Ejemplos con desgarraban

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Allí ''se corría'' la cátedra, allí se verificaban nuestros desafíos a ''trompada suelta'', allí nos familiarizábamos con los peligros de la mar, allí se desgarraban nuestros vestidos, allí quedaba nuestra roñosa moneda, después de jugarla al ''palmo'' o a la ''rayuela'', allí, en una palabra, nos entregábamos de lleno a las exigencias de la edad, pues el bastón del polizonte nunca pasó de la esquina de la Pescadería, y no sé, en verdad, si porque los vigilantes juzgaban el territorio hecho una balsa de aceite, o porque, a fuer de prudentes, huían de él.
Sus ramas como enormes garras que desearan aprisionarme, se extendían hasta mi cuerpo y lo desgarraban.
tu seno desgarraban tus hijos con baldón,.
Iba febril, saltando de peña en peña y profiriendo espantosos gritos que me desgarraban el alma, dejando trozos de su vestido entre los zarzales.
Le hubiera dado la palma, a no ser su admiración más irresistible aún para don Manuel Zelaya, ¡ah! cuando éste, de visita en la estancia, empezaba, después de templar la guitarra, a echar al cielo esas hermosas notas agudas, que salidas de las narices, desgarraban el tímpano, celebrando las virtudes de don Tomás y su hospitalidad generosa, el muchacho quedaba pasmado, embelesado.
La madre y la hermana, a ejemplo de Román, desgarraban traje y enaguas, desnudaban a la mártir su túnica de Neso.
Sus dedos apresurados rompían las cintas, arrancaban violentamente los corchetes, desgarraban las enaguas.
Aquí se atollaba en el fango que dejaron las aguas detenidas, allá daba con los restos de una zarza espinosa que le desgarraban los pies, luego un ceiba gigante caído pocos momentos antes la obligaba a dar un gran rodeo, y, por último, tuvo que vadear con inminente peligro un río que ella conoció pobre arroyuelo, y que las aguas de la tempestad le habían ensoberbecido y puesto temible.
A veces me encontraba en el río con grupos de risueñas niñas, rodeadas de galanes en cuyos ojos veía la misma expresión con que yo había sido mirada en otros tiempos, y al verlos reír y conversar a mi lado, tratándome con desdén, volvía a mi choza y fingiéndome enferma me ocultaba bajo las cortinas de mi cama y pasaba ratos de agobiadora tristeza, mezcla de amor propio herido y abatimiento que me desgarraban el alma.
Pero su naturaleza era de carne mortal, y sus hijos pedazos de sus entrañas, y tenía que dolerle mucho allí cuando se las desgarraban fibra a fibra.
Y gritaba: ¡Ay mi mujer! ¡Ay mis hijos! ¡Qué horror! ¡Qué desdicha! ¿Habrá otra desgracia semejante a la mía? Y todos los mercaderes se lamentaban y lloraban como él para expresarle su pesar, y se desgarraban las ropas.
Las nubes pardas, opacas, anchas como estepas, venían del Oeste, tropezaban con las crestas de Corfín, se desgarraban y deshechas en agua, caían sobre Vetusta, unas en diagonales vertiginosas, como latigazos furibundos, como castigo bíblico, otras cachazudas, tranquilas, en delgados hilos verticales.

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