Ejemplos con desastrado

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Él mismo debió de vislumbrar el desastrado fin que le aguardaba, pues entre las notas y apuntes que dejó a su muerte leí esta sentencia: El que consagra sus días a la busca y ejercicio de la Verdad, el Bien y la Belleza, es incompatible con la vida, por lo menos, con la vida tal como se nos ofrece en la sociedad presente.
Nadie se cuidaba ya de recoger y barrer el amarillo tapiz del follaje, porque Vichy, tan peripuesto y adornado en la estación de aguas, se torna desastrado y desaliñado no bien le vuelven la espalda sus elegantes huéspedes de estío.
Casi abrazó al ruso, a pesar de su aspecto desastrado, sus barbas trágicas y su enorme sombrero, que hacían volver la cabeza a los transeuntes.
En la plaza de las Monjas encontré a , que ya tenía noticias del desastrado fin de su caro esposo.
El caso vergonzoso de su hija, primero, después el desastrado acabamiento de su esposa con aquel grosero delirar, más propio del populacho que de enfermos decentes, tenían al respetable señor muy alicaído: su rostro, antes plácido, se le había vuelto tenebroso, diez años lo menos se habían aumentado al natural peso de su edad, ni las más picantes discusiones o chismografías políticas le apartaban de su tristeza y amargura.
Aquí fué el gritar del pueblo: aquí el amohinarse el tio alcalde: aquí el desmayarse Preciosa, y el turbarse Andres de verla desmayada: aquí el acudir todos a las armas, y dar tras el homicida, creció la confusion, creció la grita, y por acudir Andres al desmayo de Preciosa, dejó de acudir a su defensa, y quiso la suerte que Clemente no se hallase al desastrado suceso, que con los bagajes habia ya salido del pueblo: finalmente, tantos cargaron sobre Andres, que le prendieron y le aherrojaron con dos muy gruesas cadenas: bien quisiera el alcalde ahorcarle luego, si estuviera en su mano, pero hubo de remitirle a Murcia, por ser de su jurisdicion: no le llevaron hasta otro dia, y en el que allí estuvo pasó Andres muchos martirios y vituperios, que el indignado alcalde y sus ministros, y todos los del lugar le hicieron.
Leocadia, llena de sobresalto y alborozo, hizo a sus padres que se retirasen con ella aparte, como lo hicieron, y allí en breves palabras les dió cuenta de todo su desastrado suceso, con todas las circunstancias dél, y de la ninguna noticia que traia del salteador y robador de su honra: díjoles lo que habia visto en el teatro donde se representó la tragedia de su desventura: la ventana, el jardin, la reja, los escritorios, la cama, los damascos, y a lo último les mostró el crucifijo que habia traido, ante cuya imágen se renovaron las lágrimas, se hicieron deprecaciones, se pidieron venganzas y desearon milagrosos castigos: dijo ansimismo, que aunque ella no deseaba venir en conocimiento de su ofensor, que si a sus padres les parecia ser bien conocelle, que por medio de aquella imágen podrian, haciendo que los sacristanes dijesen en los púlpitos de todas las parroquias de la ciudad, que el que hubiese perdido tal imágen la hallaria en poder del religioso que ellos señalasen, y que ansí, sabiendo el dueño de la imágen, se sabria la casa y aun la persona de su enemigo.
Llámase mi competidor Anselmo, y yo Eugenio, porque vais con noticia de los nombres de las personas que en esta tragedia se contienen, cuyo fin aún está pendiente, pero bien se deja entender que será desastrado.
Reparó Dorotea en las razones de Cardenio y en su estraño y desastrado traje, y rogóle que si alguna cosa de su hacienda sabía, se la dijese luego, porque si algo le había dejado bueno la fortuna, era el ánimo que tenía para sufrir cualquier desastre que le sobreviniese, segura de que, a su parecer, ninguno podía llegar que el que tenía acrecentase un punto.
¡Ya quisiera yo ver eso! respondió don Quijote, pero él se guardará bien deso, si ya no quiere hacer el más desastrado fin que padre hizo en el mundo, por haber puesto las manos en los delicados miembros de su enamorada hija.
La Cañas miró de hito en hito a aquel mocetón desastrado que tan rumbosa y cortésmente le solicitaba una copla, y en ley de verdad, vale decir que no malamente la impresionaron la figura atlética del minero, sus bravos ojos verde mar, sus negros cabellos y los blancos dientes que la sonrisa, compañera de la solicitud, ponía al descubierto.
Era un muchachón de buena presencia y estatura, muy desastrado de ropa, como si llevara largo tiempo de corretear por caminos ásperos y pueblos míseros.
-Pues desempeñados los encargos que llevas a Madrid, te vas a Samaniego, no como peatón desastrado, sino en el tren, y con el empaque y avíos que te corresponden.
Mira que este desastrado que te implora, es el mejor amigo tuyo, el leal, el can, el que te ama por ti, por ti mismo, no porque le resuelves una combinación ambiciosa.
Por solicitud del pungido Calisto, vencido el casto proposito de ella, entreveniendo Celestina, mala y astuta muger, con dos servientes del vencido Calisto, engañados e por ésta tornados desleales, presa su fidelidad con anzuelo de codicia y de deleyte, vinieron los amantes e los que les ministraron en amargo y desastrado fin.
Luego, no puedes figurarte entre qué clase de gentes anda, lo más perdido y desastrado del mundo.
Mas viendo que sola Florentina, que era la que tenía vida, podía decir cómo había sucedido tan lastimosa tragedia, mas sabiendo de don Gaspar el peligro en que estaba su vida, y que no era tiempo de averiguarla hasta ver si mejoraba, suspendieron la averiguación y dieron orden de enterrar los muertos, con general lástima, y más de doña Magdalena, que como la conocían ser una señora de tanta virtud y tan honorosa, y la veían con tanta mocedad y belleza, se dolían más de su desastrado fin que de los demás.
Venía sucio y desastrado, pero siempre con el aire fanfarrón y de perdonavidas que le era ya habitual.
desastrado instante en que pisaron este suelo, recuerda toda su historia, y las sangrientas escenas que hemos recorrido, y bien sabes que no podemos deponer las armas y esperar en nuevas promesas.
Parecíale al principio que lamentaba el desastrado fin de famosos guerreros, al paso que dirigiendo a otros la palabra les animaba con elogios, afeaba su cobardía con denuestos, o embravecíales con amenazas.
Así murió Cleomenes con fin tan desastrado, bien fuese aquel un castigo del soborno con que cohechó a la Pitia en la causa de Demarato, como dicen muchos griegos, bien fuese en pena de haber talado el bosque sacro de las diosas, cuando acometió contra Eleusina, como aseguran solos los atenienses, bien fuese aquella la paga de la violación del templo de Argos, de donde sacó a los argivos refugiados después de la rota del ejército y los hizo pedazos, incendiando al mismo tiempo el bosque sagrado sin el menor escrúpulo ni reparo, como pretenden los mismos argivos, cuyo hecho pasó en los términos siguientes:.
Pero dejando esto, volvamos a los septemviros de la célebre conjuración, uno de los cuales, Intafernes, tuvo un fin bien desastrado, a que su misma altivez e insolencia lo precipitaron.
Entonces Creso, según refieren los lidios, viendo mudado en su favor el ánimo de Ciro, y a todos los presentes haciendo inútiles esfuerzos para extinguir el incendio, invocó en alta voz al dios Apolo, pidiéndole que si alguna de sus ofrendas le había sido agradable, le socorriese en aquel apuro y le libertase del desastrado fin que le amenazaba.
Informado Creso del valor de Anfiarao y de su desastrado fin, le ofreció un escudo, todo él de oro puro, y juntamente una lanza de oro macizo, con el asta del mismo metal.
Cuéntame, amiga mía, cómo es acaescido tan cruel e desastrado caso.
Pluguiera a Dios que fuera yo ellos e perdiera la vida e no la honrra, e no la esperança de conseguir mi començado propósito, que es lo que más en este caso desastrado siento.
¡O bienauenturada muerte aquella, que desseada a los afligidos viene! ¡O si viniéssedes agora, Hipócrates e Galeno, médicos, ¿sentiríades mi mal? ¡O piedad de silencio, inspira en el Plebérico coraçón, porque sin esperança de salud no embíe el espíritu perdido con el desastrado Píramo e de la desdichada Tisbe!.
Heridas y ultrajes eran ya éstos que difícilmente pudiera olvidar aquel orgulloso linaje, pero el desastrado fin de su caudillo había encendido en sus pechos un odio implacable contra los templarios, y sobre todo contra Saldaña como autor de su deshonra y duelo.
-¡Canástoles! -exclamó don Alejandro en los últimos extremos ya de la congoja que le ahogaba-: ¡qué aberraciones, hombre! Pues ahora te mando elegir entre el propio desastrado farmacéutico y el Príncipe de Asturias, si le hubiera, y soltero y galán.
Creció la confusión, creció la grita, y, por acudir Andrés al desmayo de Preciosa, dejó de acudir a su defensa, y quiso la suerte que Clemente no se hallase al desastrado suceso, que con los bagajes había ya salido del pueblo.

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