Ejemplos con desaliñado

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Homer, al darse cuenta de que no eran las flores lo que él le podía dar que nadie más podía, se da cuenta de que estaba completamente desaliñado y sin rumbo, por eso, se arrodilla ante Marge y le dice que lo que puede darle es su total y completa dependencia.
De aspecto desaliñado y descuidado, cuenta Felix Martín Acemel, en su cuaderno: viéndolo con prendas tan raídas que parecían harapos y zapatos con agujeros por todos lados, le regalé un traje que ya no usaba por haber engordado y a él le viniese bien así como un par de zapatos bien lustrados por el limpiabotas asiduo del Casino del Centro.
El Rey Felipe Augusto era de buena constitución, con un mechón de pelo desaliñado, pero había perdido la visión de un ojo.
Los Shirt Tails destacaban tanto por su violencia como por su aspecto desaliñado y descuidado.
En prácticamente todas sus películas mudas, Fields aparecía siempre con un aspecto desaliñado, con un bigote mal pegado al labio.
Se le debe podar ligeramente, no debajo del verde follaje, ya que tiende a hacerse desaliñado con la edad de otro modo.
Se lo describe como desaliñado, que huele mal, y a pesar de ser humano, de la misma altura de un enano.
El manto debe ser áspero al tacto y con aspecto más bien desaliñado.
Un hombre de aspecto desaliñado le coge la pelota, con intención de bromear con él, pero Rover reacciona de forma un tanto agresiva, mordiendo al visitante los pantalones.
Tolera cierto grado de exposición a los elementos pero puede verse completamente desaliñado en tal situación.
Debido a su condición de licántropo, presenta un cierto aspecto asilvestrado y desaliñado.
Ejemplo de atleta polifacético y con éxito en todo lo que practica, Shaun es un deportista muy extravagante: un cuerpo lleno de tatuajes, aspecto siempre desenfadado y desaliñado, y algo egocéntrico, llegó a asegurar que se aburría en las competiciones de snowboard.
Homer y Bart, desolados y avergonzados por haber sido timados ellos mismos, vuelven a su casa y le dicen a Marge y a Lisa que les habían robado el auto, un hombre extranjero, barbudo y desaliñado.
De aspecto desaliñado y taciturno, nadie diría que es en absoluto una persona fuera de lo normal.
Al contrario de su hermana perfecta , Toula tiene un aspecto desaliñado, y es un personaje cínico que vagamente expresa sus deseos y añora la felicidad.
Ambos eran huérfanos, fueron educados en un templo o un monasterio, tenían un aspecto desaliñado, y poseían una habilidad con la espada incomparable.
Nadie se cuidaba ya de recoger y barrer el amarillo tapiz del follaje, porque Vichy, tan peripuesto y adornado en la estación de aguas, se torna desastrado y desaliñado no bien le vuelven la espalda sus elegantes huéspedes de estío.
Perdida así la gallardía del andar, los cuarenta y pico se asomaban implacables a todas las líneas del rostro: la triste raya de tinta de los bigotes resaltaba sobre la marchita tez, el párpado caído, hundidas las sienes y desaliñado el cabello, parecía el ex buen mozo una de esas desmanteladas torres, bellas a la luz crepuscular, pero que a mediodía todas se vuelven grietas, ortigas, zarzales y lagartos.
Correctamente vestido de negro, albeándole la camisa, desaliñado el calzado y muy peinada y brillante la profusa barba, era un tipo de los más simpáticos, pero más simpática aún era su charla.
No hay duda que así, varonilmente desaliñado, húmeda la piel de transpiración ligera, terciada la escopeta al hombro, era un cacho de buen mozo el marqués, y sin embargo, despedía su arrogante persona cierto tufillo bravío y montaraz, y lo duro de su mirada contrastaba con lo afable y llano de su acogida.
Parecía seria y desazonada la abuela, y la nieta, sentada en un rincón, con el traje flojo, el aspecto desaliñado, la cabeza doblada sobre el pecho, los brazos extendidos y los dedos cruzados en la falda, era viva imagen del abatimiento y de la desesperación.
Yo no soy poética, y el mejor cuerpo del mundo me parece detestable cuando le cubre una mala ropa, tanto, que no puedo soportarme a mí misma en traje desaliñado.
Era el enemigo de Pedrín trigueño, de ojos de terciopelo, tan negros como centellantes, de blanca y apretada dentadura, labios finos y un tanto desdeñosos, muy rollizo y bastante desaliñado en el vestir.
A las pocas palabras, después de un saludo frío y desaliñado, Gedeón le preguntó por Caifás.
Decididamente no es en aquel angosto y desaliñado recinto donde ha de llenar el vacío de que se queja desde que nosotros le conocemos.
Desde el grado de doctor hasta el primer paso que da el doctorado en el ejercicio de su profesión, pueden mediar muy pocas horas, y sin embargo, ¿quién es capaz de conocer, bajo el luengo gabán, el estirado chaleco y las rígidas tirillas del médico o del jurisconsulto de hoy, al aturdido y desaliñado estudiante de ayer?.
Posible es que Nieves no se fijara en los unos ni en las otras, aunque cueste creerlo por lo que se sabe del prodigioso alcance de vista que tienen las mujeres guapas para esos lances y otros parecidos, pero podría apostarse algo bueno a que en la comparación que hizo mentalmente, después de mirarle de arriba abajo en menos de dos segundos, del Leto que tenía delante, vestido de día de fiesta, con el Leto de la víspera, desaliñado, ardoroso y con el pelo alborotado y la barba revuelta, aunque ambos eran buenos mozos, optaba por el segundo, es decir, por el Leto del billar, en calidad, se entiende, de mujer artista y esforzada.
Y en esto miraba al balcón de su suegra, echando todo el desaliñado busto fuera de la balaustrada.
El aspecto de la habitación, tan austero que rayaba en lo pobre, su puerta y las inmediatas, cerradas con llave, aquel hombre extenuado, envuelto en un ropaje burdo y desaliñado, sobre el que destacaban la cara lívida, de ojos hundidos y relucientes, y las manos cadavéricas, aquella alacena de fondos negros, y en otro fondo de ella, más negro aún, una caja de hierro oculta por una trampa más o menos ingeniosa, una luz tétrica iluminando la estancia, y fuera de ella los bramidos del huracán, me estaban pareciendo en conjunto un pasaje de melodrama, en el cual desempeñaba yo un papel de galán joven, protegido del desalmado usurero, por uno de esos incomprensibles antojos del corazón humano.
En sus ojos no había luz, sino tristeza, desconsuelo, desesperación y surcos de lágrimas, y en su vestido, desaliñado y mordido por las zarzas del monte, notábanse sangrientas señales de que sobre él había descansado la mutilada cabeza del infeliz suicida.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba