Ejemplos con encantaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Su padre, el Senador William Rupert Davies era dueño de un períodico y le encantaba la lectura por lo que Davies hijo leía todo lo que caía en sus manos.
Tercer y último nivel, Ryoma lo define y Nanjirou lo corrobora como Realmente me encantaba el tenis después de todo.
El boiguaçu, una serpiente que vivía en una oscura cueva, era el único animal capaz de ver a oscuras, así que saca ventaja de la situación y decide comer la parte que más le encantaba, los ojos.
Pero, su hermana, Oyá, tenía envidia de la relación de la santa con su amado Shango, y por eso ella intento vengarse, y para ello, se hizo amiga íntima de Obbá, y ella le enseñaba a hacer ricos guizos para su esposo, y un día la engañó, diciendo que a Shango le encantaba las orejas, y por eso, Obbá se las cortó, y las guizó con harina de maíz, Shangó, al descubrir esto, la repudió con ira, pero, le dejó en claro que ella sería su legítima esposa, la primera de ellas, y la orisha, por vergüenza, corrió donde su padre Obbatalá, y en eso, lloró tanto, que creó ríos y lagunas con sus lágrimas, al ver Babá esto, le dio permiso para ir a vivir con los muertos, donde nadie la iba a molestar, desde ahí, ella usa una careta, y muy pocas veces baja, y no baila.
Posterior a su muerte se menciona a Cartagia en la siguiente temporada cuando una sirvienta centauri le reconoce a Londo que Cartagia le encantaba tener sexo con ella usando sus vestidos, lo que indicaría que Cartagia era travesti.
Su hijo Robin, a quien le encantaba la cortesía que acarreaba el título de Marqués de Tavistock, dirigió la mansión junto con su esposa, en ausencia de su padre.
Fue una mujer que adoraba la compañia de los hombres en todas las formas, le encantaba estar rodeada de talentos, energía e ideas.
Si bien sus papeles cinematográficos no tenían un lugar de privilegio dentro de su currículum, a Néstor le encantaba contar que la pantalla grande lo había tenido en Yo juego al PRODE, ¿y usted?, en La fiesta de todos y en Te rompo el rating, donde hacía de comentarista de fútbol.
Sin embargo, a Maggie le encantaba el oso, y su padre no es capaz de quitárselo para entregárselo a Burns, aunque su jefe le había prometido una gran suma de dinero.
Sólo le enseñaron los mejores maestros y eruditos, y a él le encantaba leer y aprender de todo.
Pero, sobre todo, le encantaba organizar y presidir repartos de regalos a soldados, niños y madres humildes.
A la gente le encantaba ir a escucharlo tocar pues tocaba una música muy celestial.
Me encantaba cómo hablaba Minguito Tinguitella, el personaje que hacía Juan Carlos Altavista.
Le encantaba ir a la boca del rierol, lugar donde vivían todos los genoveses.
Siegel nombró el resort después que su novia Virginia Hill, quién le encantaba jugar en los casinos y en la que tenia como apodo Flamingo--- un sobrenombre que Siegel le puso, debido a sus largas piernas.
Además, como le encantaba ir al teatro, en varias ocasiones las funciones se dedicaron a obras de beneficio social y las señoras de sociedad organizaban actividades para juntar fondos para la causa que ella quisiera.
Stan Laurel reconoció que odiaba llorar cuando Hardy le regañaba por su incompetencia, pero Roach le obligó a hacerlo porque al publico, al parecer, le encantaba.
Le encantaba comer repollos, beber cerveza e ir a la sauna.
Lo que la encantaba era la locura misma que D.
Y no menos la encantaba, no por ella, que en esto no tenía vanidad, sino por su marido, el que, cuando ella apareciese en Madrid, estuviese el título sacado, y la pudiesen llamar señora marquesa.
Enrique, a quien el trato de doña Luz encantaba, si no un plan, una ilusión, una esperanza, algo de un porvenir meramente amistoso, aunque lleno de ternura.
Anselmo era además un parlanchín de siete suelas, y nada le encantaba más que el que le oyesen.
Angelina se encantaba con las leyendas del afamado poeta: A buen juez, mejor testigo , La Pasionaria , Margarita la Tornera.
Pero lo que a Juanito le encantaba más en su parroquiana era la sonrisa y aquella dentadura que en el fondo carmesí de la boca brillaba nítida, igual, sin una picadura, sin una pieza saliente, como esas muestras perfectas que los dentistas colocan en sus escaparates.
La vista de la sierra lejana suspendía su atención, y le encantaba un momento con aquellos brochazos de azul intensísimo y sus toques de nieve, pero muy luego volvía los ojos al Sur, buscando los andamiajes y la mole de las Micaelas, que se confundía con las casas más excéntricas de Chamberí.

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