Ejemplos con desatentada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Al respecto el historiador Alfredo Jáuregui Rosquellas, relata este episodio de esta cruenta guerra fratricida así: Con rumbo al sur, en carrera desatentada y confusión inmensa , cual correspondía a la inmensa significación del desastre, atravesaban la llanura los vencidos, los heridos, los salvados que al encontrar asilo, que creyeron seguro, en la casa de Dios, en el pueblo de Ayo-Ayo iban a hallar el ara del martirio siendo sacrificados en forma infernalmente bárbara, diabólicamente horrorosa, crispantes por su saña y refinamiento de crueldad.
La salida inevitable de Martín de Herrera, por su desatentada circular sobre la interpretación de los derechos individuales, y el decreto acerca del ingreso y ascenso en la carrera judicial, dieron al General ocasión de abrir la puerta grande a los demócratas.
Rara vez se revisten los verdes años de aquella gordura desatentada, contraria a todo sentimiento de proporción, pelmazos de carne distribuidos sin ninguna lógica en las partes de un defectuoso esqueleto.
El escrupuloso observador Babinet asegura que la materia de que se componen tan tremebundas colas es cien veces más sutil que el aire atmosférico, y que, por tanto, aunque en su desatentada carrera alcanzara la cola de un cometa a nuestro globo, sólo produciría un malestar tan ligero como el ocasionado por el último manifiesto del Duque de la Victoria.
Y se le llamará, ciudadanos caballeros, ¿pues quién lo duda? El segundo Gobierno constitucional sigue la misma desatentada senda que el primero.
A cada paso hallaba motivo para empeñar la atención de su entusiasta amiga, ya indicándole los festones de aguinaldos blancos o campanillas pendientes de todos los arbustos a orillas de los cañaverales, ya los güines de las cañas, que comparaba con las garzotas de innumerables guerreros en marcial arreo, mecidos blandamente por la gentil brisa de la mañana, ora los grupos de tomeguines que con rumor sordo, cual de viento rastrero y en gran tropel, seguían por algún trecho la dirección de los viajeros, rozando con las yerbas y luego desapareciendo por entre los troncos de las cañas, o el vivaracho sabanero de tardo vuelo, que salía con estrépito del espeso matorral y se posaba con mucha dificultad en la primer hoja de caña con que tropezaba en su desatentada fuga, o la esquiva garza blanca que se abría paso por entre las ramas del roble ribereño, y con el largo cuello replegado a la espalda y los pies colgando seguía en su huida el curso del arroyo, o la bandada de alborotosas cotorras que cubrían los naranjos silvestres y sólo se veían cuando se aferraban a la dorada fruta para extraerle la simiente, o el gavilán, en fin, águila de Cuba, que daba gritos y gritos penetrantes mientras se cernía por encima de las palmas más alterosas, entre la tierra y el cielo.
Rara vez se revisten los verdes años de aquella gordura desatentada, contraria a todo sentimiento de proporción, pelmazos de carne distribuidos sin ninguna lógica en las partes de un defectuoso esqueleto.
-¡Roberto! -decía desatentada-.
-¿Ves? ¿ves como eres un canalla? ¿Cómo no me quieres? -clamaba desatentada, loca.
El único que no tomó parte en la desastrosa escena fue Teodoro, porque asustado al oír el tiro, y sobre el tiro los gritos que resonaban por todos lados, se dio a correr de tan prodigiosa y desatentada manera, que muy pronto llegó al río, y queriendo salvarlo de un salto, cayó entre un pozo, produciendo su caída un estrépito «terrorífico».
-¡Infames! -decía la desesperada Isabel, retorciéndose las manos, paseando desatentada y furiosa por la ancha galería-.
En la desatentada excursión se llevó más de cinco horas callejeando y maldiciendo lo existente.
Y se lanzó en carrera desatentada a través de la selva imponente, enmarañada y bravía, cuyas oleadas de levantisco follaje, derramándose por las faldas de los cerros e invadiendo la pradera, formaban en todas partes bóvedas, pirámides, túneles y verdaderas catedrales de verdura, por donde apenas podía filtrarse, avergonzado de su impotencia, uno que otro rayo del sol que incendiaba la llanura.
Aquel grito partía del alma de Isabel que llegaba desatentada, pero magnífica y engrandecida por el dolor, tendiéndole los brazos.
Los amantes abandonaron a sus amadas y la Humanidad entera persiguió, como desatentada jauría, al celeste peregrino por toda la redondez de la tierra.
El Supremo Hacedor, infinitamente más distante del hombre que éste del insecto, no fulmina los rayos de su cólera sublime sobre una miserable criatura que, loca o desatentada, lleva la soberbia hasta el punto de negarle sus divinos atributos.
Empezar la regeneración española por arrancar a la ignorancia de las tinieblas que le son peculiares, fuera obra por demás lenta, es mejor sacarla de golpe a la claridad deslumbradora de todas las libertades imaginables, y dejarla que, loca y desatentada, choque con todos los objetos, incapaz de apreciar ni la índole de éstos ni la distancia que de ellos la separan.
Sentí de pronto alzarse dentro de mí una protesta de mi libérrimo albedrío, y con ella la nostalgia de la ciudad, pero con una fuerza tan nueva y tan irresistible, que, sin saber, cómo, me vi encarado otra vez al camino real y poseído de un vehementísimo deseo, de la tentación pueril y desatentada.

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