Ejemplos con difunta

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El General condujo sus fuerzas más allá de los límites de la Esfera Interior para evitar verse envueltos en la incipiente guerra entre las Grandes Casas por gobernar los restos de la difunta Liga Estelar.
Jason Mraz es graduado de la secundaria Lee-Davis High School de su ciudad natal, después de estudiar Teatro Musical en la American Musical and Dramatic Academy de Nueva York se mudó a San Diego, ahí empezó tocando con el percusionista Toca Rivera y el guitarrista Carlos Olmeda en la -ahora difunta- cafetería Java Joe's.
Existen diversos documentos que revelan que la vecindad tenía en cuenta a la ermita en sus disposiciones testamentarias para que se celebrasen misas una vez difunta la persona.
La señora Emma renuncia a su trabajo y se traslada de Bogotá a Yopal, para ayudar en la crianza de sus sobrinos Bertha, Teresa, Isabel y Carlos, hijos de su difunta hermana.
¿Conque le habían buscado la noche anterior, para que saliese de la torre? ¡Ji, ji! A él también a él también, en otros tiempos, cuando hacía el amor a su difunta entre dos viajes, lo había cierto camarada que era rival suyo.
Se pasaba horas enteras embobado, fija la vista maquinalmente en los racimos de uvas de cuelga que pendían del techo, o en los sacos de café hacinados en el ángulo más obscuro de la lonja, y sobre los cuales acostumbraba la difunta sentarse para hacer calceta.
Y entonces, como en el parque, volvía a su mente la idea secreta, el deseo de la muerte, y pensaba entre sí que era más dichosa la difunta, acostada en su ataúd cubierto de flores, tranquila, sin ver ni oír las miserias de este pícaro mundoque rueda, y rueda, y con tanto rodar no trae nunca un día bueno ni una hora de dichaque ella viva, obligada a sentir, pensar y obrar.
Alto, rubio, de una delicadeza algo femenil que recordaba a la difunta madre, René era un soldadito de azúcar en opinión de su novia.
Un rayo de luz más vivo y directo se coló en la cámara, y fue a posarse en la difunta.
Cuando volvió al hotel subió a la cámara mortuoria, y allí halló a Juanilla, transida de miedo y de cansancio, velando a la difunta.
Las hijas de María, compañeras de la difunta, iban casi risueñas, remangando sus faldellines de muselina, por no ensuciarlo en el piso lodoso.
Suscrito desde entonces al periódico del consabido prohombre, compró también una mala litografía que lo representaba en actitud de arengar, y añadido el marco dorado imprescindible, la colgó en su dormitorio entre un daguerrotipo de la difunta y una estampa de la bienaventurada virgen Santa Lucía, que enseñaba en un plato dos ojos como huevos escalfados.
Era una música igual a la de las cajas melódicas que se encuentran olvidadas en el fondo de un armario, entre las ropas de una vieja difunta.
Lo ha dejado en una manda la difunta señora, porque sus culpas le sean perdonadas.
¡Mire que es de judíos lo que hicieron con Doña Sabelita! ¡De la misma cabecera de la difunta la echaron a la calle arrastrándola por los cabellos! ¡Y con qué palabras, Madre de Dios! ¡Ni siquiera la dejaron abrir el arca de su ropa para ponerse una pañoleta de luto! ¡Como no se halló nada en la casona, sospechaban que la ahijada tuviese escondido dinero y alhajas!.
Señora Marquesa, yo soy albacea de la difunta y fideicomisario con expreso fideicomiso en favor de usted.
Tónica le hablaba como un amigo y le hacía confidente de todos sus pensamientos: las exigencias de sus parroquianas, los consejos de las señoritas , que eran las hijas de su difunta protectora, y hasta las dolencias de aquella mujer casi ciega que vivía con ella, sirviéndola de madre.
La difunta señora, una condesa anciana, había sido su madrina, costeando su educación en un colegio modesto, y todavía Antonia iba a visitar algunas veces a las señoritas , las hijas de su protectora, que se habían casado.
La copla de la difunta sigue revoloteando sobre mi cabeza.
Probablemente la difunta emplearía algún dinero en préstamos, que es como tirarlo al viento.
Doña Lupe, que pasó a ver a la difunta, se afectó tanto, que no pudo permanecer allí.
¿Y la voz? La voz era enteramente igual a la de su difunta amiga.
Después le causaba pavor la visión figurada de los pies de Mauricia En la oscuridad, que surcaban rayas luminosas, veía las botas elegantes y pequeñas de la difunta Los pies se movían, el cuerpo se levantaba, daba algunos pasos, iba hacia ella y le decía: Fortunata, querida amiga de mi alma, ¿no me conoces? ¡Re! Si no me he muerto, chica, si estoy en el mundo, créetelo porque yo te lo digo.
Un rato hablaron, y como ella se mostrase recelosa de que el marido de la difunta fuese por allá y armara un escándalo, el farmacéutico la tranquilizó diciéndole: No tema usted nada.
La costeo yo, he querido darme esa satisfacción una lápida preciosa, con el nombre de la difunta y una corona de rosas.
A Fortunata, sin mentarle la herencia por respeto a la difunta, le dijo algo de sus fincas de Molina de Aragón, y de que si el dinero en hipotecas era el mejor dinero del mundo.
Sucedió que el Arcipreste de Loiro, que había conocido y tratado mucho a la señora doña Micaela, madre de don Pedro, quiso ver otra vez toda la casa, y también la capilla, donde algunas veces había dicho misa en vida de la difunta, que esté en gloria.

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