Ejemplos con detengamos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Si les escuchamos, nos dirán: No nos detengamos a contemplar el mar o las estrellas, no hay que distraerse.
Que si papá tiene algo, me lo avise usted, usted ¿verdad? Yo le enviaré a usted las señas de todas partes donde nos detengamos.
No está bien que le detengamos.
No nos detengamos, hijo mío, y aprovechemos lo que resta de día para salir de Tetuán.
Entre casas y donde haya gente, no nos detengamos -dijo Lucila-.
-Pero no nos detengamos -dijo al fin-, ustedes salían.
? ¡Oh!, me falta el aliento, pero no nos detengamos.
Señor hermano, si nos quiere decir algo, dígalo presto, porque se van estos hermanos abriendo las carnes, y no podemos, ni es razón que nos detengamos a oír cosa alguna, si ya no es tan breve que en dos palabras se diga.
Entre casas y donde haya gente, no nos detengamos -dijo Lucila-.
No nos detengamos, hijo mío, y aprovechemos lo que resta de día para salir de Tetuán.
Mas ahora conviene que nos detengamos a explicar y razonar las creencias religiosas y filosóficas de Pipá, en lo esencial por lo menos, antes de que algún fanático preocupado se apresure a desear la victoria al ángel del Señor, el mayor pillete de la provincia, siendo así que la merecía sin duda el hijo de Pingajos, que así llamaban a la señora madre de nuestro protagonista.
Necesidad hay de que nos detengamos en ella, si queremos comprender, en cuanto es posible nuestra limitada capacidad, los sublimes misterios de la encarnación y el modo como hemos de corresponder a ellos.
— ¡Vamos! ¡Vamos! No nos detengamos más, y a comer, que la comida nos espera — dijeron varios.
Pero, no nos detengamos más en el realismo de Shakespeare.
Preciso será que suspendamos por un momento la rápida narración de los sucesos, y nos detengamos.
No nos detengamos ni un momento.
No nos detengamos, que la necessidad desecha la tardança.
-Suplico que no nos detengamos en el camino -dijo Joe-, subamos, subamos, señor, hágame caso.
Pero no nos detengamos en floreos ni dibujos, que es mucho lo que tenemos que referir, y poquísimo el tiempo de que disponemos.

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