Ejemplos con diligencias

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

De todas estas diligencias se encargaría Escobar, el Estudiantón, por ser con quien Belarmino mostraba mayor confianza y estima.
Intervenía en las diligencias preliminares del examen y peso de los combatientes, y escrutaba con tanto escrúpulo, seriedad y aparato la balanza, como si se estuviese decidiendo el porvenir de la humanidad.
¡Oh! ¡sí! Las diligencias y los correos vienen atestados hasta los topes, es decir, hasta los cupés.
—Estos días no ruedan sobre los adoquines de la corte más carruajes que las diligencias, las sillas-correos y los carros de la limpieza.
Por cierto que al instruir estas diligencias se hizo bastante burla de don Pedro y del señor de la Lage, a quien se acusaba de haber bordado la corona de marquesa en un juego de sábanas regalado a su hija, inocente desliz que el analista confirmó, especificando dónde y cómo se habían marcado las susodichas sábanas, y cuánto había costado el y el perendengue de la coronita.
Á esta razon acabó de todo en todo de cobrar Leocadia sus sentidos, y acabó Doña Estefanía de no llevar mas adelante su determinacion primera, diciendo al cura que luego desposase a su hijo con Leocadia, él lo hizo ansí, que por haber sucedido este caso en tiempo cuando con sola la voluntad de los contrayentes, sin las diligencias y prevenciones justas y santas que ahora se usan, quedaba hecho el matrimonio, no hubo dificultad que impidiese el desposorio.
Antonio harto mas corridos que ellos iban, y determinaron de hacer las diligencias posibles y aun imposibles en buscar a Cornelia y satisfacer al duque de su verdad y buen deseo.
Mas, por acabar presto con el cuento, que no le tiene, de mis desdichas, quiero pasar en silencio las diligencias que don Fernando hizo para declararme su voluntad.
Una por una, yo haré, puesto allá, las diligencias posibles, y haga el cielo lo que más fuere servido dijo don Antonio.
Pero, por parecerle no convenirle ni estarle bien comenzar nueva empresa hasta poner a Micomicona en su reino, hubo de callar y estarse quedo, esperando a ver en qué paraban las diligencias de aquellos caminantes, uno de los cuales halló al mancebo que buscaba, durmiendo al lado de un mozo de mulas, bien descuidado de que nadie ni le buscase, ni menos de que le hallase.
Hiciéronse las diligencias, vio el vicario la cédula, tomó el tal vicario la confesión a la señora, confesó de plano, mandóla depositar en casa de un alguacil de corte muy honrado.
¿Parí yo, por ventura, a la señora Dulcinea del Toboso, para que paguen mis posas lo que pecaron sus ojos? El señor mi amo sí, que es parte suya, pues la llama a cada paso mi vida, mi alma, sustento y arrimo suyo, se puede y debe azotar por ella y hacer todas las diligencias necesarias para su desencanto, pero, ¿azotarme yo.
Sabrán vuesas mercedes que en un lugar que está cuatro leguas y media desta venta sucedió que a un regidor dél, por industria y engaño de una muchacha criada suya, y esto es largo de contar, le faltó un asno, y, aunque el tal regidor hizo las diligencias posibles por hallarle, no fue posible.
Hecho esto que él pensó que era lo más que tenía que hacer para salir de aquel terrible aprieto y angustia, le sobrevino otra mayor, que fue que le pareció que no podía mudarse sin hacer estrépito y ruido, y comenzó a apretar los dientes y a encoger los hombros, recogiendo en sí el aliento todo cuanto podía, pero, con todas estas diligencias, fue tan desdichado que, al cabo al cabo, vino a hacer un poco de ruido, bien diferente de aquel que a él le ponía tanto miedo.

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