Ejemplos con excitaciones

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Su influencia en el desarrollo de la física del estado sólido se extiende a una profunda comprensión de muchas facetas, como la superficie física, de emisión termiónica, de fenómenos de transporte en los semiconductores y de excitaciones colectivas en sólidos como ondas de spin.
Después, estas partículas cargadas, pueden transferir su energía al medio a través ionizaciones y excitaciones atómicas, o también pueden interaccionar con núcleos atómicos a través de colisiones radiativas, también llamadas radiación de frenado o bremsstrahlung.
Los magnones son excitaciones coherentes de los espines de los electrones en un material.
Hambrienta como toda persona débil, como todo organismo pobre, de excitaciones, novedades y acontecimientos, divirtiole en extremo la relación nueva de Lucía, y las raras peripecias de su viaje, y el registro de sus galas de novia, que visitó sin perdonar una, examinando los encajes de cada chambra, los volantes de cada traje, las iniciales de cada pañuelo.
Sobre todo pocas excitaciones nada de bailar, ni de nadar reposo moral ni música, ni novelas.
Por una parte el espíritu de compañerismo con los tertulios de la tienda de la Morana, y por otra la molestia que sentía con las constantes excitaciones de la prensa, a las que no estaba acostumbrado, le hicieron renegar pronto de aquel gran adelanto.
Hallábase el hombre en un grado tal de desaliento y tristeza, que me fue imposible calmarle con mis excitaciones a la paciencia filosófica.
Era la miss animosa de la propaganda evangélica que recorre el globo esparciendo Biblias con fría sonrisa, sin miedo a las burlas de los civilizados ni a la brutalidad de los salvajes, pero lo que Lucy repartía eran excitaciones a la revuelta, y no buscaba a los dichosos, sino a los desesperados, en las fábricas y en los arrabales infectos.
Así y todo, creíalos ella, allá en las morbosas excitaciones de su amor propio, capaces de realizar el sueño de Alejandro y de Napoleón: someter el universo.
Aquel espíritu fatigado se rebelaba contra las lecturas serias, entregándose con deleite a un pasatiempo que le producía fuertes excitaciones de la sensibilidad y de la fantasía.
El efecto que hacía en nuestros cuerpos era el de una llamarada que los azotaba por todos lados: la cara se nos abrasaba como cuando nos asomamos a un horno encendido, y deshechos en sudor, nuestros cuerpos hervían, descomponiéndose la economía entera, desde el instante en que fuertes excitaciones del espíritu dejaban de sostenerla.
El querer de hombre a mujer y de mujer a hombre no cabe dentro de esas excitaciones artificiales de la ideología piadosa.
Como se alimentaba poco y mal, y no tomaba ordinariamente café, por espíritu de ahorro, el moka de castañas y otros indígenas le produjo los primeros días excitaciones nerviosas, que le ponían medio loco.
Bonis se sintió apetecido, se explicó, como a la luz de un relámpago, la escena de aquella noche de los polvos de arroz, leyó en el rostro de su mujer una debilidad periódica, una flaqueza femenina, como sumisión pasajera de la hembra al macho, además una misteriosa y extraña corrupción sin nombre: todo esto lo cogió al vuelo, confusamente, tuvo la conciencia súbita de cierta superioridad interina, fugaz, y enardecido por su propio capricho, por las excitaciones que aquel ocaso interesante de hermosura, o, mejor, de deseo, con que se iluminaba Emma, producía en él, se arrojó a un atrevimiento inaudito, y fue que, de repente, se dejó caer de rodillas delante de su mujer, se le abrazó a las almidonadas blancuras, que crujieron contra su pecho, y con voz balbuciente por la emoción, entrecortada y sorda, dijo mil locuras de pasión habladora, que se desborda primero por las palabras, palabras de lascivia en jerga amorosa, en diminutivos, tal como él las había aprendido de todo corazón en su trato con la Gorgheggi.
Como Ascylto comenzara a entregarse al sueño sin hacer caso de las excitaciones de Psiquis, la doncella comenzó a enmascararle los labios y el rostro entero, tiznándoselo con carbón, sin que el rendido y agobiado varón se enterase.
Y como a pesar de sus excitaciones nadie tenía valor para cometer este parricidio voluntario, tomó su sable con la mano que le quedaba y, después de besarlo repetidamente, lo hundió con todas sus fuerzas en mitad de su pecho.
y nada más, Por fin al cabo de un rato y tras de varias excitaciones de Toribio.
Las excitaciones a su padre para que la vengase no cesaban a ninguna hora.
Escogitando la ocasión, acumulando excitaciones y estímulos, entrando en alianza con el tiempo, que traspasa en sigilo las rocas en connivencia con la gota de agua, evitando la tentación hostil, cuidando la emoción favorable, incipiente y tímida, con esmero solícito, como quien quiere fuego, y para aprovechar una sola chispa que tiene, allega ramillas, y las dispone bien, y distribuye sutil y delicadamente el soplo de sus labios, hasta que la ve levantarse en llamarada: así la idea pura y fría logra arrancar, del corazón remiso, el fuego de amor que la complemente.
Felizmente la Diputación provincial era de casa, y previas unas enérgicas excitaciones de mi secretario, votóse inmediatamente un crédito supletorio para todos aquellos menesteres, y en pocos días quedó el palacio vestido de nuevo, y el coche reemplazado por otro más lucido.
Don Juan, que era sumamente moroso y tranquilo, había cambiado mucho con las enseñanzas y excitaciones de Marta.
-Este que habla tan bien, ¿quién es? -preguntó primero, señalando a un joven alto, de barba negra, de buena figura, pero insulso de expresión, lacio y repugnante, porque se hacía vivaracho y gracioso cuando la pereza meridional estaba pintada en todo él pidiendo a voces silencio, reposo, vida de vegetal, nada de excitaciones cerebrales.
En su casa era Chaves un hombre patriarcal, bondadosísimo, amante de su mujer y de sus hijos pequeñuelos, a quienes mimaba con extremosas ternuras, era en la calle un agitador ardiente que por sucesivas excitaciones y compromisos había llegado a la mayor vehemencia y a la furia desatada, en su casa era pacífico, dulce, creyente, como el que vive dentro de un régimen que no ha de alterarse nunca, en la calle, la pasión sectaria y el fracaso de las tentativas sediciosas le llevaban hasta la ferocidad, en su casa faltábale poco para rezar el rosario con su mujer, y se preocupaba de que sus hijos aprendieran bien el catecismo, en la calle ponía toda su alma y todo su dinero al servicio de una Causa que por medios violentos había de triunfar de la Causa contraria, no le espantaban los ríos de sangre, si en ellos perecía el enemigo.
Aunque Milady hubiera podido prescindir muy bien del sueño, sostenida como estaba por todas las excitaciones que una nueva aventura hacía experimentar a su corazón ávido de intrigas, no por eso dejó de aceptar el ofrecimiento de la superiora: desde hacía doce o quince días había pasado por tantas emociones diversas que, aunque su cuerpo de hierro podía aún soportar la fatiga, su alma necesitaba reposo.
Mas siendo él amante de gloria por carácter, y continuas las excitaciones de su padre y sus amigos, se dedicó al fin a la defensa de las causas, en la que no por grados llegó a la primacía, sino que desde luego resplandeció con brillante gloria y se aventajó mucho a todos los que con él contendían en el foro.
yo espero en Dios que, sin necesidad de previas excitaciones, hasta las piedras de los caminos se hallarán siempre dispuestas en España a levantarse contra los invasores, por numerosos que fueren y lleguen a donde llegaren nuestras desventuras.
-Como habéis visto, todo ha sido una serie de soñolencias interrumpidas por crisis nerviosas, excitaciones cerebrales.
Fatigados con tanto movimiento y alardes de fuerza, choques y excitaciones vanas, Paco y Joaquín, antes que Edelmira, Obdulia y Visita, dejaron de correr y enredar, y muy serios, con la melancolía del cansancio, se pusieron a contemplar la luna que apareció en el horizonte como una linterna en el campo de batalla de las nubes, que yacían desgarradas por el cielo.
En cuanto a las «infames que comerciaban con su cuerpo», como decía Cármenes escribiendo de incógnito los fondos del Lábaro, ¿cómo no habían de ser maltratadas, si diariamente se publicaban excitaciones de este género en la prensa local?.
No hubo modo de reducirla a que dibujara, aunque se unieron a las excitaciones de Leto, las de su padre que había llegado ya con su amigo, cansados de husmear tórtolas en balde.

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