Ejemplos con diabla

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La revista TeleNovela alcanzó el mayor número de ventas en su historia, durantela emisión de Pobre diabla.
Pobre Diabla fue escrita, originalmente, por Alberto Migré.
Diversas variedades de tamales de maíz, sopitos cubiertos de picadillo, de pata, de lomo o de pollo, langostinos de río preparados en caldo moyos o cangrejo moro guisado a la diabla, pozole de cerdo y el tatemado de carne de cerdo deleitan los paladares de locales y visitantes.
Igualmente en ese tiempo, en la costa, los moyos -variedad del cangrejo moro-, guisado a la diabla.
Pobre Andresín, tan cortés, tan amable, tan cargado de erudición bajo su frivolidad aparente, tan laborioso, no obstante vérsele por todas partes cortejando modistillas y montando en los tiovivos de las verbenas Cierto que lo hacía todo a la diabla, y escribía al correr de la pluma sin tiempo para corregir y dialogando al par con los amigos en los cafés De ahí que para muchos fuese un erudito a la violeta.
taxista, Pobre diabla y la existosísima Piel naranja.
en el Centro de Convenciones de Tlatelolco, UTA Underground, La Madre Diabla, Circo Volador, Tianguis Cultural del Chopo, Radio City Hall, Atizapán, Tlanepantla, Puebla, Tlaxcala, San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro, Toluca, Cuautitlán, entre otros.
He aquí que hallándonos aturdidos y deslumbrados, vino a nosotros una diabla, por más señas muy parecida a , y nos machacó los huesos con un palo, echando de su boca conjuros indecentes, después le quitó a las llaves de la casa, que en la cintura llevaba, a los dos nos empujó hasta echarnos a la calle.
La placera se puso en jarras al ver la escalonada tertulia que allí había, y cuando apreció quién estaba sentada en el lugar más alto, abrió medio palmo de boca, expresando su admiración de esta manera: ¡Bendito Dios! ¡El ama de la casa sentadita en la escalera, como una pobre que está esperando las sobras de la comida! Pero qué, ¿no está esa diabla?.
Callose la santa observando a la diabla intranquila.
¡Amigas!repitió la diabla frunciendo las cejas.
Durante la breve pausa que siguió a los últimos conceptos de Guillermina, el infeliz hombre cayó en su conciencia como en un pozo, y allí se vio tal cual era realmente, despojado de los trapos de oropel en que su amor propio le envolvía, pensó lo que otras veces había pensado, y se dijo en sustancia: Si soy un verídico mulo, un buen Juan que no sabe matar un mosquito, y esta diabla de santa tiene dentro el cuerpo al Pae Eterno.
Las demás personas que en la casa entraron estaban en la sala, sin atreverse a pasar mientras durase aquel animado coloquio de la diabla y la santa, cuyo lejano run run oían.
La diabla, al oír esto, se reía más, diciendo que su marido era un santo, un verdadero santo, y que si le canonizaban y le ponían en los altares, ella le rezaría y le escupiría.
¿Te parece poco?prosiguió la diabla, que de rabiosa que estaba, tenía espuma de saliva en los labios.
Di si quieresrepetía la diabla con exaltación delirante.
Mátameles, síañadió la diabla, retorciéndose las manos.
Buenas tragaderas tiene el amigodijo Ballester, y para sí, contemplando a la diabla, que dormía o fingía dormir: ¡Qué hermosa está! Le daría yo un par de besos con la intención más pura del mundo He aquí una mujer que hoy no vale nada moralmente, y que valdría mucho, si reventara ese maldito Santa Cruz, que la tiene ¡Lástima de corazón echado a los perros!.
Si me muero, me llevo a mi hijo conmigodijo la diabla, volviéndole a coger y estrechándole contra sí.
En el tiempo que estuvo fuera Encarnación, la diabla no hizo más que dar a su hijo muchos besos, diciéndole mil ternezas.
Todo eso aparte de esta consideración que dejo para final: yo no sé cómo anda la administración municipal y provincial en Vizcaya, pero sí diré que en Barcelona no se echa de menos a los madrileños para administrar a la diabla.
Y es que como había visto tantos diablos que entraban y salían, y a más de los diablos, diabluras tantas dentro y fuera de la casa, me sentí también un poco diabla, y harta de convento, no vi mejor remedio que las diabluras para salirme de él.
«Esa diabla no será molestada en lo más mínimo -me dijo-.
Esa diabla toma, cuando le conviene, naturaleza o hechura mundana, y con tal figuración está trabajando ahora de suripanta en el teatro de Las Musas, calle de las Aguas».
Ya se había hecho de tal modo mi espíritu a las cosas inauditas, descomunales y absurdas, que las palabras de la diabla no me causaron el efecto que ella sin duda pretendía obtener.
El diablo o la diabla, mi cadena venga, y dejémonos de voces, y escúsense juramentos y maldiciones.
Sonreíase la cantora, expresándolo, y una luz diabla asomábase a sus ojos.
gozó a la diabla y después.
El pobre jamelgo enganchado a la polvorienta diabla manotea con todos los músculos en desesperada tensión y el pescuezo estirado por dominar uno de los repechos, mientras que con el látigo en una mano y con la otra aferrada a uno de los rayos de las ruedas pugna el Bellotero por ayudar al pobre animal en su desesperado esfuerzo.
Entonces la diabla se convertía en la mujer de la voz de madre, y las lágrimas de voluptuosidad de Bonis dejaban la corriente a otras de enternecimiento anafrodítico, se le llenaba el espíritu de recuerdos de la niñez, de nostalgias del regazo materno.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba