Ejemplos con desdeñada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A todo esto, la pobre desdeñada niña, que había estado observando a las otras durante su breve diálogo, mirando de reojo y mordiéndose las uñas, cuando las vió sentadas se dirigió hacia ellas paso a paso, con la cabeza gacha, y al estar a media vara de las desdeñosas, se dejó caer al suelo lentamente y se puso a deshojar las florecillas del césped, sin arrancarlas, flechando ojeadas de través de vez en cuando al grupo, y sorbiendo muy recio el aire con las narices.
Una mujer, desdeñada corporalmente por el hombre a quien ama, es capaz del crimen.
La misma humillación infligida a su madre, los pasos, manejos y trámites que precedieron a la ruptura del matrimonio, los rencores de la mujer desdeñada y ofendida, las alusiones a sucesos que siempre vivían en la memoria, eran otras tantas causas de terminantes del carácter y la complexión moral de Felipe.
Renuncio a describir el furor de la desdeñada esposa al verse sola fuera del Paraíso.
Mientras tanto, Porthos jugaba fuerte: guiños de ojos, dedos puestos sobre los labios, sonrisitas asesinas que realmente asesinaban a la hermosa desdeñada.
- Si fueras tú la desdeñada.
A todo esto, la pobre desdeñada niña, que había estado observando a las otras durante su breve diálogo, mirando de reojo y mordiéndose las uñas, cuando las vio sentadas se dirigió hacia ellas paso a paso, con la cabeza gacha, y al estar a media vara de las desdeñosas, se dejó caer al suelo lentamente y se puso a deshojar las florecillas del césped, sin arrancarlas, flechando ojeadas de través de vez en cuando al grupo, y sorbiendo muy recio el aire con las narices.
Luz se hubiera contentado con muchísimo menos: con un pedacito del mundo, precisamente de la parte de él más desdeñada de las gentes mundanas, algo así como cuadro de primavera campestre: praderas rozagantes, copudos robles, matas de rosales, senderos blandos y retorcidos entre los árboles y los rosales y las praderas, un sol cernido a través de las espesuras, fuertes contrastes de luz y sombra, rumor de brisas en el follaje y de aguas fugitivas entre márgenes de madreselvas y laureles bravíos, pájaros cantadores, y en lo alto, pero no lejos del río, sobre una base de roca blanquecina medio envuelta entre carrascas, hiedras y escaramujos, una casita, no como la choza rústica y grosera de los idilios, no tanto: podía ser un chalet muy cómodo y muy lindo, hasta con su salita de estudio y un buen piano en ella, y un terradillo desde el cual se descubriera una gran parte del panorama y se entrara en tentaciones de recorrer lo que no se veía.
Y resultó también, y este fue más profundo resultado, un alto aprecio, una amistad sublime y una extraordinaria gratitud en el generoso corazón de la mujer desdeñada.

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