Ejemplos con defiendo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pero cuando hablo con trabajadores americanos en el Oeste, defiendo un voto político e industrial.
Defiendo el voto industrial por sí solo cuando me dirijo a los trabajadores de las empresas textiles del Este, donde una gran mayoría son extranjeros sin representación política.
No era lo mejor que habíamos hecho, pero la defiendo en el sentido de que, por ejemplo, contiene la única actuación en vivo de I Am the Walrus.
Alonso por facer bieny merced a vos los pobladores de la mi villa de Llanes y a todos sus vecinos así a los que agora son como a los que serán de aqui adelante, mando que en todos nuestro Reinos ningun vecino de Llanes non de portazgo, nin montazgo, nin treintazgo, nin peage, nin castellage, e firmemente mando y defiendo que ninguno non sea osado de les pasar contra esta merced que les yo Yo fago, sopena de la mi merced, y mas pechar me hia en pena de diez mil maravedis y al vecino de Llanes todo el daño que por ende rescibiese doblado: y el vecino de Llanes non de fonsadera: por diez y ocho dineros que dé en cada año, ampare su heredad doquier que la hobiere e todos los vecinos de Llanes hayan un fuero, e encoteles esas mis heredades que les Yo dí que siempre las hayan en paz, e libremente el Concejo de Llanes, y las hayan e las presten y fagan de ellas a toda su voluntad, así como de las heredades que agora mejoran y poseen.
Mientras, por tanto, abogo por el derecho, y me intereso en el difícil caso de todos aquellos que han sido expulsados de su heredad natural por la introducción del sistema de propiedad de la tierra, igualmente defiendo el derecho del poseedor a la parte que es suya.
Yo defiendo la causa , y por ella moriré, si así lo quieren mis enemigos.
¡Pues ya lo creo que la defiendo! ¡Su desvergüenza! La desvergüenza de ustedes justifica la suya Si vosotras la tenéis para recibirla, ¿por qué no la ha de tener ella para presentarse?.
De cualquier modo que sea, conste que yo no defiendo aquí esta o aquella opinión.
Para llenarles la barriga, me defiendo con las patatas y las migas.
Yo no defiendo aquí ahora ninguna determinada: defiendo la en abstracto, el temor de Dios, el amor al hombre.
¡qué atrocidad! Yo la defiendo, sí, la defiendo.
Ten presente que si defiendo otras, es porque tengo la convicción de que no se han de plantear nunca.
-Vamos, marchaos a vuestras casas -dijo el militar con mucha entereza-: yo lo defiendo.
Estas calumnias le servían de desahogo y si le preguntaban el motivo de su inquina, contestaba: «Señores, yo me debo a la causa que defiendo, y veo con tristeza, con grande, con profunda tristeza que esa señora, la Marquesa, doña Rufina, en una palabra, desacredita el partido conservador-dinástico de Vetusta».
Pero no toquéis con la punta de los dedos ni un solo pelo de D'Artagnan, que es un fiel amigo a quien amo y a quien defiendo, o os juro por la cabeza de mi padre que el crimen que hayáis cometido será el último.
Ahora bien, yo defiendo a la acusada, y al efecto tengo señalada la palabra para esta tarde a la una, mas como la tramitación ha caminado tan de prisa y no he podido estudiar el asunto a mi placer, voy ahora mismo a la secretaría a dar un repaso al expediente.
-Doctor, no os resisto más, no me defiendo, pero por piedad, compadeceos de mi vida, de mi honor.
-Qué hipódromos ni qué hipopótamos, yo defiendo a un ausente.
-Cállate tú, que no sabes lo que dices: yo te mando ¿oyes? No hay por qué insultar a la patrona, yo la defiendo porque ella es muy buena: le doy doscientos pesos, vaya, ¿está contenta?.
-No le defiendo, pero al cabo es mi padre.
Yo ni la defiendo ni la injurio.
Si es hacerme traidor, si la defiendo,.
librarla y con mi sangre la defiendo,.
Reyes, pero yo defiendo la virtud de usted.
Por tanto, el haber querido dar un aire de apodo y de vilipendio a los «calaveras» es una injusticia de la lengua y de los hombres que acertaron a darle los primeros ese giro malicioso: yo por mí rehúso esa voz, confieso que quisiera darle una nobleza, un sentido favorable, un carácter de dignidad que desgraciadamente no tiene, y así sólo la usaré porque no teniendo otra a mano, y encontrando ésa establecida, aquellos mismos cuya causa defiendo se harán cargo de lo difícil que me sería darme a entender valiéndome para designarlos de una palabra nueva, ellos mismos no se reconocerían, y no reconociéndolos seguramente el público tampoco, vendría a ser inútil la descripción que de ellos voy a hacer.
El valor de los organismos políticos depende en nuestro tiempo de su aptitud para dar vida a las reformas de carácter social, y ni el Estado, ni la Religión, ni ninguna de sus formas posibles, satisfacen esta necesidad de nuestro tiempo, el socialismo español ha de ser comunista, quiero decir, municipal, y por esto defiendo yo que sean los municipios autónomos los que ensayen las reformas sociales, y en nuestro país no habría en muchos casos ensayo sino restauración de viejas prácticas.
MENGO: Con los ruegos la defiendo,.

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