Ejemplos con desalmado
Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.
Pero la mujer es la protegida de un desalmado contrabandista, lo que desencadenará el conflicto.
Pero rechazó el papel, porque no quería encarnar a un villano tan desalmado.
La religión es el alivio de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón y el espíritu de un estado de cosas desalmado.
La religión es la queja de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón y el espíritu de un estado de cosas desalmado.
La Expedición Lynch fue una operación que buscaba la confiscación de ingresos de las haciendas azucareras del norte del Perú por parte del Ejército de Chile al mando del Capitán de Navío Patricio Lynch durante la campaña terrestre de la Guerra del Pacífico, llevada a cabo por un militar chileno desalmado y salvaje.
El punto de inflexión hacia el exito se debió a su interpretación de un investigador desalmado en.
Hans Zarkov pelean juntos contra el desalmado Ming.
los dioses y los héroes no han podido ver que un hombre solo, impío por demás y desalmado, viniese a ser señor del Asia y de Europa.
Representa la madre tierra, y todo arriero que no es un desalmado, cada vez que bebe, deja caer algunas gotas, para que la buena señora no sufra sed.
Galante y desalmado en su juventud, como don Juan, habíase acogido, viendo próxima la vejez, al seguro de la Iglesia para decir su misa entre un acto terminado de escribir y otro que empezaba a versificar.
Pero como siempre habían tenido a éste por un desalmado , capaz de beberse la sangre toda del clero de Sarrió, por no repetirse, le dejaron pronto para cebarse principalmente en Sinforoso.
¡Vaya una gracia! Era un sinvergüenza, un desalmado, un asesino.
Rodrigo Venegas y Carrillo de Albornoz, dijese lo que quisiera el novelero y desalmado público, siempre ganoso de ajenos compromisos y desastres en que desempeñar grátis el cómodo oficio de espectador o de plañidero.
Ella, en suma, ¡ha sido para mí lo que yo para este desalmado!.
—Los demas se habian marchado en pos del ideólogo Paco Antúnez, proclamando que no querian servir de juguete a viles pasiones, que ellos eran incrédulos, pero no criminales, y que harto claro veian que el desalmado farmacéutico, más que adversario de la fe en Dios, era enemigo de la especie humana, y muy particularmente de aquellos individuos que se interponian entre él y la , por la cual continuaba sintiendo todos los furores del amor, de la desesperacion y de la impotencia.
Valentín no sabía qué hacer: andaba inquieto, bullía de un lado a otro, sin atreverse a entrar en la alcoba de su mujer para que no le despidiese a gritos, porque venía a turbar su reposo, y sin atreverse tampoco a no estar allí cerca para que su mujer no le acusase de indiferente, egoísta y desalmado, que no miraba con interés sus males, y ni siquiera preguntaba por su salud.
Comprendí que aquel era mi destino, y que para el fin que a Córdoba me llevaba, más me convenía penetrar en esta ciudad como soldado oscuro que como desalmado y andrajoso vagabundo.
Anoche nos contó don Elías todo lo que ese desalmado joven ha hecho, y pasé un mal rato.
Clara dio un grito de terror al encontrarse en los brazos de aquel desalmado, y gritó con todas sus fuerzas: ¡Pascuala!.
Cual yo quedé, dígalo quien tuviere poder para decirlo, que yo no sé ni supe mas de sentillo: castigué mis cabellos, como si ellos tuvieran la culpa de mi yerro, martiricé mi rostro, por parecerme que él habia dado toda la ocasion a mi desventura, maldije mi suerte, acusé mi presta determinacion, derramé muchas é infinitas lágrimas, víme casi ahogada entre ellas y entre los suspiros que de mi lastimado pecho salian, quejéme en silencio al cielo, discurrí con la imaginacion, por ver si descubria algun camino o senda a mi remedio, y la que hallé fué vestirme en hábito de hombre, y ausentarme de la casa de mis padres, y irme a buscar a este segundo engañador Enéas, a este cruel y fementido Vireno, a este defraudador de mis buenos pensamientos y legítimas y bien fundadas esperanzas, y así sin ahondar mucho en mis discursos, ofreciéndome la ocasion un vestido de camino de mi hermano, y un cuartago de mi padre que yo ensillé, una noche escurísima salí de casa con intencion de ir a Salamanca, donde, segun despues se dijo, creian que Marco Antonio podia haber venido, porque tambien es estudiante, y camarada del hermano mio que os he dicho: no dejé asimismo de sacar cantidad de dineros en oro, para todo aquello que en mi impensado viaje pueda sucederme, lo que mas me fatiga es que mis padres me han de seguir y hallar por las señas del vestido y del cuartago que traigo, y cuando esto no tema, temo a mi hermano que está en Salamanca, del cual si soy conocida, ya se puede entender el peligro en que está puesta mi vida, porque aunque él escuche mis disculpas, el menor punto de su honor pasa a cuantas yo pudiere darle: con todo esto, mi principal determinacion es, aunque pierda la vida, buscar al desalmado de mi esposo, que no puede negar el serlo sin que le desmientan las prendas que dejó en mi poder, que son una sortija de diamantes, con unas cifras que dicen: Es Marco Antonio esposo de Teodosia.
—Haz cuenta, traidor y desalmado hombre, quien quiera que seas, que los despojos que de mí has llevado, son los que pudiste tomar de un tronco o de una coluna sin sentido, cuyo vencimiento y triunfo ha de redundar en tu infamia y menosprecio, pero el que ahora pretendes no le has de alcanzar sino con mi muerte: desmayada me pisaste y aniquilaste, mas ahora que tengo brios, ántes podrás matarme: que si ahora despierta sin resistencia concediese con tan abominable gusto, podrias imaginar que mi desmayo fué fingido, cuando te atreviste a destruirme.
Era Rinconete, aunque muchacho, de muy buen entendimiento, y tenia un buen natural, y como habia andado con su padre en el ejercicio de las bulas, sabia algo de buen lenguaje, y dábale gran risa pensar en los vocablos que habia oido a Monipodio y a los demas de su compañía y bendita comunidad, y mas cuando por decir , habia dicho por modo de naufragio, y que sacaban el estupendo, por decir estipendio, de lo que se garbeaba, y cuando la Cariharta dijo que era Repolido como un marinero de Tarpeya y un tigre de Ocaña, por decir Hircania, con otras mil impertinencias: especialmente le cayó en gracia cuando dijo que el trabajo que habia pasado en ganar los veinte y cuatro reales, lo recebiese el cielo en descuento de sus pecados, y sobre todo le admiraba la seguridad que tenian y la confianza de irse al cielo con no faltar a sus devociones, estando tan llenos de hurtos, y de homicidios y ofensas de Dios: y reíase de la otra buena vieja de la Pipota, que dejaba la canasta de colar hurtada, guardada en su casa, y se iba a poner las candelillas de cera a las imágenes, y con ello pensaba irse al cielo calzada y vestida: no ménos le suspendia la obediencia y respeto que todos tenian a Monipodio, siendo un hombre bárbaro, rústico y desalmado: consideraba lo que habia leido en su libro de memoria, y los ejercicios en que todos se ocupaban: finalmente, exageraba cuán descuidada justicia habia en aquella tan famosa ciudad de Sevilla, pues casi al descubierto vivia en ella gente tan perniciosa y tan contraria a la misma naturaleza, y propuso en sí de aconsejar a su compañero no durase mucho en aquella vida tan perdida y tan mala, tan inquieta y tan libre y disoluta, pero con todo esto, llevado de sus pocos años y de su poca esperiencia, pasó con ella adelante algunos meses, en los cuales le sucedieron cosas que piden mas larga escritura, y así se deja para otra ocasion contar su vida y milagros, con los de su maestro Monipodio, y otros sucesos de aquellos de la infame academia, que todos serán de grande consideracion, y que podrán servir de ejemplo y aviso a los que los leyeren.
—La justicia de Dios y del rey venga sobre aquel ladron desuellacaras, sobre aquel cobarde bajamanero, sobre aquel pícaro lendroso, que le he quitado mas veces de la horca que tiene pelos en las barbas: desdichada de mí, mirad por quién he perdido y gastado mi mocedad y la flor de mis años, sino por un bellaco desalmado, facinoroso é incorregible.
Buena dueña, templad vuestras lágrimas, o, por mejor decir, enjugadlas y ahorrad de vuestros suspiros, que yo tomo a mi cargo el remedio de vuestra hija, a la cual le hubiera estado mejor no haber sido tan fácil en creer promesas de enamorados, las cuales, por la mayor parte, son ligeras de prometer y muy pesadas de cumplir, y así, con licencia del duque mi señor, yo me partiré luego en busca dese desalmado mancebo, y le hallaré, y le desafiaré, y le mataré cada y cuando que se escusare de cumplir la prometida palabra, que el principal asumpto de mi profesión es perdonar a los humildes y castigar a los soberbios, quiero decir: acorrer a los miserables y destruir a los rigurosos.
Pero yo no debo de estar en mi juicio, pues tales disparates digo y pienso, que no es posible que una dueña toquiblanca, larga y antojuna pueda mover ni levantar pensamiento lascivo en el más desalmado pecho del mundo.
Dime, desalmado, aún no ha día y medio que tengo el gobierno, y ¿ya quieres que tenga seiscientos ducados?.
¡Justicia de Dios y del mundo! Mire vuestra merced, señor gobernador, la poca vergüenza y el poco temor deste desalmado, que, en mitad de poblado y en mitad de la calle, me ha querido quitar la bolsa que vuestra merced mandó darme.
Primero quiso el malandrín y desalmado vagamundo granjearme la voluntad y cohecharme el gusto, para que yo, mal alcaide, le entregase las llaves de la fortaleza que guardaba.
Orso era un hombre de su época, feroz, desalmado, disimulado en el rencor, implacable en la venganza.