Ejemplos con dividiera
Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.
Felipe I de Hesse decidió que cuando él muriera, su territorio, el Landgraviato de Hesse, se dividiera entre sus cuatro hijos.
En corto tiempo ya habían desarrollado al resto de los personajes, y ya tenían la intención de que V de Vendetta se dividiera en tres libros.
Córdoba-Málaga hizo que el talgo Madrid-Linares-Granada/Almería se dividiera en dos, pasando la relación Madrid-Granada a prestarse como Altaria por el N.
Aunque las autoridades locales procuraban reprimir las manifestaciones ruidosas del público en bien del orden público era común que el público congregado en el evento se dividiera en bandos.
Debió construirse una nueva terminal, Maipú, puesto que se resolvió sustituir la trocha ancha por estándar y cambiar el sistema de alimentación eléctrica, ahora por catenaria, todo lo cual hacía imposible que el ramal Retiro-Delta volviera a funcionar en forma integrada, adicionalmente, el hecho de que el antiguo ramal se dividiera en dos áreas asignadas a distintas concesionarias favoreció su separación definitiva.
Ello llevó a que la novena se dividiera en dos sectores disputándose el primero de ellos en la modalidad de contrarreloj por equipos.
Sin embargo, Llywelyn no quería que el reino se dividiera a su muerte.
Durante la época virreinal en la comunidad de Amozoc se celebraba el rosario en el mes de mayo y era tradición que los templos y las personas del pueblo sacaran los crucifijos para que el parroco de la comunidad bendijera las cruces, pero tenían que dar un pequeño pago, esto hacia que se hicieran filas para esperar a que sus crucifijos sean bendecidos, en esa fila estaba una mujer a la que las personas del pueblo apodaban La Culata era muy conocida por provocar diferencias entre las personas y logrando incluso que el pueblo se dividiera, ella no estaba deacuerdo por pagar para que bendijeran su crucifijo que era pequeño y que los templos, que tenían crucifijos más grandes, pagaran lo mismo eso provoco fuertes discusiones y terminaron por agarrarse a golpes entre los habitandes del pueblo, utilizando como arma los crucifijos que tenían.
Dispuso el capellán que se dividiera la cuadrilla en tres grupos para mejor disimulo, y les marcó los sitios y fechas en que debían tomar un descanso de pocas horas, les encargó que evitaran el paso por las poblaciones, deslizándose por las afueras de Villarreal y Azpeitia, y ganando la boca del río Urola para seguir luego por la costa hasta las inmediaciones de Motrico, adonde llegarían al amanecer del viernes.
y despertaba, despertaba no bien había pegado los ojos, como si algún importuno le empujara de improviso, con pesadillas horribles en que los más ligeros ruidos tomaban proporciones colosales, pareciéndole el rumor del tren el de una catarata de bronce fundido que se despeñase en sus orejas, el de los cascabeles de un coche, redobles de mil tambores golpeando en sus propios tímpanos, el chirrido peculiar de las carretas vascongadas, el que avisa al casero vasco en las revueltas del camino, un ruido del infierno que por diabólico prodigio se encarnase en una sierra candente y le dividiera la masa de los sesos mitad por mitad Así pasó la noche, un poco antes del alba desapareció el sopor, huyó el letargo con sus pesadillas, y un sueño tranquilo le adormeció entre sus brazos más de dos horas.
Tuve que vencer otra resistencia más grande: la de Mamita, que no quería por nada ni que se dividiera la propiedad, ni mucho menos que se sacara a la venta una parte de ella, como era mi proyecto.
Casó la condesa con un mozo joven y rico, noble y elegante, y la marquesa lo hizo al propio tiempo con otro que no le iba en zaga, dueñas de sus casas, hermosas y avarientas de goces, trocóse en odio la rivalidad que antes las dividiera, y la una por tener mejores trajes que la otra, la otra por dar más fastuosos bailes que la una, las dos, en fin, por ser reinas de la moda en la corte y fuera de la corte, gastaban sus rentas y empeñaban sus capitales con gran contentamiento de sus cónyuges que, rivales también, procedían sobre poco más o menos, lo mismo.