Ejemplos con dejad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Convence al desanimado Presidente Bartlet para que cambie de actitud con la frase lapidaria Dejad que Bartlet sea Bartlet, incrementando el nivel del debate político en los Estados Unidos.
Dejad que Bartlet sea Bartlet es el decimonoveno capítulo de la Serie dramática El Ala Oeste.
No vivir atados al pasado, pero no olvidarnos de él, mirar cara a cara al futuro y seguir nuestro propio camino con la vista al frente o, como la propia Tetra dice: levad anclas, no toqueis el timón y dejad que nuestro destino lo decida el viento.
Una vez, estaba viendo al reverendo Ike, que decía: Dejad que os diga, no importa, que es lo que os coge a través de la noche.
suplicó a Danny que no publicase la historia, esta vez consideró que el hecho sí era noticia y debía difundirlo, lo que provocó un breve distanciamiento en su relación como se puede ver en Dejad que Bartlet sea Bartlet.
También se puede oír su voz al final de la séptima, As Flittermice as Satan's Spys , pronunciando el mensaje En el nombre de Dios, dejad que las iglesias ardan, grabado al revés.
¡Dejad a la ! Margalida había venido para divertirse y no para entretener a los demás.
¡Yo soy la reina! Dejad que me siente ahí en lo más alto.
Sí, dejadla abierta, y dejad abierta la escotilla.
Dejad que envejezca, es decir, que se seque, y entonces cogedlo y veréis cómo sus frutos despiden una fragancia exquisita, que es como un recuerdo delicado de sus pasadas ilusiones.
Dejad las armas hasta que me plazca resucitar a mis hombres, y les mande a defender mi causa.
La suerte fue que el del zurriago, antes que su altísimo señor se apease, trató de despejar el local gritando: fuera, fuera, canalla: dejad hueco al señor.
¿Huelga? ¿Para qué? ¿Para hocicar en cuanto falta el pan en casa, quedar empeñados y volver al trabajo? Lo de los cartuchos, es una salvajada de cobardes, ¡por cuenta mía no se asesina a nadie! Dejad a mi cargo la venganza, que será buena.
Frutos, bailar si llega la mano, armar camorras si nos dan pié, y disputar si nos buscan la boca!—¡Ah, pesimistas! ¡Levantaos a las ocho de cualquiera de estas mañanas de Febrero, salid al campo, dejad por una hora ese aire que os asfixia a fuerza de suspirarlo siempre, mirad a los cielos y a la tierra.
Niñas, dejad a los hombres que debatan estas cosas tan intrincadas.
¡Y todo que estaba preparado a pedir de boca! Señores, por todos los santos, dejad hacer, no impidáis el movimiento de esta noche.
—En balde me he mostrado caritativa, bien parezco nueva en estos casos: haced, señor, que a este niño le paladeen con un poco de miel, y no consintais que a estas horas le lleven por las calles: dejad llegar el dia, y ántes que le lleven, vuélvanmele a traer, que me consuelo en verle.
—Sea como vos decís, señora Leocadia, respondió Teodosia, que así como veo que la pasion que sentís no os deja hacer mas acertados discursos, veo que no estais en tiempo de admitir consejos saludables: de mí os sé decir lo que ya os he dicho, que os he de ayudar y favorecer en todo aquello que fuere justo y yo pudiere, y lo mismo os prometo de mi hermano, que su natural condicion y nobleza no le dejarán hacer otra cosa: nuestro camino es a Italia, si gustáredes venir con nosotros, ya poco mas o ménos sabeis el trato de nuestra compañía: lo que os ruego es, me deis licencia que diga a mi hermano lo que sé de vuestra hacienda, para que os trate con el comedimiento y respeto que se os debe, y para que se obligue a mirar por vos como es razon: junto con esto me parece no ser bien que mudeis de traje, y si en este pueblo hay comodidad de vestiros, por la mañana os compraré los vestidos mejores que hubiere, y que mas os convengan, y en lo demas de vuestras pretensiones, dejad el cuidado al tiempo, que es gran maestro de dar y hallar remedio a los casos mas desesperados.
Gente endiablada y descomunal, dejad luego al punto las altas princesas que en ese coche lleváis forzadas, si no, aparejaos a recebir presta muerte, por justo castigo de vuestras malas obras.
Canalla malvada y peor aconsejada, dejad en su libertad y libre albedrío a la persona que en esa vuestra fortaleza o prisión tenéis oprimida, alta o baja, de cualquiera suerte o calidad que sea, que yo soy don Quijote de la Mancha, llamado el Caballero de los Leones por otro nombre, a quien está reservada por orden de los altos cielos el dar fin felice a esta aventura.
Y a vos, alma de cántaro, ¿quién os ha encajado en el celebro que sois caballero andante y que vencéis gigantes y prendéis malandrines? Andad en hora buena, y en tal se os diga: volveos a vuestra casa, y criad vuestros hijos, si los tenéis, y curad de vuestra hacienda, y dejad de andar vagando por el mundo, papando viento y dando que reír a cuantos os conocen y no conocen.
! ¿Qué la queréis, reinas? ¿A qué la perseguís, emperatrices? ¿Para qué la acosáis, doncellas de a catorce a quince años? Dejad, dejad a la miserable que triunfe, se goce y ufane con la suerte que Amor quiso darle en rendirle mi corazón y entregarle mi alma.
-Dejad que os acompañe a vuestra casa -dijo Pedro, cada vez más empeñado, y cada vez más interesado por aquella extraña mujer.
dejad que entonces, pues que ahora cuentan.
Dejad ¡Oh Ser Supremo! que el Istmo siempre viva.
Dejad la mujercilla que embarazáis inútil, que cansáis enfermo.
asquerosas parodias, plagios de los antiguos cultos, dejad que un.
y el mundo? ¡Dejad que le hable, y él decidirá!.
mal, señor Rubens! Llevaos el cuadro si queréis, pero dejad.

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