Ejemplos con di

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pero yo me di excelente maña para disuadirla.
Le di a entender, fingidamente y por proporcionarle algún alivio a sus afanes, que correspondía a su afecto, pero que mi estado sacerdotal me obligaba a poner una venda sobre los ojos de la carne.
Había vivido veinte años en la misma casa de huéspedes, aquella en donde yo di con él, y otros veinticinco en otras muchas casas de huéspedes.
¡Con perdón de mi amo, hasta le di con el zueco!.
Pero a poco me di a considerar lo augusto del templo, la majestad del edificio, lo suntuoso del altar, el efecto que producían en muros y columnas las luces de los hachones, las sombras que al titilar de las flamas bailaban en las pilastras una danza de endriagos espantables y trémulos, y hasta me reí de la grotesca figura de los devotos, del sonsonete de sus rezos, de un estornudo inoportuno que vino a interrumpir una oración solemnemente principiada.
¿Te acuerdas que al despedirme de tí me quité del cuello una medallita, y te la di? Pues deseo que la conserves siempre, para que si un día te casas y tienes hijos se la des al que tú prefieras.
Le dije que no, y le di las gracias.
¿Qué interés podía guiarme? Te amé y te di mi corazón, me amaste, y al oír de tus labios que me amabas se disiparon las tinieblas de mi vida, se iluminó mi alma con los esplendores de la tuya, y anhelé ser bueno porque tú eras buena, quiso tener resignación como tú, y la tuve, y el que poco antes deseaba morir, amó la vida, y soñó con dichas y felicidades, no esas que tú supones, sino otras verdaderas, humildes un hogar modesto y tranquilo, ni envidiado ni envidioso, del cual tú fueras alegría.
Pero antes ¡dame un abrazo! ¡Vaya, muchacho, si eres ya un hombre! Di a tus tías que por allá iré.
Pero reflexiona un poquito y verás que no hay otro camino Allí estará tan ricamente, bien comido, bien abrigado Ayer le di a Guillermina cuatro piezas de paño del Reino para que les haga chaquetas.
Empezó a rascarse la cabeza, y dijo con sentimiento: ¿Qué te importa a ti tu papá Pepe? ¿Quieres un rabel? Di lo que quieres.
Chiquilla, es preciso que me perdones el mal rato que te di anoche Debí ponerme muy pesadito ¡Qué malo estaba! En mi vida me ha pasado otra igual.
Comprendo que tienes razón, soy un infame, merezco tu desprecio, porque lo que tú dirás, una mujer es siempre una criatura de Dios, ¿verdad? y yo, después que me divertí con ella, la dejé abandonada en medio de las calles justo su destino es el destino de las perras Di que sí.
Pero ya no puedo más: mi conciencia se vuelca como una urna llena que se cae así, así, y afuera todo Tú me absolverás cuando me oigas, ¿verdad? Di que sí Hay momentos en la vida de los pueblos, quiero decir, en la vida del hombre, momentos terribles, alma mía.
¿Para qué preguntas tú? Si te digo que no la quería, te enfadas conmigo y tomas partido por ella ¿Y si te dijera que la quería, que al poco tiempo de sacarla de su casa, se me ocurría la simpleza de cumplir la palabra de casamiento que le di?.
Hízose fiscalizadora, reparona, entrometida, y unas veces con dulzura, otras con aspereza que le costaba trabajo fingir, tomaba razón de todos los actos del joven, tundiéndole a preguntas: ¿A dónde vas con ese cuerpo? ¿De dónde vienes ahora? ¿Por qué entraste anoche a las tres de la mañana? ¿En qué has gastado los mil reales que ayer te di? A ver, ¿qué significa este perfume que se te ha pegado a la cara?.

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