Ejemplos con despreciando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El prólogo de las sirvientas nos da un retrato de la heroína, y describe cómo Elektra ha vivido en las afueras del palacio desde la muerte de Agamenón, vistiendo harapos y conviviendo con los perros, despreciando a todo aquel que sea desleal a la memoria de su padre.
Ello no arredró a Lezo, que entró tras la nave argelina despreciando el fuego de los fuertes, incendiándola y causando además grave ruina a los castillos.
Epícteto confía en que sus discípulos aprendan por encima de todo, a comportarse de acuerdo a los principios que estudian, es decir, distinguiendo lo que depende del albedrío de lo que no depende de él, y actuando en consecuencia, preocupándose por lo primero y despreciando lo segundo.
Ante esto, Halsey, que ya había descubierto a Ozawa, marchó contra él despreciando la amenaza de Kurita, a quien suponía en retirada.
La historia soviética contempló estas rebeliones como parte de la lucha de clases, dando como ciertos los clichés propagandísticos, sin base documental, despreciando o minimizando el factor religioso como factor de crucial importancia, dando como verdades las siguientes:.
Despreciando aquello, este estilo fue adoptado por los seguidores y descendientes de Unkei, incluyendo sus hijos Tankei, K un, K ben y K sh , que elaboraron importantes esculturas hasta mediados de la era Kamakura.
Eduardo de Baliol decidió finalizar con los problemas con el reinado de Inglaterra y por lo tanto declaro que Escocia le rendiría pleitesía y obediencia a los ingleses, provocando que su hijo Guy de Baliol lo increpara e insultara públicamente, desconociéndolo como rey e inclusive como padre, despreciando el apellido Baliol.
Movido por una gran admiración hacia el L original, Mello aspira a convertirse en el legítimo sucesor pero siempre era desplazado por Near, a quien consecuentemente acabó despreciando y manteniendo una fiera rivalidad con él.
Se observa en la salida las variaciones que se producen en el intervalo superior de la señal despreciando los extremos.
La acusación es probablemente cierta, pero también puede aplicarse al propio Polibio, que había caído en el error de exagerar los méritos de Arato, despreciando a Cleomenes.
El Espada elogia la determinación de Byakuya una vez más pero sostiene que en las condiciones en las que está no podrá mantener una batalla con alguien de su nivel, no obstante el Capitán responde arrogantemente, despreciando el poder de Zommari, este se irrita y decide revelarle que su Amor ha alcanzado también a Rukia en la cabeza, esta coge la Zanpakut de Hanatar y lo corta en el pecho, cuando Byakuya trata de intervenir Zommari lo detiene haciendo que Rukia se apunte a sí misma con la espada, tras esto el Arrancar le recomienda a su enemigo abandone y tire su espada.
Las pantallas mostraron a Dorothy reaccionando positivamente a -nunca despreciando- Tennessee Ernie Ford y otros cantantes de música Country y sureños que ella encontraba en televisión en vivo.
Ulquiorra se entretiene escuchando y despreciando los sentimientos de amistad de Orihime hasta que finalmente Ichigo Kurosaki irrumpe en la torre.
El Barón Harkonnen ha optado por Feyd-Rautha como su sucesor, despreciando a su sobrino mayo Glossu Rabban, conocido como La Bestia por su caracter cruel y sádico, no sirviendo a los propósitos de alcanzar por la intriga y la traición que un Harkonnen se siente en el trono de Imperio de Un Millón de Planetas.
Cuando, despreciando sus antiguos prejuicios, intentaba aproximarse a una mujer, esta mujer replegábase misteriosa y asustada de tal aproximación.
Pero el viejo siguió despreciando su protección y riéndose con tristeza del rótulo.
Pero la súplica volvió a reanudarse a los pocos instantes, reconcentrada, tenaz, atenta únicamente a su deseo, despreciando los nuevos obstáculos que venían a interponerse entre ella y el capitán.
El collar de perlas seguía fijo en su cuello, asomando por el escote angular Era una magnificencia de artista rica que todo se lo echa encima, de enamorada de las joyas que no puede vivir sin su contacto y las coloca sobre su piel apenas salta de la cama, despreciando la hora y las reglas de la discreción.
En días de tormenta, cuando las olas barrían la cubierta de proa o popa y los marineros avanzaban recelosos, temiendo que se los llevase un golpe de mar, sacaba la cabeza por la puerta de la cocina, despreciando un peligro que no podía ver.
Y te digo más: vendrá un día en que, como hoy, desearás verme, aunque sólo sea el espacio de un segundo y atropellando por cuantos obstáculos se ofrezcan, y despreciando cuantas trabas te lo impidan, vendrás a mí a mí.
Hizo Miranda poco gasto de manjares, despreciando cuanto le servían, y pidiendo imperativo y en voz bastante alta una botella de Jerez y otra de Burdeos, de que escanció a Lucía, explicándole las cualidades especiales de cada vino.
El que nunca entró en la cocina de su casa y fue cuidado minuciosamente por su mamá, despreciando como cosas de mujeres todo lo que no fuese dar voces de mando y alinear soldados, lo primero con que tropieza en el ejército es con la necesidad de ser cocinero, sastre, zapatero, etcétera, aguantando muchas veces repulsas de sus superiores porque no demuestra pericia en estas faenas.
Lejos del sol y de la vida, desafía a la muerte, lo mismo que el albañil, que, despreciando el vértigo, trabaja con los pies sobre frágil tabla, admirado por las aves, que extrañan la presencia en el espacio de un animal sin alas.
Olvidaba los libros, despreciando su porvenir: ya no pensaba en cantar misa.
Empezaba a caer la tarde, cuando el herido, despreciando las protestas y ruegos de las dos mujeres, saltó de su camón.
Revivía la sangre comercial de su padre, el instinto acaparador de su tío don Juan, y contagiado por la atmósfera de jugadas victoriosas y millonadas de papel que respiraba continuamente en la tienda al lado de su principal, había acabado por decidirse, despreciando los bienes positivos y materiales para lanzarse en la fiebre de la Bolsa.
Y Andresito, cerrando los ojos, despreciando los punzantes recuerdos del pasado, se sentía feliz, tanto casi como Conchita, que en los días de Pascua, en la agitación de las alegres meriendas, había conseguido turbar a Roberto hasta el punto de arrancarle la deseada declaración.
En aquel retiro fué hasta oí último día dechado de patriotas, modelo de firmeza política, y allí murió, como Napoleón, de una enfermedad hepática, despreciando a los villaverdinos, y burlándose de sus antiguos partidarios,a quienes atribuía el fracaso que le echó por tierra,y siendo objeto de la incondicional admiración de todos sus paisanos.
¡Corazones de perro, lenguas de escorpión! Una señorita que es la honradez en persona, de una familia tan buena, no despreciando a nadie, ¡y calumniarla, y para más con un ordenado de misa! ¡Liberaluchos indecentes, de éstos de por aquí, que se venden tres al cuarto! ¡Pero cómo está el mundo, Naya, cómo está el mundo!.
¿Vee vuesa merced, señor don Quijote, la hermosura de mi señora la duquesa, aquella tez de rostro, que no parece sino de una espada acicalada y tersa, aquellas dos mejillas de leche y de carmín, que en la una tiene el sol y en la otra la luna, y aquella gallardía con que va pisando y aun despreciando el suelo, que no parece sino que va derramando salud donde pasa? Pues sepa vuesa merced que lo puede agradecer, primero, a Dios, y luego, a dos fuentes que tiene en las dos piernas, por donde se desagua todo el mal humor de quien dicen los médicos que está llena.

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