Ejemplos con desánimo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los síntomas puede incluir orina frecuente, desánimo, malestar general y debilidad.
La tragedia de su prematura sordera le causó un enorme desánimo, sin embargo lo anterior no imposibilitó su habilidad para crear nuevas composiciones.
La petición redujo la misiva inicial a una pequeña carta en la revista 'Nation and Athenaeum', firmada por Forster y Virginia Woolf, que se centraba en el efecto de desánimo que la censura ejercía sobre los escritores.
La ambición mediterránea del monarca provocó un desánimo en la nobleza aragonesa que se sintió desplazada, por ejemplo, por ser proclamado rey antes de la jura de los Fueros y que vio cuestionados sus privilegios ante el triunfo de la monarquía.
De hecho, está lejos de tener la seguridad del apoyo total de la Internacional hasta que en julio envía una carta a la Internacional en la que le comunica su desánimo y presenta su dimisión.
El desconcierto y el desánimo invadieron a los sitiados, teniendo que actuar el Teniente Martín Cerezo con grandes dotes oratorias para elevarles el ánimo.
De todas formas éste no es un motivo de desánimo para ellos.
Si las autoridades monetarias fallan en reducir las tasas de interés por debajo de la eficiencia marginal del capital, la economía se contraerá irremediablemente, aunque la causa de fondo del desánimo de la inversión no es el nivel de las tasas de interés sino la caída de la rentabilidad.
En octubre la propuesta tuvo dficultades cuando el gobierno de Tailandoa se veía lento, para desembolsar los fondos requeridos, lo cual desánimo a los potenciales patrocinadores.
Fue una auténtica derrota moral, en mitad de la Guerra de los Treinta Años, que sumió en el desconcierto y el desánimo a los soldados, hasta el punto de impactar en todo el continente deshaciendo el mito de que los Tercios españoles eran invencibles.
A partir de esto, se entrega al desánimo.
La noticia de la batalla llegó a Corrientes, donde el gobernador Ferré decidió no dejarse ganar por el desánimo.
Sin desánimo, abre una Escuela Municipal de Música, tomando además, el papel de Director y Profesor.
El trabajo de reconstruir el templo se había detenido por el desánimo de los exiliados y las intrigas de los samaritanos.
Se suceden las temporadas y el desánimo, tres años más tarde el club no tiene atletas, pero el club se mantiene en un estado latente, por la cabezoneria de Jaume Jové i Josep Company, pasando a ser la actividad del club la reivindicación de unas pistas de atletismo en Sabadell.
El cansancio, el desánimo de una guerra de guerrillas, la aspereza del terreno, la enfermedad e incluso un rayo que estuvo a punto de matarle, hicieron mella en el Emperador que se retiró de la contienda a Tarragona.
Pero, la verdad, no se convencían fácilmente, y, sin quererlo yo, me transmitieron su desánimo.
En el asedio de Villafranca hubo de sufrir Zumalacárregui desfallecimientos de sus tropas, pero su energía supo trocar el desánimo en loco frenesí de combate.
¡A correr! Viose caer bastante gente de una y otra parte, y la derrota de los guardias era evidente en el paso de Boteros, porque alentados los milicianos, cayeron sobre ellos enfurecidos, y con el furor de los unos crecía el desánimo de los otros.
Viendo que eran tantos los que esperaban, estuve a punto de renunciar, de puro desánimo, pero Spaulding no quiso ni oír hablar de semejante cosa.
Por la razón que fuera, el efecto fue una sensación de desánimo y de la inminencia de algún mal, ésta era especialmente fuerte en el estudio del doctor Mannering, aunque esa habitación era la más luminosa y ventilada de toda la casa.
conquistar – y hoy toda especie de dogmática está ahí en pie, con una actitud de aflicción y desánimo.
Porque, en el fuerte, la duda no es ni ocio epicúreo ni aflicción y desánimo, sino antecedente de una reintegración, apercibimiento para una reconquista, que tiene por objeto lograr, mediante el esfuerzo indomable de la conciencia emancipada, nueva verdad, nuevo centro de espiritual amor, nuevos fundamentos para el deber, la acción y la esperanza.
En el fracaso, en la desilusión, que no provengan del fácil desánimo de la inconstancia, viendo el sueño que descubre su vanidad o su altura inaccesible, viendo la fe que, seca de raíz, te abandona, viendo el ideal que, ya agotado, muere, la filosofía viril no será la que te induzca a aquella terquedad insensata que no se rinde ante los muros de la necesidad, ni la que te incline al escepticismo alegre y ocioso, casa de Horacio, donde hay guirnaldas para orlar la frente del vencido, ni la que, como en Harold, suscite en ti la desesperación rebelde y trágica, ni la que te ensoberbezca, como a Alfredo de Vigny, en la impasibilidad de un estoicismo desdeñoso, ni tampoco será la de la aceptación inerme y vil, que tienda a que halles buena la condición en que la pérdida de tu fe o de tu amor te haya puesto, como aquel Agripino de que se habla en los clásicos, singular adulador del mal propio, que hizo el elogio de la fiebre cuando ella le privó de salud, de la infamia cuando fue tildado de infame, del destierro cuando fue lanzado al destierro.
Pues ¿qué le diré a usted del entrar y salir de gentes de tan varios temperamentos y cataduras como los asuntos que les mueven, y las conversaciones que entablan, y las porfías que suscitan, y los planes que exponen, y las sospechas que apuntan o las noticias que dan? ¿Qué de los donaires de este redactor, de las cosas del otro, de las aprensiones de aquél, de los resabios del de más allá, de los alientos, de las esperanzas o del desánimo de todos, según corran los aires de la política, y los suyos se aproximen o se alejen? Pero no quiero quitarle a usted el interés de la sorpresa, anticipándole, informes que han de ser sabroso cebo de su curiosidad.
A ratos injuriaba con dura frase a la justicia humana, exaltándose, para caer después prontamente en el desánimo y derramar abundantes lágrimas.
Había en estas frases algo tan bueno, tan dulce, tan franco, tan paternal, que Marius pasó repentinamente del desánimo a la esperanza.
Y así se estaba: «el público» haciendo diagnósticos a porrillo sobre la palidez y el desánimo de Irene, cada vez que la veía, los de su casa afanándose por distraerla y por alegrarla, don Roque, amén de esto, convencido de que la tempestad iba pasando, por lo cual entretenía las impaciencias de su «consuegro» con cartas que no hubieran ido al correo si las hubiera visto su mujer, y la víctima, la pobre Irene, haciendo de tripas corazón, pasando la mitad de las noches en vela, siempre con la visión de su conflicto delante de los ojos, y el espanto por lo que pudiera acontecer a la hora menos pensada.
Comprendía también el jefe del reducto, que si aquellos, sus únicos soldados, carecían de vigor para la lucha, les invadiría el desánimo, porque tripas llevan pies.

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