Ejemplos con echad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡Fuerte, fuerte, hijos míos! ¡Echad vuestra alma por la boca!.
Ocultadla, echad al fuego los libros que la enseñan, si queréis que todavía se crea en vuestras mentiras.
Echad sangre, más sangre, eso es lo que hace falta.
-Echad mano al paisano y llevémosle al cuerpo de guardia -dijo un francés.
-Subid a la buhardilla -nos dijo el anciano con frenesí- y saliendo al tejado, echad por el cañón de la escalera todas las tejas que podáis levantar.
Y si en alguna cosa he andado demasiada, o no tan acertada como debiera, echad la culpa a lo que el señor licenciado dijo al principio de mi cuento: que los trabajos continuos y extraordinarios quitan la memoria al que los padece.
FRONDOSO: Los dos a los dos la echad.
Informados allí de cómo éstos no habían llegado todavía, hablaron a los jonios que estaban sobre sus naves: —«¿No veis, jonios, que se pasó ya el plazo y número de los días, y que no hacéis bien en esperar aquí por más tiempo? Si antes el temor del persa os tuvo aquí clavados, ahora por lo menos echad a pique el puente y marchad luego libres a vuestras tierras, dando gracias por ello a los dioses y también a nosotros los escitas, que bien podéis estar seguros que vamos a escarmentar a ese que fue vuestro señor, de modo que no le dé más la gana de hacer otra expedición contra pueblo ni hombre viviente.
¡A ver! ¡Echad una gota, que ya se habrá refrescado el pellejo dentro de esa bullidora y cristiana fuente, colocada por Dios en esta pinífera cumbre para enfriar el vino de los botánicos!.
Y al punto llamó a los arquitectos de palacio, y les dijo: Acompañad a este maestro admirable, recorred con él toda la ciudad, y cuando haya encontrado un lugar de su gusto, sea tienda o khan, o casa jardín, echad de allí inmediatamente a su propietario, y construid a toda prisa en aquel emplazamiento una gran tintorería con cuarenta cubas de grandes dimensiones y otras cuarenta de dimensiones más pequeñas.
Luego se encaró con sus esclavos, y les gritó: ¡Echad de aquí a ese hijo de perra! Y se apoderaron de mí, y completamente desnudo, me plantaron en la puerta, poniéndome en la mano diez monedas pequeñas de plata y dándome un capote viejo remendado y hecho jirones para que cubriera mi desnudez.
Echad todos los cerrojos.
Otra cadena le echad.
-¡Echad! -le dijeron algunos de los circunstantes poniéndole los vasos.
-¡Ea, sacerdote! -dijo el boticario arrastrando a don Antonio y poniéndole la pistola al pecho-, ¡echad vuestra bendición sobre esa pareja!, y si no servís para eso os despacho aquí mismo -agregó con un tono que no dejaba duda alguna de su resolución.
Echad por el atajo de la derecha, hermano, y tened cuenta con no despeñaros en cierto barranco, a cosa de media legua de este sitio: algo más arriba se percibe el sordo rumor de un río precipitándose por un cauce muy profundo: pasaréislo por un puente roto en lo que daréis gallarda prueba de intrepidez y agilidad.
-Bah, bah, dijo Roldán, sentaos en ese medio tronco de encina, y echad ese nuevo pecadillo en mi celada.
-Eso sí, caro maestro, dijo riéndose el Cisne, echad por el atajo, y más que estéis hablando despropósitos toda la tarde, puesto que nadie os va a la mano loado sea Dios, nome deis tiempo de decir si quiera, como sólo se trata de las perfidias y asechanzas que urdirme en la corte pueden los secuaces de don Álvaro, y en manera alguna de esos ardides guerreros que tan inoportunamente celebrasteis.
Echad un vil secreto en la más honda sima: sepultad una infamia bajo miriadas de montañas y apartaos del sitio en que pensáis dejarlos para siempre inmóviles y mudos: lavaos el rostro y las manos, cubríos de dorados, vestíos de adulaciones.

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