Ejemplos con ensueño

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ahora contemplaba una catarata luminosa y espumeante rodando en el fondo de su ensueño, y podía al fin caminar, aproximarse a ella, viéndola a cada paso más grande, sintiendo en su rostro la fresca caricia de la humedad.
Era más bien un ensueño plácido, en el que su cuerpo se dilataba con estiramientos de voluptuosidad y su imaginación corría por los risueños horizontes del optimismo.
Belarmino se incorporó, con las brumas del ensueño desparramadas todavía en las pupilas.
Él es el héroe epónimo en la epopeya de la especie, él es el inmortal protagonista, desde que con su presencia inspiró los débiles esfuerzos de racionalidad del hombre prehistórico, cuando por primera vez dobló la frente obscura para labrar el pedernal o dibujar una grosera imagen en los huesos de reno, desde que con sus alas avivó la hoguera sagrada que el arya primitivo, progenitor de los pueblos civilizadores, amigo de la luz, encendía en el misterio de las selvas del Ganges para forjar con su fuego divino el cetro de la majestad humana, hasta que, dentro ya de las razas superiores, se cierne deslumbrante sobre las almas que han extralimitado las cimas naturales de la humanidad, lo mismo sobre los héroes del pensamiento y del ensueño que sobre los de la acción y el sacrificio, lo mismo sobre Platón en el promontorio de Súnium, que sobre San Francisco de Asís en la soledad de Monte Albernia.
Juguete de su ensueño, ella ceñía cada mañana a su frente pálida la corona de desposada y suspendía de su cabeza el velo nupcial.
Le estorbaban los seres reales, como los inoportunos ruidos que despiertan de un ensueño hermoso.
De pronto, el frío de la habitación mordía en sus carnes, despertándola de este ensueño tropical.
Esta doble imagen, que se separaba y se juntaba caprichosamente con las inverosimilitudes del ensueño, decía siempre lo mismo.
¡Bah! ¡Bah!silbó de nuevo Perico, indicando su desdén hacia todo sentimentalismo, ensueño o análoga nimiedad amorosa.
Todo lo nuestro habrá sido un hermoso ensueño Déjame sola.
Su participación en el movimiento revolucionario, su agitación en las emigraciones cubanas, su recorrido por todos los países en los cuales creyó que podía encontrar un eco simpático al pensamiento revolucionario y su dedicación absoluta y definitiva a dar cuerpo a ese pensamiento y a su ensueño, ¿qué son sino una cosa que está en la memoria y en el corazón de todos nosotros y que no necesita ser repetida, que no debe ser repetida, porque la repetición no sería ciertamente excusable, sería incuestionablemente vana y presuntuosa?.
Era un ensueño querer guiar al pueblo mansamente, pasito a paso: había que correr, que saltar, derribando lo que aún quedase por delante.
¿A qué el reparto desigual de los víveres, la división de castas, la competencia en el trabajo, y sobre todo, la lucha por la existencia, que los filósofos y poetas de la clase explotadora pintaban como una condición indispensable de progreso? El comunismo era la santa aspiración de la humanidad, el ensueño divino del hombre desde que comenzó a pensar, en los albores de la civilización.
No quiso dormir más, como si temiera sufrir de nuevo las negras pesadillas del ensueño.
Creía contribuir a la revolución futura formando hombres, y al despertar de su ensueño se encontraba con criminales vulgares.
El endiablado ensueño aún la tenía trastornada.
Villamelón, sin embargo, había realizado su ensueño, porque su esposa prolongó su estirpe añadiéndole una niña y un niño, y la renta de él, que, según su frase, daba para comer, se unió a la de ella, que daba a su vez para cenar, para comer y cenar, se entiende, con todas las opíparas reglas del arte, porque Villamelón honró siempre su precocidad dentífrica y el trinchante de oro macizo, regalo de su augusto padrino, siendo glotón a la vez que gastrónomo, a la vez que , un tonel sin fondo en cuanto a la cantidad de lo que bebía y engullía, y un inteligente Brillat-Savarin en cuanto a la calidad y modo de lo que engullía, sordo siempre a los clamores de la indigestión, que de cuando en cuando se encargaba de predicar moral a su estómago.
Después salía un lobo a morderla, con un hocico que recordaba vagamente al odiado , y reñían los dos animales a dentelladas, y salía su padre con un garrote, y ella lloraba como si la soltasen en las espaldas los garrotazos que recibía su pobre perro, y así seguía desbarrando su imaginación, pero viendo siempre en las atropelladas escenas de su ensueño al nieto del tío , con sus ojos azules y su cara de muchacha cubierta por un vello rubio, que era el primer asomo de la edad viril.
Aquella vida siempre dada al ensueño, siempre mecida en los columpios de la fantasía, alimentada y nutrida con platillos lamartinianos, era desviada, acaso perniciosa, pero ¡ay! tan bella, que cada hora, suya se me antojaba como el canto de un poema sublime cuyas delicadezas y excelsitudes nos arrancan de esta pobre vida terrena y nos llevan a vivir en un mundo ideal, me parecen como una sinfonía adormecedora, algo como la música de los grandes maestros, así como de Mozart, Beethoven o Wagner, que nos saca de la penosa y prosaica vida material y por breves horas nos hace felices, aniquilando en nosotros todo dolor, todo fastidio.
De aquel ensueño me sacaba la voz del Rector o el toque de en la cercana Catedral.

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