Ejemplos con devuelvo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Os amo al punto de no poder vivir sin vos, dijo con todos los signos del dolor más vivo, sé que no me amáis, ¡sé que me despreciáis! Este pensamiento ha sido el conductor de mi crimen: estaba decidido a perecer, animado por la venganza que hubiera deseado ejercer sobre la humanidad entera, proyecté inmolar conmigo algunos miserables que habían perdido mi reputación atribuyéndome infamias que devuelvo a sus infames autores, con mis manos preparé el veneno, muchas personas han sucumbido, el azar me ha salvado, y ahora me haré justicia después de haberos dicho adiós, para escapar al castigo que me estaba reservado.
No te esfuerces tanto, porque si no estás satisfecho y no esperas ser feliz, yo te devuelvo tu palabra.
Pero pensé: ¡Si se las devuelvo al pobre Belarmino, creerá que es manía.
Belarmino, te devuelvo ese par de botas, no me sirven.
Puesto que ha resuelto quitármela, se la devuelvo, y así le ahorro el disgusto de despedirme como a un criado.
-Tomad, señor - dijo el cardenal al joven-, os he cogido un salvoconducto y os devuelvo otro.
Días antes de emprender la retirada, se le presentó Francisco de Chaves exponiéndole una queja, y no recibiendo reparación de ella le dijo: «No quiero ser más tiempo vuestro amigo, y os devuelvo la espada y el caballo».
¡Admirable triunfo y conquista preciosa! Será necesaria una superchería, ¿pero qué importa? ¿qué vale esto en comparación del bien que resulta? La salvo de su familia, del convento, del ascetismo que es la tisis del espíritu, le devuelvo la salud del cuerpo, la arranco de este horrible país, la hago mi esposa, la salvo de la idolatría del Nazareno y de ese fetichismo vacío, indigno de la elevación y pureza de su alma.
Aborrezco esa idea con todas las fuerzas de mi alma, y todo el odio venenoso que esa secta alienta contra mí, se lo devuelvo centuplicado.
-Pero yo lo devuelvo porque tal es mi deber.
¡Maldito sea yo, que vi la felicidad y no la pude poseer! Te devuelvo a tu casa, a tu religión, y te devuelvo pura, inmaculada.
La devuelvo.
¡Así es que, quieras o no, te devuelvo cuanto te he ganado! Y Anís no tuvo más remedio que aceptar como regalo los bienes que le habían pertenecido.
¡Te devuelvo, pues, cuanto perdiste! ¡Levántate, Anís, y vete en paz por donde viniste! Pero Anís contestó: ¡No, por Alah, ¡oh soberana mía! que no me apena lo más mínimo lo que perdí! Y si mi vida me pides, te perteneceré al instante.
Matías, yo la devuelvo a tus padres, que la ejercerán con más fruto que yo.
Mas, antes de ausentarme, le devuelvo todo lo que tenía de usted.
Devuelvo el depósito y no se me debe exigir más.
-Palabra de honor, os lo devuelvo al momento, lo pondré sobre la mesa y vos quedaréis entre él y yo.
¡Dios!, en vos, el único ser justo, bueno y compasivo que he encontrado, en vos, mi salvador quizá, un minuto, ese cuchillo, un minuto, uno sólo, y os lo devuelvo por el postigo de la puerta, nada más que un minuto, señor Felton, ¡y habréis salvado mi honor!.
-Os agradezco, señora - le dijo-, la deferencia que habéis mostrado hacia mis deseos, pero creo que os faltan dos herretes, y yo os los devuelvo.
-Ya os lo he dicho: que partáis al instante, señor, que cumpláis lealmente la comisión que yo me digno encargaros y, con esta condición, olvido todo, perdono, y hay más - ella le tendió la mano- : os devuelvo mi amistad.
-Bueno -le dijo Anacleto-, se lo devuelvo si me indica el medio de destruir el hechizo de que su patrón hizo víctima a mi hijo.
¡Hija de príncipe, te devuelvo las riquezas y el nombre de tu padre!.
Os devuelvo el uno al otro.
¡Oh!, comprended bien mi idea: y que podía ofrecer millones a esa mujer, y sólo le devuelvo el pedazo de pan negro, olvidado bajo mi pobre techo, desde el día en que me separé de ella para siempre.
Después se volvió hacia Feliz-Bella y le preguntó: ¡Oh Feliz-Bella! ¿Declaras que ése es tu esposo Feliz-Bello? Ella contestó: ¡Tú lo has dicho, oh príncipe de los Creyentes! Y el califa dijo: ¡Os devuelvo el uno al otro! Tras lo cual miró a Feliz-Bello, y le preguntó: ¿Puedes decirme siquiera cómo has podido penetrar aquí y enterarte de la estancia de Feliz-Bella en mi palacio?.
-«Le devuelvo la esperanza, la vida, señor conde, anunciándole que vos le podéis hacer encontrar este hijo, a quien busca en vano hace quince años.
Sois joven, diestro y fuerte, no os cuidéis de mí, os devuelvo vuestra palabra.
Os devuelvo al señor de Villefort, al que entretuve un instante.

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