Ejemplos con dudando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los fundamentos esgrimidos fueron que convenía reunir en un cuerpo orgánico a los gauchos, que hasta ese entonces habían combatido desinteresadamente por la libertad de la Patria , expresándolo así: No dudando del beneplácito de V.
Los setecientos Cuáqueros que habían sido apresados bajo el mandato de Richard Cromwell fueron liberados, aunque el gobierno seguía dudando acerca de la conexión del grupo con otros movimientos más violentos.
Nota: Recalcamos que esta edición se ha creado por informaciones expresas de la Casa de Alba, dudando así el equipo de wikipedia su vericidad.
Así, el amorío que tuvo con la madre de Nelly estuvo motivado por el dinero de su padre Smith, al que dejó en la ruina, y cuando contrajo matrimonio con la hija de un fabricante de aguardiente fue para hacerse de la dote, no dudando en abandonar a su esposa al año de casados, cuando esta acababa de dar a luz.
Primer premio: Dudando, dudando de Julio Seijas y Augusto Algueró, cantado por Juan Sebastián,.
Suegro de Yugurta,rey de Numidia,estuvo dudando en darle su apoyo en la guerra que éste sostuvo con Roma.
No dudando del beneplácito de V.
Darby había estado dudando durante un mes sobre qué hacer, pero finalmente decidió delatar a sus compañeros porque según sus propias palabras aquello iba contra todo en lo que creía y todo lo que se le había enseñado sobre la guerra.
Encarna, tal como ocurre con Le Robert, una lengua francesa moderna, no dudando en incluir en sus diccionarios el verlan o los regionalismos.
¿Que la patria te reclama, qué?preguntó la oronda señora, dudando si la palabrilla se comía o se sembraba.
En cambio, el símbolo del hombre fué el jumento de Buridán, que poseía una vislumbre o premonición de inteligencia discursiva, y por esto mismo murió de inanición entre dos montones de heno, dudando por cuál decidirse.
Ella le reconoció a su vez, y este descubrimiento la hizo detenerse junto a una bocacalle, dudando entre seguir adelante o huir hacia el interior de Nápoles.
En el antedespacho de los gerentes de Banco, los ordenanzas le ofrecían asiento misericordiosamente, dudando de que el personaje que estaba al otro lado de la puerta se dignase recibirlo.
¿Si intentaría pegarle como a los peones? Estaba dudando entre hacer frente a un hombre que siempre le había tratado con benevolencia o apelar a una fuga discreta, aprovechando una de sus vueltas, cuando el estanciero se plantó ante él.
El guardaba un mechón de pelo de Margarita, aunque dudando de su autenticidad, con la vaga sospecha de que bien podía ser de los añadidos impuestos por la moda.
¡Con las revoluciones que habían ocurrido allá en los últimos tiempos! Desnoyers quedó dudando, como si hubiese oído mal.
Arrepentíase de haber dado ocasión para que los enemigos de Gonzalo le injuriasen, dudando de la honradez de su esposa.
Lo primero que vió Sanabre al levantar la cabeza fué el brillo de unos lentes, y al reconocer al doctor Aresti, abandonó su sillón confuso é indeciso, dudando entre salir al encuentro de aquél ú ocultar la carta.
Urquiola se levantó, dudando un momento entre seguirlas o acometer al doctor.
Y miraba al doctor con ojos suplicantes, mientras éste se encogía de hombros, dudando de la eficacia de sus remedios para salvar a su primo.
Don Antolín miró a Gabriel fijamente, como dudando de su sinceridad.
Quedósele este mirando sorprendido y receloso, y dudando entonces de que fuese el tío Frasquito, entró también en su aposento.
Jaime: que si ella dudase de él no le amaría, y que amándole, ella misma se ultrajaba, dudando de él.
Pues luego vino el papá y estuvo dudando si pegarle o no Lo peor de todo, fue que al asno no se le vio más el pelo, y la familia tuvo que pagar por él una fuerte indemnización.
La conciencia se me vuelve ahora para aquí, después para allá, estoy dudando siempre, y al fin me hago este cargo:.
¿Y quién soy yose decía Juliánpara guiar a una persona como la señorita Marcelina? Ni tengo edad, ni experiencia, ni sabiduría suficiente, y lo peor es que también me falta virtud, porque yo debía aceptar gustoso todos los padecimientos de la señorita, creer que Dios se los envía para probarla, para acrecentar sus méritos, para darle mayor cantidad de gloria en el otro mundo y soy tan malo, tan carnal, tan ciego, tan inepto, que me paso la vida dudando de la bondad divina porque veo a esta pobre señora entre adversidades y tribulaciones pasajeras.
Lo único que en tal punto y hora sabía era que, el mártes de aquella semana, lo habia buscado un fondista de Málaga para que condujese aquel voluminoso equipaje a la Ciudad de que va hecha referencia: que el presunto indiano, feriante, contrabandista o salteador de caminos, llevaba ya entónces seis ú ocho dias de llamar la atencion de los malagueños por su bizarro porte y raro y lujoso traje: que el magnífico potro en que ahora viajaba era muy conocido y envidiado en aquella poblacion, como de la propiedad del Marqués de ***, al cual podia muy bien habérselo comprado el forastero: que éste habia vivido allí en la mejor fonda, dándose muy buen trato, pero sin que nadie hubiese ido a visitarle: que en el libro del Establecimiento estaba inscrita su entrada bajo el nombre de , y que le decian efectivamente el amo y los mozos, por más que luégo se guiñaran, como dudando de que tal persona pudiese llamarse de un modo tan cristiano, y, en fin, que durante las tres jornadas y media que llevaban de camino, nadie habia dado muestras de conocer al misterioso jóven, el cual era por otra parte de tan pocas palabras y tan fresco y valiente para no contestar a ciertas preguntas, que el arriero no habia podido sacar de él más luz que muchos y buenos cigarros a todas horas, mucho arroz con pollos en las posadas, y muchos vasos de vino o de aguardiente en cuantas ventas o ventorrillos les salian al encuentro, cosas tanto más de agradecer, cuanto que el generoso donador no fumaba, ni bebia, ni apénas probaba bocado.
El auditorio se miró, como dudando de la congruencia de aquella invocacion, y , que lo advirtiese, dobló la hoja y pasó a otro asunto.
En este tiempo los padres de Ricaredo, pareciéndoles no ser posible que Isabela en sí volviese, determinaron enviar por la doncella de Escocia, con quien primero que con Isabela tenian concertado de casar a Ricaredo, y esto sin que él lo supiese, no dudando que la hermosura presente de la nueva esposa hiciese olvidar a su hijo la ya pasada de Isabela: a la cual pensaban enviar a España con sus padres, dándoles tanto haber y riquezas que recompensasen sus pasadas pérdidas.

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