Ejemplos con dispuesto

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Llegó Novillo cuando la duquesa se hallaba en aquella disposición antitaurina y antiamorosa, llegó el criado anunciando que el coche estaba dispuesto, llegó Patón, vestido de jornada, con botas altas y capote.
Yo ya estaba dispuesto a perdonar, a bendecir.
Levantóse en seguida en el banco azul su amigo el ministro de la Gobernación, a asegurar al aturdido diputado que el Ministerio estaba dispuesto a secundar, en cuanto le fuera dable, el propósito contenido en la proposición que acababa de apoyarse, mas a pesar de esto y de haber sido tomada en consideración por el Congreso, don Simón no pudo consolarse.
Más que a tomar nota de las palabras del diputado, parecía dispuesto a dibujar su caricatura.
Mi apoyorepuso don Simón, más blando que un guanteno ha de faltarle mientras yo le vea dispuesto a velar por los intereses del país.
¿Te he negado algo? ¿No estoy dispuesto a todo por mi hermano? Pero no me hables de ésa, me ha causado mucho daño, ha roto mi vida: no sé cómo no he muerto.
Recibió Palestrina el encargo de reformar la música eclesiástica: el Papa mostrábase dispuesto a no dejar más que el canto llano o a suprimirlo también si era necesario.
Alfonso VI, en tres días, viene sobre Toledo desde el fondo de Castilla, dispuesto a matar al arzobispo y aun a su propia mujer por este atentado que pone en entredicho su palabra de caballero, pero tan grande es su furia, que los mismos árabes se conmueven, el alfaquí sale a su encuentro para rogarle que respete lo hecho, ya que los perjudicados se conforman, y en nombre de los vencidos le releva de cumplir su palabra, pues la posesión de un edificio no es motivo bastante para que se altere la paz.
Al amanecer le vió Roseta en el camino, casi oculto tras el tronco de una morera, mirándola con zozobra, como un niño que teme la reprimenda y está arrepentido, dispuesto a huir al primer gesto de desagrado.
Y sintiendo en su interior la ciega bravura del mercader moro que sufre toda clase de ofensas, pero enloquece de furor cuando le tocan su propiedad, entró corriendo en su barraca, agarró la vieja escopeta que tenía siempre cargada detrás de la puerta, y echándosela a la cara plantóse bajo el emparrado, dispuesto a meterle dos balas al primero de aquellos bandidos de la ley que pusiera el pie en sus campos.
¿No estaba dispuesto a defender a los suyos de los mayores peligros? ¿No tenía el deber de mantenerles? Hombre era él capaz de convertirse en ladrón para darles de comer.
Pero allí estaba Batiste como centinela de su cosecha, desesperado héroe de la lucha por la vida, guardando a los suyos, que se agitaban sobre el campo extendiendo el riego, dispuesto a soltarle un escopetazo al primero que intentase echar la barrera restableciendo el curso legal del agua.
Y así continuó la viborilla, soltando todo lo oído en su casa y en la vega: las mentiras fraguadas por los perdidos de casa de , toda una urdimbre de calumnias inventada por , que cada vez se sentía menos dispuesto a atacar cara a cara a Batiste, y pretendía hostilizarlo, cansarlo y herirlo por medio del insulto.
No encuentro quién nos preste, pero estoy dispuesto a firmar lo que usted quiera, dando en garantía el huerto.
Con los ojos enrojecidos por un sordo lloriqueo, iba la madre de un punto a otro de la alcoba cumpliendo lo dispuesto por los médicos, preparando los sinapismos que aplicaba por debajo de las sábanas a las míseras piernas del enfermo.
Le sorprendió la rapidez con que había transcurrido el tiempo y continuó su camino, dispuesto a vagar sin rumbo fijo, pero los grupos de gente que siguiendo el pretil marchaban en la misma dirección le arrastraron, haciendo que insensiblemente se encaminara a la feria de la Alameda.
Además, ya he dispuesto que Conchita no salga más a la escalera.
Enfrente, bajo el sol que agrietaba la piel en fuerza de sacar sudor, que hacía humear las ropas y ponía un casco de fuego sobre cada cabeza, enloqueciéndola, estaba la demagogia de la fiesta, el elemento ruidoso que aguardaba impaciente, tan dispuesto a arrojar al redondel los sombreros en honor al diestro, como los bancos y los garrotes en señal de protesta.
Es más: un alma caritativa le había hecho saber que aquella perdida le engañaba, burlándose de él con los chicos de la Bolsa, y don Antonio mostrábase arrepentido, dispuesto a no proteger más mujeres de tal calaña.
¡Ah! sí, todo quedaría dispuesto y bien arreglado.
Desde por la mañana tenía que endosarse el chaqué y el sombrero de copa, para estar dispuesto a acompañar a la señora, oíase llamar torpe a todas horas porque en las visitas cerraba la boca, o si la abría era para soltar ingenuidades y franquezas que recordaban su origen, y ¡oh tormento insufrible! Su Manolita no le permitía jamás que se quitara los guantes y hasta quería que comiese con ellos, para irsegún ella decíaacostumbrándose a los usos de la gente elegante.
Setenta mil duros aproximadamente heredaron en dinero, géneros e inmuebles cada uno de los hijos del , y mientras el primogénito se quedó con la casa solariega, contento con su posición y dispuesto a aumentar lo heredado, doña Manuela, al verse rica, sólo pensó en salir de su estado de tendera.
Don Eugenio, que se sentía viejo y estaba dispuesto a traspasar al dependiente predilecto, encargóse de hablar a su amigo el , éste no tenía gran empeño en conservar en casa una hija que ignoraba el valor del dinero y gastaba mucho en trajes, según él decía, y como el novio la aceptaba sin un céntimo de dote, la boda se arregló, y a los tres meses la señora de don Melchor Peña entró triunfalmente en sus dominios de la plaza del Mercado.
Ser dueño de la voluntad de aquella mujer y corresponder a su afecto con infidelidades era un pecado imperdonable a los ojos del pobre Melchor, que amaba a Manolita en silencio, siempre en perpetua batalla interna, tan pronto dispuesto a declarar su pasión como arrepentido de su audacia.
Como todos le halagaban y le complacían, y no había capricho que no consiguiera ni falta que no le fuese perdonada, imperaba en aquella casa como soberano absoluto, como señor de vidas y haciendas, siempre dispuesto a hacer el mal, complaciéndose en atormentar a los animales que caían en sus manos, gozándose en insultar y calumniar a los criados, en burlarse de todos, y en repetir las palabras más soeces aprendidas en la calle o de labios de los cocheros.
He dispuesto que se encargue usted de mi correspondencia.
Seguíale, a guisa de caballerango, un muchacho trigueño, guapo y bien dispuesto, de pantalón ceñido y jarano galoneado, que, por lo arrestado y vigoroso, contrastaba singularmente con el aspecto manso y bondadoso del clérigo.
Verdugo diligente e implacable, dispuesto a vengar en las manos infantiles el menor desmán, cualquiera osadía contra los poetas del siglo de Augusto, don Román no se andaba con chicas, ni tenía piedad, quien la hacía la pagaba, así fuera el hijo del alcalde.
Ya que han decaído tanto los caracteres y el valor en la desdichada Orbajosa, ya que este pueblo parece dispuesto a poner la cara para que escupan en ella cuatro soldados y un cabo, busquemos alguna defensa uniéndonos.
Nos escriben de aquella localidad que el país está tan poco dispuesto a aventuras, que se considera inútil en aquel punto la presencia de la brigada Batalla.

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