenes del Ebro y de las moriscas huertas de Valencia.
De cuantos hechos habían tenido por escenario el , el más famoso para el capitán era la inaudita expedición de los almogávares a Oriente, la epopeya de Roger de Flor, que él conocía desde pequeño por los relatos del poeta Labarta, del y del pobre secretario de pueblo que soñaba a todas horas con las grandezas pretéritas de la marina de Cataluña.
Ella guardaba un buen recuerdo de la expedición a las alturas de San Martino.
Había arrostrado el viaje por un océano de llanuras desiertas que se iba dilatando así como avanzaba la expedición, había dormido en ranchos cuyos techos derramaban insectos sanguinarios, había pasado a caballo por remolinos de tierra que la sacaban de la silla, había sufrido el tormento de la sed y del hambre en un extravío de ruta y pasado las noches a la intemperie, sin otra cama que el poncho y los arreos de la cabalgadura.
Al frente de la expedición iba un sacerdote joven y elegante, un monseñor romano vestido de seda, y con él dos damas extranjeras y guapetonas, que se plantaban en los lugares más altos, teniendo sus faldas algo levantadas por miedo a las salamanquesas que serpenteaban en las ruinas.
Vecino de Valencia fué Ramón Muntaner, el que escribió la expedición de catalanes y aragoneses a Constantinopla.
Las mujeres, llevando grandes ramos de flores, corrían hacia sus camarotes o charlaban con las amigas que se habían quedado en el buque, lo mismo que si regresasen de una larga expedición.
¿O tenía el cielo balcones y los seres que me son queridos estaban asomados a uno de ellos? A la mañana veníamos, aun los pocos de la expedición de Baracoa, los seis y los que se nos fueron uniendo, revueltos por el monte de espinas y con la mano al arma, esperando por cada vereda al enemigo.
Los que llegaron después con el doctor eran los más respetables, y llevaban con ellos el convoy de la expedición, enormes cestos de fiambres encargados a los mejores restaurante de la villa, cajones de champagne, cajas de cigarros.
Era una expedición civilizadora, más bien que una conquista, y una corriente continua de emigración se estableció en el Estrecho.
En aquella vida reposada y monótona, el incidente anual de una procesión que había de recorrer varias calles causaba iguales trastornos y ocupaciones que una expedición aventurada a países lejanos.
Y se quedó mirando de hito en hito a Isabel Mazacán, cuyas misteriosas ganas de acompañar a la reina destronada en aquella expedición eran de todos conocidas.
Fueron de la expedición los hijos, yernos, hijas, nueras y nietos de D.
Había estado en Cuba en tiempo de la expedición de Narciso López, y trabajó mucho en la persecución y captura del famoso insurgente.
Tardó aún cosa de dos minutos en recobrar la expedición de la lengua y en poder escupir al ventarrón, cada vez más desencadenado y furioso, una retahíla de injurias contra los infames calumniadores del partido de Trampeta.

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