Ejemplos con disgustos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Yo estoy condenada a vivir en la isla, yo soy una pobre muchacha que no he hecho mal a nadie, y sin embargo he sufrido grandes disgustos Debo ser antipática.
Una contradanza de gobernadores y una hornada de altos funcionarios se habían hecho indispensables en aquellos días, y como las vacantes eran menos que los diputados ministeriales, hubo entre éstos disgustos, discordias y desavenencias, ya por razón de despecho, ya por razón de estómago, cundió la indisciplina, y de la noche a la mañana se halló el Gobierno en grave riesgo de perder la mitad de sus huestes.
Entonces se fijó Simón en la niña, y olvidando por un momento sus disgustos, corrió también hacia ella.
A feañadía entre dientesque cuando le eche la vista encima a mi señor sobrino, le espeto lo que viene al caso, por matar así a disgustos a aquella pobre Matilde que es un ángel.
Levemente frunció el ceño el novio, que no en vano había corrido cuarenta y pico de años de la vida cercado de gentes de festivo humor y fácil trato y huyendo de las escenas de lagrimitas y de lástimas y disgustos que alteraban por extraño modo el equilibrio de sus nervios, desagradándole como desagrada a las gentes de mediano nivel intelectual el sublime horror de la tragedia.
Sus graves disgustos en el cabildo le obligaban a guardar cama.
Por cada satisfacción que les proporcionaba un discurso de Manterola, sufrían disgustos de muerte leyendo las palabras de los revolucionarios, que asestaban fuertes golpes al pasado.
Quizás asiduos trabajos intelectuales, atroces disgustos, prolongadas vigilias, la agitación del alma duramente refrenada y el fuego comprimido de las pasiones, obran misteriosamente en nuestro organismo y promueven esta explosión: el corazón se hincha, adquiere una fuerza enfermiza e irregular, y de repente inunda el cerebro de sangre.
Este sí que no me daba, como ustedes, tantos disgustos, éste sí que no hacía concordancias gallegas, y se sabía al dedillo los pretéritos, y entendía, como un maestro, al.
¡Su familia! ¿Pero es que hacía gran caso de él? Podría casarse con quien quisiera, sin miedo a disgustos ni protestas.
Pero oiga usted, Manuela: tengo entendido que Rafael le da muchos disgustos.
Aparte de estos disgustos colectivos, las dos niñas los sufrían también particularmente.
Amparo también tenía sus disgustos.
Y si mis hijos me abandonan, me moriré, sí señor presiento que estos disgustos me van a quitar la vida.
Eso de los noviazgos sólo servía para disgustos y lloros.
¡No se nos tenía por tan malos como los hijos de un nuestro vecino a quienes todo el barrio llamaba , pero, áun así, cabía en lo posible que, de no buscarse mejor empleo a nuestra vertiginosa actividad, acabáramos por destruir la casa en que habíamos nacido y por matar a disgustos a los padres que nos habían engendrado!.
Diciéndolo, miré desaparecer por la calle de la Montera abajo el carro con la cajita azul ¡Cosas del mundo! Vamos a ver: si yo te hubiera contado esto, ¿no habrían sobrevenido mil disgustos, celos y cuestiones?.
Los muchachos lo revuelven todo y no dan más que disgustos.
Si se te muere debes alegrarte, porque si vive te dará muchos disgustos.
Hazte cuenta que se ha muerto porque lo que yo te digo ¿A ti qué más te da que viva o muera? ¿Para qué quieres tú mujer? Las mujeres no sirven más que para dar disgustos, chico.
Bien puede haber dicho: ‘¡qué bueno es este Moreno!, si yo fuera su mujer, no me daría disgustos, y habríamos tenido un chiquillo, dos o más’.
Los chiquillos ensucian la casa, todo lo revuelven y enredan, y dan enormes disgustos con sus enfermedades y travesuras.
Quería canarios de alcoba a todo trance, aunque salieran raquíticos y feos, aunque luego fueran traviesos, enfermos y calaveras, aunque de hombres la mataran a disgustos.
A este paso no le arriendo la ganancia, porque no va a sacar para disgustos.
El capellán había recibido una carta de su madre que encerraba quizás la clave de los disgustos de Nucha.
Señoritaexclamó el capellán con fuego, quisiera librarla de todos los disgustos que pueda tener en el mundo, aunque me costase sangre de las venas.
Ya conozco que tiene disgustos, señorita.
Una nueva causa de disgustos unióse bien pronto a los que ya amargaban su existencia.
Esta muchacha es hermosa, y a lo que muestra la presencia desta casa, no debe de ser rica, y ella es niña, sus pocos años pueden asegurar mis sospechas: casarme he con ella, encerraréla, haréla a mis mañas, y con esto no tendrá otra condicion que aquella que yo le enseñare: yo no soy tan viejo que pueda perder la esperanza de tener hijos que me hereden: de que tenga dote o no, no hay para qué hacer caso, pues el cielo me dió para todo, y los ricos no han de buscar en sus matrimonios hacienda, sino gusto, que el gusto alarga la vida, y los disgustos entre los casados la acortan: alto pues, echada está la suerte, y esta es la que el cielo quiere que yo tenga.
¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes! Todos los vicios, Sancho, traen un no sé qué de deleite consigo, pero el de la envidia no trae sino disgustos, rancores y rabias.

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