Ejemplos con dignísima

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

, que me visitan suelen llamarme Señora, y algunos incluso me dicen públicamente Excelentísima o Dignísima Señora y aun, a veces, Señora Presidenta.
En un apunte valioso encontrado por sus familiares, escrito de puño y letra de su dignísima esposa Mercedes Berti de Andrade, la primera pianista de Cúcuta en esa época, aquella ilustre matrona cucuteña escribía: Todos los recursos y ahorros de la familia los consumía el periódico.
Monseñor González Montes, Obispo de Almería, presidió una emocionante y dignísima celebración litúrgica.
Pedro: Hoy he tenido el honor de hablar con una persona dignísima, en un tiempo respetada y admirada por ti, después.
Fernando Calpena es persona dignísima, y ya debiste comprenderlo así, sólo con saber que hace meses le tenemos en nuestra casa.
A esto añado, por cuenta propia, que nada es más grato para mí que platicar de lejos, ya que de cerca es imposible, con usted y con su dignísima hermana y encantadoras sobrinitas, a quienes manos y pies beso con todo el rendimiento de las más leal amistad.
Era necesario , conciliar todas las voluntades, ahuyentar todos los escrúpulos, ahondar en cualquier rincón en que pudiera encontrarse un ochavo, escarbar en todo muladar en que pudiera hallarse un pelotón de hilas sucias, agotar todos los recursos de fiestas, bailes, toros, beneficios, francachelas y festivales, con que la caridad moderna ha encontrado el secreto de enjugar las lágrimas, al mismo tiempo que ensancha los corazones, refocila los estómagos y estira las piernas ¡Socorrer a los heridos del Norte! ¡Qué anzuelo tan a propósito para pescar desde las carlistas más recalcitrantes hasta las liberales más radicales! Por eso había pensado él, para dar aquel barrido general y definitivo, en un gran baile, una fiesta sonada y famosísima, de , que debía dar , Curra, convidando a todo el Madrid explotable, desde la presidenta consorte del comité carlista, hasta la ministra cesante, esposa dignísima del excelentísimo señor don Juan Antonio Martínez Y allí, al calorcillo del champagne, que ablanda los corazones compasivos, bajo la influencia de las vanidades estimuladas que excitan el deseo de figurar, tender la red de la caridad, echar el anzuelo de los infelices heridos del Norte y pescar de una sola redada entre las mallas de la asociación de señoras a todo el Madrid femenino capaz de soltar la mosca Celebraríase luego una junta general preparatoria en casa de Butrón mismo, presidida por Genoveva, y en ella había de presentarse y aprobarse por sorpresa la candidatura de una junta directiva, preparada ya antes, en que entrasen todos los elementos tan hábilmente combinados, que el partido restaurador tuviese mayoría y pudiera Butrón, entre bastidores, manejar a la Junta y a la Asociación entera con la misma facilidad con que se maneja el manubrio de un organillo.
Y dando una gran palmada con su mano de Esaú, extendida sobre los papeles que tenía delante, dijo solemnemente, con cierto aire de reserva dignísima que indicó al señor Pulido que tras el biombo de la mesa estaba el biombo de las cejas del diplomático, custodiando dentro de su frente arcanos misteriosos que a él no le era dado penetrar:.
Esta casa, no es mi casa, es de un amigo que está ausente, es del esposo de esa dignísima señora, ¿entiende usted?.
Vuesa merced respondió el paje es mujer dignísima de un gobernador archidignísimo, y, para prueba desta verdad, reciba vuesa merced esta carta y este presente.
Casto consultó a su dignísima esposa con la mirada.
Por el contrario, Irene no disimulaba su pena, era una muchacha honesta, dignísima, que no podía tener responsabilidad de los atrevimientos de un hombre tan.
Al fin se marchó con mi venia don Magín, pretextando ocupaciones urgentes en su despacho, y poco después, con parecida excusa, su dignísima señora.
Persevera, pues, hijo mío, en esos tus buenos propósitos, que a menudo me manifiestas, de no mostrarte impaciente ni desconfiado con ese buen señor y su dignísima familia, a quienes tantas, tan frecuentes y tan señaladas finezas debes desde que estás ahí, según me refieres en casi todas tus cartas, finezas y atenciones que no me sorprenden, pues este mi ojo, tan ducho en el conocimiento de los hombres, no podía engañarme cuando, no bien hubimos saludado aquí a tu excelso protector, le reputé por una gran persona, modelo de caballeros y de corazones sin hiel ni dobleces ni falsías, campechano y noblote, alma privilegiada a quien no desvanece el vértigo de las alturas.
Cuando esté mi mente más en su equilibrio, sin la agitación que ahora experimento, te escribiré largamente sobre este asunto, sólo te diré que ya no me parecen extrañas las mortandades que sus historias dicen de abuelos nuestros en la batalla de Clavijo, Salado, Navas y otras, si las excitaron hombres ajenos de todo el lujo moderno, austeros en sus costumbres, y que pagan dinero por ver derramar sangre, teniendo esto por diversión dignísima de los primeros nobles.
No temas que salga de sus manos viciado el extracto de la historia del país por alguna preocupación nacional, pues le he oído decir mil veces que, aunque ama y estima a su patria por juzgarla dignísima de todo cariño y aprecio, tiene por cosa muy accidental el haber nacido en esta parte del globo, o en sus antípodas, o en otra cualquiera.
-Ya la cogiste, so pendón, so jartico de roar, so Pijolín, so don Vergüenza Perdía -gritó la señora Pepa la Tabardillos, dignísima consorte del Biznaguero, penetrando en la taberna chancleteando, con el rugoso semblante lleno de indignación, y puestos en jarra los brazos escuálidos y renegridos.
-¡Perfidia! -recogió el noble amargamente, con tal hondo acento de dignísima bondad, que hubo de afectar desde luego a la indignada.

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