Ejemplos con encumbrados

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Su llegada a la Nueva Granada, según la tradición familiar, se deriva de un incidente presentado en la Corte de España, cuando, actuando como Cadete de la Real Caballería y gentilhombre de cámara de Carlos III, impidió la entrada en el real despacho de uno de los mas encumbrados títulos de España.
La tolerancia se extendía hasta a los no musulmanes, como los cristianos y judíos que ocupaban los niveles más encumbrados del gobierno únicamente gracias por su capacidad.
Luego de alejar uno a uno a los militares más encumbrados, el ejercito no tenía otra cabeza que la suya, ejerce de ministro de guerra, instructor de tropas, comandante en jefe, juez supremo militar, director de la fábrica de armamentos, carecía de escuela militar, por lo tanto de oficiales de alto rango capacitados, en el ejercito de su tiempo nadie llegaría a mayor rango que capitán.
Algunos detractores senalan que era un gobierno corrupto, al permitir que algunos de sus más encumbrados funcionarios, como el jefe de la avanzada presidencial, Pepe Goico, hicieran un uso indebido e inescrupuloso de recursos estatales asignados a tareas especificas.
Los majos y majas toman parte crucial en este asunto al ser la más pura representación de la sociedad española, al punto de que los aristócratas encumbrados llegan a vestirse como ellos para participar de sus fiestas.
Género de político podría llamarse al afanoso remedo de cuanto hacen los preponderantes y los fuertes, los vencedores y los afortunados, género de abdicación servil, como en la que en algunos de los encadenados para siempre a la tortura de la sátira por el libro de Thackeray, hace consumirse tristemente las energías de los ánimos no ayudados por la Naturaleza o la fortuna, en la imitación impotente de los caprichos y las volubilidades de los encumbrados de la sociedad.
! Ni aunque uno se suba encima de los encumbrados puede alcanzar a ver dónde está ese reino.
! Ni aunque uno se suba encima de los encumbrados puede alcanzar a ver dónde está ese reino».
Los taciturnos balnearios, los encumbrados chalets y los hoteles, grandes y chicos, después de recoger y amontonar sus cachivaches y dar una escobada a los suelos, cerrason sus puertas y ventanas, y hartos de huéspedes volanderos y de sus algaradas y trapisondas, dispusiéronse a dormir, entre los horrores de la digestión y en aquella soledad que parecería la de las tumbas sin el bramar continuo del enfurruñado Océano, el sueño de las marmotas hasta los primeros calores del venidero estío.
Las blancas y perfumadas flores del aire de las islas paranaenses, las esbeltas y verdes palmeras de Morería, los encumbrados y robustos cedros del Líbano, los banianos de la India, cuyos gajos cayendo hasta el suelo, toman raíces, formando vastísimas galerías de fresco y tupido follaje, crecen en los invernáculos de los jardines zoológicos en Londres y París.
Las esbeltas palmeras, empinándose como fantasmas en la noche umbría, la vegetación pujante renovándose siempre por la humedad, los naranjeros, que por doquier brindan su dorada fruta, las enmarañadas enredaderas, vistiendo los árboles más encumbrados hasta la cima y sus flores inmortales todo el año, fresco musgo tapizando los robustos troncos, el liquen pegajoso, que con el rocío matinal brilla, como esmaltado de piedras preciosas, las espadañas, que se columpian graciosas, agitando al viento sus blancos y sedosos penachos, las flores del aire, que viven de las auras purísimas, embalsamando la atmósfera, cual pebeteros de la riente natura, las aves pintadas de mil colores, cantando alegres a todas horas, los abigarrados reptiles serpenteando en todas direcciones, los millones de insectos que murmuran en incesante coro diurno y nocturno, el agua siempre abundante para consuelo del sediento viajero, y tantas, y tantas otras cosas que revelan la eternal grandeza de Dios, ¿dónde están aquí?, me preguntaba yo, soliloqueando por entre los carbonizados y carcomidos algarrobos.
Ninguna de ellas ejercía la industria por ascenso: todas habían bajado hasta ella desde los puestos más encumbrados en armas, en nobleza y en dinero, siendo de notar que cuantos más humos revelaba una señora de esta clase, menos fuego calentaba su cocina.
Pedro Calderón de la Barca estos mismos encumbrados breñales, en su drama Amar después de la muerte!.
En las cartas de julio de Goncourt se ve la lucha del ingenio original, valiente y digno, con la sordera de la ignorancia ambiente, con la indiferencia afectada de los charlatanes de los periódicos, encumbrados gracias a la buena administración de la empresa que se procuró muchos suscritores, se ve la lucha del espíritu innovador, sincero y fuerte, con los apóstoles del cliché retórico y con los arúspices del sentimentalismo oficial, manifestación asquerosa del cinismo más torpe.
Pero entre todas las plañidoras había una que era la categoría, el non plus ultra del género, y que sólo se dignaba asistir a entierro de virrey, de obispos o personajes muy encumbrados.
Todo lo vulgar encuentra fervorosos adeptos en los que representan los intereses militantes, sus más encumbrados portavoces resultan esclavos en su clima.
De aquí además el que haya tantos y tantos que aspiren a ejercerla, creyéndose con títulos iguales o superiores a los más encumbrados.
Para Costancita, que, por sí y por su marido, se creía de la prosapia más esclarecida y que había vivido y resplandecido en los círculos más encumbrados de París y de Londres, nada de lo dicho podía perturbar el endiosado corazón.

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