Ejemplos con empleo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Belarmino, en virtud de la reciprocidad de entrambos vocablos, y para evitar confusiones, había fijado a la inversa, para su uso, el empleo y significación de cada uno de ellos, y cuando decía el cosmos, quería decir el diccionario, y cuando decía el diccionario, quería dar a entender el universo.
Total, que gana más dinero que yo, y a pesar de esto, se cree postergado en su cargo ¡Un empleo tan hermoso! ¡Marchar en las grandes procesiones al frente de todos, junto a la gran manga de la Primada, con una horquilla forrada de terciopelo rojo para sostenerla si es que cae, y vestido con un ropón de brocado escarlata, como un cardenal! Hasta se parece en ese traje, según dice el maestro de capilla, que sabe mucho de tales cosas, a un tal o no sé cómo, que hace siglos vivía en Italia y bajó al infierno, escribiendo su viaje en verso.
Los médicos me dicen que abandone este empleo, pero lo que yo contestó: ¿quién me mantiene? Usted, compañero, ha entrado en la buena época.
Cada vez que un diputado o el grande elector en su nombre da un empleo, el agradecimiento no es seguro en quien le recibe, pues éste puede creer que harto ganado le tiene.
¡Que se venga! ¡Que no siga estudiando! Aquí le buscaremos un empleo, cualquier destino en que se gane alguna cosa.
¿Decirles que tenía yo empleo en la hacienda de Santa Clara? ¡Quién pensaba en eso!.
Así las cosas, corrían los días y las semanas, y el empleo deseado no venía.
Castro Pérez había despedido a su escribiente, y en atenta carta avisaba a mi maestro que el empleo estaba a mi disposición.
Nada digas a Castro Pérez de eso del empleo en Santa Clara.
Tendré mucho gusto en darle a usted el empleo.
Los que gozan de un empleo ganan poco, tal vez quien trabaja más tiene sueldo más corto.
¿Y si la calumnia aquella, corriendo de boca en boca, llegaba a oídos del señor Fernández? Este me cerraría las puertas de su casa, me negaría el empleo, ordenaría que me vigilasen los demás empleados.
El doctor me ha conseguido un empleo, muy bueno, en la hacienda de Santa Clara, que, como tú sabes, es del señor Fernández, el papá de Gabrielita, tu compañera de Conferencia.
Haré que el señor Fernández estime mi empeño y mi laboriosidad, y, si mis ilusiones no se malogran, este empleo será el medio más apropiado para conseguir la felicidad, es decir, para que pueda yo unir mi suerte a la tuya.
Tendría yo en la hacienda casa y comida, los tiempos mejoraban, y era del caso aprovechar la buena suerte, pero la idea de abandonar a mis tías, aunque fuese para atender a sus necesidades de un modo más amplio, me atormentaba, me llenaba de angustia, y no dejaba de aterrorizarme el pensamiento de que en el prometido empleo me sería necesario tratar con personas que no me estimaran, que acaso no me conocían, y de las cuales tendría yo que sufrir menosprecio y maltrato.
¡Sí, pues buena se pondría doña Lupe si él le contara su aventura y el empleo que daba a sus ahorros! Valía más callar, y adelante.
Y por dicha suya, no tenía que calentarse la cabeza para discurrir el empleo de sus sobrantes, pues allí estaba su hermana Candelaria, que era pobre y se iba cargando de familia.
Reconociendo que le eran las tres muy superiores por la crianza y el acertado empleo de palabras finas, a veces quedábase a oscuras de lo que hablaban, y sólo asentía con movimientos de cabeza.
Y cuando, al despedirse, Ido le dio su nombre, agregando que era profesor de primeras letras en las escuelas católicas, Maximiliano discurrió que no estaba en armonía la humildad del empleo con el saber y la destreza dialéctica que aquel individuo mostraba.

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