Ejemplos con dominante

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Tras esto, los dragones desaparecieron y los humanos se convirtieron en la especie dominante.
El olfato desempeña un papel dominante en muchos aspectos de la ecología de los mamíferos, incluyendo la alimentación, el apareamiento y la comunicación social.
Hasta el punto de que la tecnología es ahora un aspecto dominante de la cultura mundial moderna, la mayoría de los thrillers modernos son techno-thriller.
Una corriente de pensamiento nacionalista propiamente turco que divulgaba un sentimiento de superioridad y el deseo de que todos los pueblos del Imperio se sometieran al papel dominante que debían asumir los turcos.
Durante el Pérmico Medio, los terápsidos evolucionan a partir de los pelicosaurios, asumiendo la posición dominante que éstos tenían en el planeta.
En palabras del Fundador del Opus Dei, la pasión dominante de los sacerdotes del Opus Dei es dar doctrina, dirigir almas: predicar y confesar.
En tanto esto es un proceso habría aquí tres preindividualidades principales como serian las de caracter biologico, las de la lengua comunal y las de el modo de producción dominante.
La característica dominante de la reina es una boca grande articulada llenada de dientes serrados.
La casa parece desaparecer en medio del verde dominante.
La transición del paganismo expirante a la organización del Cristianismo más dominante cada vez.
Para resolver problemas de situaciones transitorias donde la situación dominante es de tipo radial, como por ejemplo el producido por el bombeo desde un pozo, se pueden utilizar soluciones gráficas diseñando curvas típicas de succión por un pozo y superponiendo los efectos producidos por varios pozos, a lo largo del tiempo.
Esa diagonal es el eje dominante de la pintura.
Por el derecho romano se dirigían los hispanorromanos y por el derecho germano se regían los visigodos que eran una minoría dominante.
Para personificar una plaga social, buscó un tipo insignificante, un , egoísta, vulgar, sin ninguna cualidad dominante buena ni mala, que no es sabio ni tonto, ni hermoso ni feo, ni rico ni pobre, ni muy viejo ni muy joven, sin aficiones políticas ni literarias, un ser por excelencia prosaico, envuelto en las más ruines y mezquinas contradicciones de la vida.
Concebía a los hombres como muñecos de una pieza con un solo resorte, y los dividía en nobles, indiferentes y viles, según la pasión dominante.
Y del concierto de su civilización, del acordado movimiento de su cultura, surge una dominante nota de optimismo, de confianza, de fe, que dilata los corazones impulsándolos al porvenir bajo la sugestión de una esperanza terca y arrogante, la nota del y el con que sus poetas han señalado el infalible bálsamo contra toda amargura en la filosofía del esfuerzo y de la acción.
Los perfumes eran su afición dominante.
Tiene usted razón, Gabriel, la época de la Iglesia dominante pasó ya.
De allí venían los flauteados de un harmonium tañido candorosamente en los acordes de la tónica y la dominante, y con las modulaciones más elementales, de allí venían también los exaltados acentos de las dos o tres monjas cantoras.
Todas sus ideas sufrieron trastornos más o menos febriles, las imágenes se disfrazaron, cual si fuesen a las máscaras, tomando cara y apariencia de lo que no eran, y la única sensación dominante con alguna claridad en aquel desorden fue la de estar inmóvil y rígida, con los movimientos involuntarios suspendidos y los voluntarios desobedientes al deseo.
No molestaba a nadie, no se resistía a tomar el alimento ni las medicinas, sometiéndose silenciosamente a cuanto se le mandaba, como si lo dominante, en aquella fase del proceso encefálico, fuera la anulación de la voluntad, el no ser nada para llegar a serlo todo.
De resultas de esto, Juan Pablo apareció un día en el café con cierta animación, mucho desenfado en sus juicios políticos, dándolas de profeta y expresando más altaneramente que nunca su desprecio de la situación dominante.
Las mantenedoras de este torneo eran Rita y Manolita, las dos mayores, en cuanto a Nucha y Carmen, se encerraban en los términos de una cordialidad mesurada, presenciando y riendo las bromas, pero sin tomar parte activa en ellas, con la diferencia de que en el rostro de Carmen, la más joven, se notaba una melancolía perenne, una preocupación dominante, y en el de Nucha se advertía tan sólo gravedad natural, no exenta de placidez.

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