Ejemplos con diversión

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Un año llevaba en la isla enterrado , como él decía, sin otra diversión que las noches de juego en el Casino y las tardes pasadas en el Borne en una mesa de antiguos camaradas, isleños sedentarios que gozaban con el relato de sus viajes.
Por nosotros que no pare la diversión.
Es una diversión más, que ayuda a combatir la monotonía del viaje y sirve a los altos fines de la propaganda germánica.
De mucha diversión había servido a las españolas ver cómo las inglesas sacaban muy formales un periódico, tamaño como la sábana santa, del bolsillo, y se lo leían de la cruz a la fecha.
Además, poseía Miranday la desplegó, una ciencia que llamar pudiéramos la de agradar por diversión.
La vida no es una diversión, y yo tengo otras preocupaciones más graves que absorben todo mi tiempo.
Representabas una diversión interesante con tus galanteos a la española, esperándome fuera del hotel para asediarme con tus promesas y juramentos.
¿Vais a privaros de la única diversión que hay en Sarrió hace tiempo, por una cosa tan ligera?.
El hombre a los negocios y la mujer sola a la iglesia o a hacer visitas, como única diversión.
Que le diesen a él las buenas gentes de las anteiglesias vascas, religiosas y de sanas costumbres, sin más diversión que bailar el los domingos y la en las fiestas del patrón, ni otros vicios que empinar un poco el codo en las romerías.
Faltas de diversión, ansiosas de reunirse, de oír música, de algo que despertase su sentimentalismo, buscaban en la iglesia su club y su teatro, pasando el día en el templo del Corazón de Jesús, allí donde la arquitectura afeminada y ridícula, cargada de oro y bermellón, el armonium, las voces hermafroditas y las bombillas eléctricas, parecían acariciarlas con un halago que tenía tanto de mundanal como de místico.
Para conocer su importancia bastaba con fijarse en las miradas que lanzaban a las gentes y las casas, con altivez de magnates que descienden a mezclarse en una diversión campestre.
Era una diversión de raza primitiva, de pueblo en la infancia que aún no ha llegado a la vida del pensamiento y admira la fuerza como la más gloriosa manifestación del hombre.
La dura necesidad de ganarse el pan con el trabajo físico, hacía del vigor un culto, convertía en diversión los alardes de resistencia de los más fuertes, admiraba como héroes a los grandes partidores de leña o a los expertos barrenadores, y para dar carácter de fiesta a todos los esfuerzos del músculo en el diario trabajo, asociaba a sus juegos al buey, manso y sufrido compañero de la miseria campestre.
¿Y los cantos? Son hermosísimos, como producto de varias civilizaciones, pero tristones, desesperados, lóbregos, reveladores del alma de un pueblo enfermo, que no halla mejor diversión que ver derramar sangre humana y patalear jacos moribundos en el redondel de un circo.
¡Mi pobre Visitación, tan buena, tan cariñosa, tan mansita para todo, convertida en una cualquiera por esos miserables! ¡Una amante que he sacado para mi diversión del Colegio de Doncellas nobles! ¡Como si yo, viejo y enfermo, estuviera para pensar en esas porquerías! ¡Indecentes!, ¡miserables! ¡Por menos se cometen muchos crímenes!.
Entonces, por curiosidad, por diversión, por aburrimiento, por encontrar en las tenebrosidades del misterio algo desconocido que se resolviese en placer y en dinero, se hizo hombre político.
A las once de la noche, el palacio de Villamelón parecía, por extraño caso, la morada de la quietud y del silencio: la señora condesa se había retirado muy temprano a sus habitaciones, a causa de una fuerte jaqueca que le molestaba desde la tarde, el señor marqués habíase acostado también, aquejado de fuertes mareos, y la numerosa servidumbre, libre de toda traba y segura de no ser echada de menos, habíase esparcido acá y allá, por los numerosos centros de diversión que ofrecen en Madrid las noches de Carnaval a las gentes de todas raleas.
Antaño los villaverdinos tenían en el extranjero que llegaba a su pintoresca ciudad motivo de burla y diversión.
Con la violencia de las explosiones saltaban hechos añicos los globos de vidrio del alumbrado de gas, el azufre colábase por todas las gargantas, llevando al fondo de los estómagos su sabor insufrible, pero todo entraba en la diversión, y al final, cuando estallaba el trueno gordo, haciendo temblar el suelo de la feria, la gente menuda prorrumpía en estruendosa aclamación, despertando de la pesadilla belicosa que la había enardecido durante media hora.
Un rugido de entusiasmo saludó el principio de la , diversión favorita de un pueblo que ha heredado de los moros la afición a correr la pólvora.
Los curiosos, enardecidos por el tiroteo, seguían con mirada ansiosa al pájaro que lograba escapar, interesábanse en las terribles disputas de los cazadores, reclamando todos la misma pieza, no se fijaban en la lluvia de perdigones fríos que caían en torno de ellos, y si por casualidad se perdía un ojo o se sentía escozor en el cuerpo ¿qué iban a hacer? esto entraba en la diversión.
El día menos pensado mato todos los animalitos, y se acabó la diversión.
¿Qué diversión es esa que os hace tan groseros?.
Me sentí un chiquillo, como si tuviera yo seis años, a la vista de objetos que fueron para mí, en mejores días, motivo de fiesta y diversión.
No entiendo de tamañas , y aunque de ellas supiera me guardaría de ponerlas en novela, que a la fin y a la postre las obras de este género,poesía, pura poesía,no son más que libros de grata, apacible diversión para entretener desocupados y matar las horas, libritos efímeros que suelen parar, olvidados y comidos de polilla, en un rincón de las bibliotecas.
El día de San Eugenio propuso doña Casta ir de merienda al Pardo, pero las de Rubín no querían ni oír hablar de nada que a diversión se pareciese.
La diversión consistía en romper filas inesperadamente, y saltar por encima de la hoguera.
Familias de las más empingorotadas del comercio le sentaban a su mesa, no sólo por amistad sino por egoísmo, pues era una diversión oírle contar tan diversas cosas con aquella exactitud pintoresca y aquel esmero de detalles que encantaba.
La criatura, sorprendida y asustada por el brusco movimiento, interrumpida en su diversión, rompió en llanto desconsolado y repentino, y su madre, sin hacerle caso, entró corriendo tras el biombo, la echó en la cuna, y medio la arropó, volviendo a salir inmediatamente.

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