Ejemplos con estruendos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En laSierra del Gallego, en la localidad de Matlaquiahuitl se localiza el cerro del mismo nombre, que segun los lugareños se trataría de un volcán aún no activo conectado al pico de orizaba, ya que segun se oyen estruendos debajo del suelo.
Simultáneamente, el piloto y el copiloto oyeron estruendos, sintieron el impacto, se fue la energía y luego olieron -según dijo el capitán- pájaros en llamas.
Estos corresponden a hogueras con grandes cantidades de salitre en riscos a orillas del mar, que al tocar con el mar producen grandes estruendos y una atmósfera especial en toda la ciudad.
Aquella noche, en medio de una inmensa tormenta, Teodosio escucho unos espantosos estruendos de dentro de la cueva, y alli aparecio Herensuge amenazando con devorarlo.
Desde entonces siempre se habían oído en ella gritos frecuentes, carreras y estruendos, siempre habían gemido las puertas, estremecidas por violentos impulsos, en el fondo oscuro de los corredores.
Yo no tomé más que un huevo y un pastel, alguno de los Principales no fue parco en el devorar, y casi todos se tumbaron luego en las colchonetas, y con sus ronquidos ásperos me recordaban los estruendos de la batalla de aquel día.
Y Felicidad se orgasmaba en estruendos sin fin, como la primera vez que se masturbó y abrazaba el cuerpo avejentado de su hombre legal con tal intensidad que él no cesaba de repetir al venirse: eres eterna.
Esta guerra se manifestaba por sollozos y gritos descompasados en la peroración de los sermones y por rumores y estruendos subitáneos en las casas y calles de la ciudad o dondequiera concurrían gentes.
Algunos viajes hechos por Águeda, oportunamente dispuestos por su madre, la permitieron comparar, a su modo, la idea que tenía formada del mundo con la realidad de él, y como ya para entonces la previsora maestra la había enseñado a leer en las extensas páginas del hermoso suelo patrio, convencióse la perspicaz educanda de que ''dice'' mucho menos la ciudad con sus estruendos, que la agreste naturaleza con su meditabunda tranquilidad.
Óyense hacia el Norte estruendos misteriosos.
Honor de las fuerzas policiacas argentinas, Felipe del Estero acometía entonces una empresa que debiera merecer las canciones del Romancero y aún los estruendos de la Epopeya.
Mientras, la ciudad va refugiándose en la noche, exiliada a pleno día, a pesar de sus estruendos y de sus escándalos, de sus ardidas y de sus fatuidades, porque el enigma tardará mucho tiempo aún en resolverse.
¿Qué pasa en la ciudad? ¿Por qué ha cesado sus murmullos, sus estruendos y sus gritos enclaustrantes? ¿Cuál es el motivo de su fúnebre silencio? ¿Dónde han quedado las vibraciones de su vida cotidiana? ¿Hacia dónde huyeron las excitaciones sonoras y pétreas que la confundían de voces impenetrables? ¿Qué pasa en la ciudad? ¿Qué acontece? ¿Ha transformado sus ropajes de siempre en vestuarios mudos? ¿Ha conmutado su inacabable agitación en quietud sin final? ¿Qué sucede? ¿Es la muerte? ¿Es la conclusión?.
Sin estruendos.
Las paredes de los gigantescos edificios se derrumban en hórridos estruendos.
Tomando por pretexto las pocas aficiones de la novicia a los estruendos mundanos, la marquesa se guardaba muy bien de empujarla hacia ellos, antes, la mantenía discretamente en sus inclinaciones al sosiego, y hasta las explotaba en cuanto la convenía para sus fines particulares.
Su vertiginoso remolino que en líneas verticales y horizontales confundía los estruendos de su escándalo con la agitación de quienes se devanaban por llegar puntuales a sus trabajos, semejaba algo simpático.
El escándalo de siempre, los estruendos citadinos, antes inadvertidos y las mismas voces ligeramente variadas por el estado de ánimo que las embargaba.
Ellas son escritas bajo la fascinación de los sonidos, y tal vez no me equivoco, si digo que son ecos o estruendos de la orquesta.
La fuerza del deseo, el amor a la tierra nativa, el profundo aunque acallado dolor de abandonarla, me hicieron ver en aquel instante los perfiles de sus montañas, y el mar cuyos estruendos habían arrullado los mejores sueños de mi vida.
De pronto, el mundo entero ante mis ojos, el mundo, con sus estruendos, sus confusiones, sus azares, sus halagos, sus inclemencias, sus risas, sus dolores, sus grandezas, sus miserias.
¿y cómo no entretenerme y fascinarme a mí, sencillote aldeano, tal revoltijo de cosas, estruendos, jerarquías y colores?.
Ni perdona a los estruendos marciales en armadas por la mar, en ejércitos por tierra, suspensión del mundo, empleo mayor de la fama, ya engañada y ya engañosa.

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