Ejemplos con enemigas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En un último intento por salvar a los sobrevivientes, alrededor de las cuatro de la tarde, O'Higgins y sus soldados se lanzaron a la carga abriéndose paso a través de las líneas enemigas.
La responsabilidad táctica principal de los fantasmas es localizar las estructuras o unidades enemigas y eliminarlas invocando vainas de lanzamiento o armas nucleares tácticas.
Cruzaron el Gilrain, entrando a Lebennin, y dispersaron a las huestes enemigas que huían.
La superioridad numérica de las fuerzas porteñas hizo inútil el éxito de los hombres de Levalle, que varias veces logró tomar las posiciones enemigas, pero fue rodeado y obligado a retirarse otras tantas veces.
Buck pensó que la acción era contra dos unidades enemigas al divisar al Tannenfels.
En la oscuridad de la noche se introduce en las líneas enemigas, les rocía con petróleo y prende fuego.
Fuerzan con entusiasmo el combate cuerpo a cuerpo en el medio de las fuerzas enemigas, de modo que su hedor pueda surtir efecto lo más rápido posible.
Sentíase bárbaro, implacable, como uno de aquellos Febrer leones del mar, que saltaban a las playas enemigas, matando para no morir.
Porque resulta que los gobiernos al uso, ya porque se les defiende, ya porque no se les pegue con mucha fuerza, lo mismo necesitan ser rumbosos con sus huestes que con las enemigas.
Rectángulos de tierra apisonada marcaban el emplazamiento de las baterías enemigas antes de retirarse.
Nuestros aviadorescontinuó el artillero cortéshan tomado esta mañana algunas vistas de las posiciones enemigas.
Los jinetes corrían en pelotones por los bosques, empujando a los rezagados y haciendo frente a las avanzadas enemigas.
Que perteneciesen a dos naciones enemigas nada significaba.
Ocho mil genoveses quedaban en el fondo del mar, y las naves vencedoras volvían a Barcelona con tres mil quinientos prisioneros y cuarenta y una galeras enemigas.
Se murió de unas fiebres enemigas, que le empezaron con grandes aturdimientos de cabeza, y unas visiones dolorosas y tenaces que él mismo describía en su cama revuelta, de delirante, con palabras fogosas y desencajadas, que parecían una caja de joyas rotas, y sobre todo, una visión que tenía siempre delante de los ojos, y creía que se le venía encima, y le echaba un aire encendido en la frente, y se iba de mal humor, y se volvía a él de lejos, llamándole con muchos brazos: la visión de una palma en llamas.
Eran gentes enemigas, vecinos a los que no saludaba nunca.

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