Ejemplos con encogimiento

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El agregado de un defloculante permite que el contenido acuoso sea mínimo, lo que disminuye su encogimiento.
El armado caballero perdía su encogimiento filial.
Se aproximaba a él tímida, vacilante, pero sin rubores que alterasen su palidez, como si lo extraordinario de las circunstancias hubiese vencido a su antiguo encogimiento.
La sonrisa despectiva y el encogimiento de hombros con que le contestó Febrer devolvieron al muchacho su aspecto alegre.
¡Miedo! Esta palabra bastó para que Febrer saliese de su encogimiento suplicante y mirase con soberbia a los rivales sentados ante él.
¡Allí él esperando con los otros, como un simple pretendiente, sin atreverse a entrar en una casa que era suya! Febrer contestó con un encogimiento de hombros.
No delataba el aplomo del cura conquistador ni el hipócrita y meloso encogimiento del curilla faldero.
Ni se dignó fijar sus ojos en este civil que marchaba al lado de un teniente con encogimiento de prisionero.
¡La modestia del rudo señor Desnoyers después de estas reflexiones! Su familia sintió asombro al ver el encogimiento y la dulzura con que se movía dentro de la casa.
Los había visto mucho más grandes en las pescas de alta mar, pero con un encogimiento imaginativo, suponía que la lámina azul del estanque era toda la masa del Océano, los pedruscos del fondo montañas submarinas, y él, aplastando su personalidad, se hacía del tamaño de las pequeñas víctimas que bajaban hasta los tentáculos devoradores.
Esta pareció dilatarse a impulsos de la confianza, perdiendo su encogimiento hostil.
No había podido obtener Pilar que Lucía la acompañase al salón de Damas, cortedad y encogimiento de niña educada en provincia se lo vedaban, haciéndole temer más que al fuego a aquellas mujeres curiosas que examinarían su tocado como el diestro confesor los repliegues de la conciencia del penitente.
¡Usted siempre tan inglés, tan inglés!pronunció sin turbación ni encogimiento el mancebo.
Y al bajar despacio los encerados y resbaladizos escalones, dijo con un resto de encogimiento y meticulosidad provinciana:.
Es el mismo encogimiento medroso y vengativo con que los presidiarios saludan a sus jefes.
No obstante tanta bravura, Maltrana notaba en él cierto encogimiento al llevarse la mano a la gorra para saludar cierta timidez felina en los ojos cuando algún superior le dirigía la palabra.
Después de largos titubeos avanzó al fin con cierto encogimiento.
Salieron de la casa con cierto encogimiento, sin atreverse a mirar los muebles y los cuadros, modesta decoración reunida al azar cuatro años antes.
Rico por sus padres, vivía sin el encogimiento egoísta que desluce tanto a un hombre joven, mas sin aquella angustiosa abundancia, siempre menor que los gastos y apetitos de sus dueños, con que los ricuelos de poco sentido malgastan en empleos estúpidos, a que llaman placeres, la hacienda de sus mayores.
Allí sus esperanzas puras de otros tiempos, sus agonías de esposo triste, el desorden de una mente que se escapa, el mar sereno luego, la flora toda americana, ardiente y rica, el encogimiento sombrío del alma infeliz ante la naturaleza hermosa, una como invasión de luz que encendiese la atmósfera, y penetrase por los rincones más negros de la tierra, y a través de las ondas de la mar, a sus cuevas de azul y corales, una como águila herida, con una llaga en el pecho que parecía una rosa, huyendo, a grandes golpes de ala, cielo arriba, con gritos desesperados y estridentes.
Ni nadie afectaba, al saludarla en público, encogimiento y moderación mayores.
¡Él, convertido en verdugo de un ángel! ¡Y aquel ángel era su mujer, y Cristina le echaba en cara su crimen después de haber visto la aspereza humillante con que le trataban las de Lizamendi! Prefirió acoger en silencio el ataque, sin más protesta que un encogimiento de hombros.
Es más: hasta notaba cierto encogimiento humilde en los representantes de la religión cuando se encaraban con la ciencia, un deseo de agradar, de no ser rechazados, de infundir simpatía con soluciones conciliadoras para que el dogma no quedase en tierra privado de asiento en aquel tren de rapidísima marcha que llevaba a la humanidad hacia el porvenir con el vértigo de los nuevos descubrimientos.
Habíasele presentado este disimulando, bajo su arrogante petulancia, el encogimiento y la especie de miedo receloso que suelen infundir los jesuitas a las personas mundanas que sólo les conocen por las mil patrañas que en pro y en contra de ellos corren contadas o escritas.
¿Te aflige que yo me case? ¿Sientes el modo informal? ¿No lo comprendes bien, inocentona? ¿No caes en que ese bárbaro, egoistón, de Pepe Güeto, presume, y no sin razón, de ser un real mozo, y todo el furor que ha tenido y tiene aún contra mí, estriba en que anhelaba que yo me hubiese enamorado de él por lo triste y por lo serio, y me hubiese puesto a suspirar y a llorar, sin pensar más que en él y no en divertirme? ¿No ves que él se ha enamorado y que su rabia es que no me cree tan enamorada ni tan capaz de enamorarme, porque no hago pucheros y no aburro con lágrimas y sublimidades? ¿Y no calculas, por último, que yo le quiero también? Si no, ¿me casaría? Ya casada, vencido el natural encogimiento que debo guardar, le demostraré mi ternura, y le haré ver que hay un tesoro de ella en mi alma, aunque escondido entre burlas y alegrías, y cuando vea el tesoro, y le goce, y conozca que es suyo, y mejor que cuanto podía él soñar, ha de conocer que no es mi corazón de corcho sino de almíbar y jalea, y se ha de poner como jalea y como almíbar, y ha de bailar y reír de gusto, declarando y confesando que se compaginan bien los regocijos con el verdadero amor, y las risas con la ventura más seria y más grave en el fondo.
Impresionó penosamente a la compasiva Jacinta aquella estampa de miseria en traje de persona decente, y más lástima tuvo cuando le vio saludar con urbanidad y sin encogimiento, como hombre muy hecho al trato social.
Su amigo , que a veces le acompañaba, indújole a romper la reserva que su encogimiento le imponía, y Maximiliano conoció a algunas que había visto más de una vez y que le habían parecido muy guapetonas.
Estas cosas ponían a Fortunata de mal humor, y su encogimiento crecía.
Su aire de modestia, su encogimiento, que era el mejor signo de la conciencia de su inferioridad, hacíanla en aquel instante verdadero tipo de mujer del pueblo, que por incidencia se encuentra mano a mano con las personas de clase superior.
Era como un retroceso a la edad en que estudió los primeros años de su carrera, y aun parecía que se renovaban en él las ideas de aquellos lejanos días, y con las ideas el encogimiento en el trato, la sobriedad de palabras y la falta de iniciativa.

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