Ejemplos con equilibrio

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Un fluido tixotrópico es un fluido que tarda un tiempo finito en alcanzar una viscosidad de equilibrio cuando hay un cambio instantáneo en el ritmo de cizalla.
El médico construye el conocimiento necesario para definir la situación, y entender el mecanismo del equilibrio de la salud así como el de su pérdida y planificar las acciones necesarias para el manejo de esta situación problemática.
En todos los casos se defiende el equilibrio comunitario, amenazado por las leyes civiles y religiosas de la Revolución.
A priori esperaríamos que el viento fluyera de estas zonas de mayor presión a las de menor pero, al igual que sucede con el viento geostrófico, interviene la fuerza de Coriolis, que desvía el viento hasta que se produce un equilibrio entre el gradiente de presión y Coriolis.
La fachada es, por tanto, asimétrica, sin embargo, las tres crujías principales sí que observan el equilibrio en la distribución de los huecos, con una portada axial y el mismo número de vanos hacia ambos lados.
En los últimos coletazos del siglo V, la situación de equilibrio de fuerzas en la Galia se había debilitado debido al ascenso de un nuevo poder en el escenario, llamado Clodoveo, que estaba llamado a ser el germen del poder hegemónico en el occidente europeo, heredero del antiguo Imperio Romano de Occidente.
¿Qué otra cosa es la inteligencia normal humana sin tentación al desorden y torpeza de coordinación? Apenas levanta la cabeza, el hombre trastrueca todo el bien concertado sistema de finalidades con que el universo se sustenta en equilibrio, y él mismo se erige centro del universo y foco de todas las finalidades.
La súplica y el acento me repusieron en mi equilibrio habitual.
Pero es que la inteligencia extraordinaria, los sentimientos nobilísimos y fuera de lo común, la peregrina aptitud para producir belleza, ¿no son anormalidades, enfermedades, como la perla es una enfermedad de la ostra? La materia en equilibrio, en inercia, es realidad a medias.
Toda igualdad de condiciones es en el orden de las sociedades, como toda homogeneidad en el de la Naturaleza, un equilibrio instable.
Levemente frunció el ceño el novio, que no en vano había corrido cuarenta y pico de años de la vida cercado de gentes de festivo humor y fácil trato y huyendo de las escenas de lagrimitas y de lástimas y disgustos que alteraban por extraño modo el equilibrio de sus nervios, desagradándole como desagrada a las gentes de mediano nivel intelectual el sublime horror de la tragedia.
Las pizarras se esparcían en menudos fragmentos, los sillares se desmoronaban, el cuadro de piedra de un ventanal se mantenía suelto y en equilibrio como un bastidor.
Ulises iba a exponer rudamente sus dudas sobre el equilibrio mental de la enfurruñada viuda, cuando les interrumpió la doctora.
Los grandes devoradores marinos eran los que restablecían el equilibrio y el orden.
Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América y el honor ya dudoso y lastimado de la América inglesa, y acaso acelerarán y fijarán el equilibrio del mundo.
Y aquel dolor de vivir sin cariño, y sin derecho para inspirarlo ni aceptarlo, puesto que estaba ligado a una mujer a quien no amaba, aquel dolor que no dormía, ni tenía paces, ni le quería salir del pecho, y le tenía la fantasía como apretada por serpientes, lo que daba a todo su música un aire de combate y tortura que solía privarla del equilibrio y proporción armoniosa que las obras durables de arte necesitan, aquel dolor, en un espíritu hermoso que, en la especie de peste amatoria que está enllagando el mundo en los pueblos antiguos, había salvado, como una paloma herida, un apego ardentísimo a lo casto, aquel dolor, que a veces con las manos crispadas se buscaba el triste músico por sobre el corazón, como para arrancárselo de raíz, aunque se tuviera que arrancar el corazón con él, aquel dolor no le dejaba punto de reposo, le hacía parecer a las veces extravagante y huraño, y aunque por la suavidad de su mirada y el ardor de su discurso se atrajese desde el primer instante, como un domador de oficio, la voluntad de los que le veían, poco a poco sentía él que en aquellos afectos iba entrando la sorda hostilidad con que los espíritus comunes persiguen a los hombres de alma superior, y aquella especie de miedo, si no de terror, con que los hombres, famélicos de goces, huyen, como de un apestado, de quien, bajo la pesadumbre de un infortunio, ni sabe dar alegrías, ni tiene el ánimo dispuesto a compartirlas.
¡El aumento de unos reales en el jornal! Remedios del momento, cataplasmas que de nada sirven al enfermo, pues al poco tiempo se restablece el fatal equilibrio, aumentándose el precio de los productos, y el trabajador, con más dinero en la mano, se ve tan necesitado como antes.
No, si nos permiten vivir tranquilos, es porque esas potencias omnipotentes, con sus ambiciones y celos, guardan cierto equilibrio.
Silencio profundo Doscientos ojos escrutadores se fijan en la elegida, e Isabel Mazacán le envía desde lejos un irónico saludito de enhorabuena Currita se muerde los labios y aparecen istrías sanguinolentas en torno de sus pupilas, un pedacito de encaje del pañuelo resbala por la seda de su falda y cae sobre la alfombra Tras el telón, Butrón se azora de nuevo, Pulido murmura: ¡Lo dije! , y el tío Frasquito desiste de velarse el rostro con las manos por miedo de perder de nuevo el equilibrio Diógenes ha desaparecido de la concha La marquesa de Butrón prosigue:.
Realizaba un esfuerzo de voluntad, como el que va a arrojarse de una altura, y siguiendo el borde de la acequia, con paso ligerísimo y el equilibrio portentoso que da el miedo, pasaba veloz ante la taberna.
Murmullo general de aprobación Brusco movimiento de Currita y repentina llamarada de ira, de rabia reconcentrada presta a desbordarse en sus claras pupilas Tras el telón, Butrón sonríe satisfecho y Pulido suspira desahogado, el tío Frasquito, sorprendido y acongojado al ver a su reina destronada, pierde el equilibrio y se agarra al telón, poniendo en riesgo el que guardan sus compañeros: mudos ademanes y miradas furibundas de estos le llaman al orden En la concha, Diógenes hace una mueca que quiere decir: ¡Estáis frescos! , y prosigue riéndose solo La marquesa de Butrón continúa leyendo:.
Butrón comenzó a exponer el proyecto, como si fuese desconocido de todos los presentes, haciendo caso omiso de la junta y presentando con grande habilidad la fiesta deseada, como el eje sobre que había de girar la ejecución del proyecto, la restauración del trono, la felicidad de España y la paz del mundo y el equilibrio europeo.
Y aquella frente elevada, de abultados parietales, que reclamaba para sí el dicho de la zorra al busto: , tenía, en efecto, actitudes magníficas cuando, surcada por un pliegue vertical, se inclinaba, como en aquel momento, al excelentísimo señor don Juan Antonio Martínez, ministro de la Gobernación, y le decía con el aire de Bismarck a Gortschakoff, al establecer entre ambos el equilibrio europeo:.
Por detrás de la barrera iban los chulos de la plaza, con sus blusas rojas, abrumados bajo el peso de las capas de brega, repugnantes andrajos manchados de sangre, y por los tendidos, haciendo prodigios de equilibrio, filtrándose por entre el compacto gentío, avanzaban los vendedores de gaseosas con el cajón al hombro, pregonando la limonada y la cerveza, y los con un capazo a la espalda, llenando de altramuces y cacahuetes los pañuelos que les arrojaban desde las nayas y devolviéndolos a tan prodigiosa altura con la fuerza de un proyectil.
Entraron en la plaza las banderas de los gremios, llevando en su remate la imagen del santo patrón del oficio, y era de ver el entusiasmo con que aplaudía el público los prodigios de equilibrio de los portadores sosteniéndolas enhiestas sobre la palma de la mano, moviéndolas a compás del redoble de los enormes y viejos tambores que hacían sonar los toques de los tercios obreros en la guerra de las Germanías.
Es que la conciencia se me ha subido aquí al cuello, a la cabeza, y me pesa tanto, que no puedo guardar bien el equilibrio Déjame que me prosterne ante ti y ponga a tus pies todas mis culpas para que las perdones No te muevas, no me dejes solo, por Dios ¿A dónde vas? ¿No ves mi aflicción?.
En vez de rehuir las obligaciones de su casa, Fortunata hacía por extenderlas y aumentarlas, conociendo que el trabajo le ayudaba a sostenerse en aquel equilibrio, sin balances de dicha, pero también sin penas, el corazón adormecido y aplanado, como bajó la acción de un bálsamo emoliente.
Y yo he de poder poco o le he de recortar a usted el corazón, para que haya equilibrio.
La idea del señorío enderezó su espíritu, que estaba como columna inclinada y próxima a perder el equilibrio.
Falta equilibrio y el mundo parece que se cae.

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