Ejemplos con descubiertamente

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Aquí era donde yo me lucía, porque se me ocurrían invenciones tan peregrinas para echar por tierra a cualquier señorón de los más trompeteados, sin hacer ruido ni ofenderle descubiertamente, que se embobaban oyéndome.
No fue nuestro tirano descarado y descubiertamente abominable, fue un histrión que hubiera sido ridículo a no tratarse del engaño de un pueblo.
De buena gana se habría desprendido en aquel momento de los servicios de su secretario Rufete, cargado de listas, para estar solo con Monsalud y hablarle franca y descubiertamente, pues bien se conocía que el astuto conspirador había manifestado su idea de un modo harto enigmático.
Et desque las animalias entendieron que el león et el toro tomaron sospecha el uno del otro, començáronles a dar a entender más descubiertamente que cada uno dellos se reçelava del otro et que esto non podría ser sinon por las malas voluntades que tenían escondidas en los coraçones.
Mas como al tiempo de las súplicas se mostrasen ya descubiertamente, todos los demás desistieron de la pretensión, no obstante, Catún sostuvo a Domicio, que era su deudo, y lo alentó a que tuviera esperanza y entrara en contienda por las libertades públicas: porque no era al consulado a lo que aspiraban Pompeyo y Craso, sino a la tiranía, ni aquello era petición de una magistratura, sino rapiña de las provincias y de los ejércitos.
No le quiero prometer a un corazón amante más perdición que venir a tropezar en celos, que es cierto que la caída será para no levantarse más, porque si calla los agravios, juzgando que los ignora, no se recatan de hacerlos, y si habla más descubiertamente, pierden el respeto, como me sucedió a mí, que no pudiendo ya disimular las sinrazones de don Manuel, empecé a desenfadarme y reprenderlas y de esto pasar a reñirle, con que me califiqué por enfadosa y de mala condición, y a pocos pasos que di, me hallé en los lances de aborrecida.
¿A qué jovencito de ahora se le ocurriría enviar mensajes a su novia con Celestina, como a Melibea se los enviaba Calisto? Se responderá que las señoritas de ahora no viven en tanto recogimiento y retiro, pero esta no es razón, porque si el recogimiento y el retiro han de servir para que tengamos que valernos de Celestinas, harto mejor es que las señoritas vayan a bailes, tertulias y paseos, y reciban en casa descubiertamente a sus galanes.
Entonces estava bien embiar una pesadumbre, porque, si ha de embiar lo que tiene, ¿qué puede ser si no disgusto, pues de la carta le ha concebido? Y aquí entra bien que «a un traydor dos alevosos», que, si agonizar por la hazienda del que tan descubiertamente se engaña fuera no más de dexarle sin ella, no quedava muy pobre si le quedava gusto para bolver a adquirir otra, mas llévansele de camino, y es tal este mal necessario de las mugeres que lo conocemos y las buscamos, que en ellas es donde viene a parar todo lo bueno o malo de que se habla.

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