Ejemplos con embravecido

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En su segunda salida encontró un tiempo realmente malo, mar embravecido e incluso un tifón, lo que le hizo perder la orientación y adentrarse más de lo deseado en aguas enemigas.
Seguramente, por esta razón, los chilotes jamás temen al mar embravecido, a pesar que la mayoría de ellos no sabe nadar.
El mar embravecido devoró nuevos buques, y las galeras mallorquinas llegaron tristemente a la bahía de Palma escoltando al Emperador, que sin querer bajar a tierra se dirigió a la Península.
Naturalmente mientras este señor no se ablandase un poco con la humedad no había que pensar en boda, porque Gonzalito tenía más miedo a su padre que al mar embravecido.
Representaba un barco luchando con las olas en medio de un temporal, el capitán aparecía atado al palo mayor, dando órdenes, y sobre el mar embravecido se veían tablas y cubas.
Aquello parecía el fin del mundo: legiones enteras de romanos despeñándose por las laderas de los montes, masas de huestes africanas hinchiendo los desfiladeros de Covadonga y ahogándose en la propia sangre que corría por el fondo tenebroso de todas las barrancas, después, huyendo despavorida de la persecución de los fieros montañeses, otra masa, la de los sobrevivientes mahometanos, trepando Picos arriba entre los aullidos de la tempestad, para ir a despeñarse a la vertiente opuesta y bajar convertida en rimeros de cadáveres con las enrojecidas aguas del Deva, hasta desaparecer entre el fiero oleaje del embravecido mar Cantábrico, que también ayudaba a los cristianos contra los moros.
Resultó finalmente que el caballo, embravecido por los repetidos piques, había hecho carretilla, atropellando el alambrado y haciéndose pedazos en él.
En las gradas de la por entonces catedral en fábrica y en el espacio en que más tarde se edificaron los portales, veíase un gentío compacto y que se arremolinaba, de rato en rato, como las olas de mar embravecido.
Al fin, deshízose, y mientras el caballo, despanzurrado, agonizaba en doliente cocear, y el centauro gateaba innoble y grotesco bajo su dorado caparazón, el bruto, embravecido por el dolor y por la sangre, volvía al centro del redondel.
Ésta palideció al verme tan entero y resuelto, y se fue encrespando poco a poco, como león embravecido que se dispone a dar el salto sobre su retador.
Pero hasta el pan se les hace caro también a menudo, y cuando el pueblo embravecido pide pan, de buenas ganas quisieran los gobiernos poderle también dar carne de yapa.
Mis pasiones son infinitas y las cosas de la tierra de un día, de una hora, de un instante, son humo ante el viento embravecido, o átomos en la inmensidad.
Luchaba fieramente ¡infeliz hombre!, con el turbio, revuelto oleaje de su destino, más embravecido cuanto más en él pataleaba.
Pero al salir de la espantosa crisis suscitada por su criminal error, al tocar afanosos y casi sin aliento la playa de ese piélago embravecido que ha estado a punto de sepultarnos bajo sus olas, no hemos podido menos que volver el rostro atrás para mirar, como Dante, el peligro de que nos hemos librado y tomar lecciones en ese triste pasado, que no puede menos que horrorizarnos.
No creyó don Pedro Mortera cumplido su deber con tener a Pablo apaciguado y junto a sí: quiso también pronunciar el quos ego de su respetabilidad indiscutible sobre aquel mar embravecido.
-¡Fuera estorbos! -rugió entonces el asesino, más embravecido con aquel obstáculo inesperado.
Antonio se arrojó del lecho, y cuando los primeros claros del día despertaron a los gorriones que dormían en los mechinales del tejado vecino, se volvíó a echar en ella, la luz del nuevo día encalmó un tanto el embravecido oleaje de su espíritu y puso en dispersión los fantasmas amenazadores que tanto le hubieron de atormentar durante aquellas horas de insomnio.
¿Cómo explicar estas aberraciones? ¿Sería que la educación y el medio, lo arrastraban, como las olas de un mar embravecido a una débil nave que hubiera perdido el timón?.
Y allí se dejó, con mucho placer del fiscal, que no tenía interés alguno en probar sobre su persona la fuerza de los puños de Leto embravecido.
A esa hora aparecieron por el Noroeste unos celajes negros, sucios, tormentosos, vi, casi al mismo tiempo, que las arboledas y puntas salientes de los montes que cercaban el valle por el lado opuesto, como por la fuerza de un estremecimiento instantáneo se desnudaban de sus envolturas de nieve, las cuales caían en cataratas, levantando al caer blanquísimas polvaredas que arrastraba el aire embravecido ya, y a muy poco rato, que de la nube más baja y más lejana y más negra, se desprendía una masa en forma de cono invertido, y que su cúspide se unía con la de otro que ascendía de la tierra.
Y se cumplieron las profecías: las nieblas se convirtieron en negras nubes henchidas de aguaceros, que el viento, embravecido poco a poco, estrellaba, con mugidos tremebundos, contra casas, ribazos y bardales, cerrándose boquetes y horizontes por donde quiera que se miraba, sintieron los más ardientes de sangre los primeros estremecimientos de frío, y nos declaramos todos en la casona seria y formalmente bloqueados por el invierno.
La luna en toda su plenitud, sin una sola nube que empañe su claridad, reflejándose en el verdoso cristal de la bahía, produce sobre ella una ancha faja de luz inquieta y fosforescente que, naciendo en la angosta embocadura de San Martín, viene a perderse entre el bosque flotante de naves, que cerca de nosotros parecen dormitar, como si reponiendo estuvieran sus bríos para lanzarse mañana a luchar de nuevo con las tempestades del embravecido Océano.

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