Ejemplos con crueldades

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Durante los meses siguientes fueron tratados con cordialidad, y sin crueldades inútiles, especialmente porque el grado de aislamiento del lugar no permitía pensar en huidas.
Además de esta arbitrariedad, Rodrigo de Contreras cometió graves crueldades con los soldados de Sánchez de Badajoz, mandó ejecutar a varios de ellos y trató bárbaramente a los indígenas de la región, pero no continuó con la empresa colonizadora, inmediatamente regresaba a Nicaragua.
De acuerdo con testimonios, una de sus crueldades preferidas era la de colocarse frente al portón de entrada de Birkenau, esperando para ver si algún prisionero se giraba para mirarla, quien lo hiciese, era llevado para fuera de las cercas y nunca más era visto.
Todo castigo o pena debe estar libre de crueldades innecesarias.
Al ser escolar en el convento, Velásquez tenía acceso a la gran biblioteca, donde encontró el libro La Brevísima Historia de la Destrucción de las Indias escrito por Fray Bartolomé de las Casas, en el cual se describían las crueldades de los conquistadores hacia los indígenas.
El reinado de Enrique II de Francia fue particularmente reconocido por las crueldades perpetradas por esta corte en la persona de los hugonotes.
Ya abandonada, se entregó a toda clase de crueldades típicas de la mujer cuando no es custodiada por su padre, por su esposo o por su hijo.
El historiador romano Salustio habla de la masacre de los esclavistas y de las crueldades cometidas por los esclavos contra sus antiguos opresores.
Polibio lo describe como un hombre feroz y sanguinario, autor de muchas crueldades también atribuidas a Amílcar Barca.
En lugar de ello, decidió hacer frente a las crueldades de alcance nacional, tratando de resolver los problemas de bienestar animal mediante la aplicación de estrategias, recursos y soluciones más allá de la capacidad de las organizaciones locales.
fue derrocado por sus muchas crueldades, que habían provocado la indignación de sus súbditos, y sustituído por el usurpador Tirídates II.
La hembra caprichosa de las noches venecianas, la infiel compañera de Musset, era la misma enfermera que guisaba la cena y preparaba las tisanas al moribundo Chopin en la soledad de Valldemosa ¡Si él hubiese conocido una mujer así, una mujer que llevase dentro mil mujeres, toda la infinita variedad femenil de dulzuras y crueldades! ¡Ser amado por una hembra superior, a la que pudiera imponer el ascendiente varonil y que al mismo tiempo le inspirase respeto por su grandeza intelectual!.
Otras veces, el viejo marino nos contaba una serie de crueldades horribles: piratas que mandaban cortar la lengua o las manos a los que caían en su poder, otros que echaban al agua a sus enemigos, metidos en una jaula y con los ojos vaciados.
Y se sumía otra vez en su bienestar artificioso y refinado, con el egoísmo del sátrapa que, luego de ordenar varias crueldades, se encierra en el harén.
Todo eso de la lucha por la vida con su cortejo de crueldades puede ser verdad en las especies inferiores, pero no debe ser verdad entre los hombres.
Al empezar la decadencia de nuestra patriaañadió Fernando, de Italia, de Flandes, de Holanda, de Alemania, de Inglaterra y de Francia, países que tenían mucho que vengar, pues durante siglo y medio les había molestado enormemente la preponderancia española, llovieron volúmenes hablando de las grandes crueldades sufridas por los indios.
Él creía, como Aresti, que aquel malestar sólo tenía un arreglo, cambiar la organización del mundo y proclamar la Justicia Social como única religión y única ley, suprimiendo la caridad que no es más que una hipocresía que coloca la máscara de la dulzura sobre las crueldades del presente.
De sus crueldades, hacía un mérito.
De la bestia hambrienta de los primeros tiempos, perseguida por las crueldades de la Naturaleza y viviendo en fraternal miseria con los animales inferiores, salía el hombre de hoy, que afirmaba su soberanía sobre los ascendientes, dominando a la Naturaleza.
A lo largo de los muros, los grandes frescos de Bayeu y Maella representando los trabajos y grandezas de San Eulogio, sus predicaciones en tierra de moros y las crueldades de la gente infiel de gran turbante y enormes bigotes que golpea al santo.
El mal genio de madre me parecía disculpable por los trabajos y penalidades que ocasiona una casa de labor, la brutalidad de mi padrastro se hizo menos aborrecible a mis ojos recordando que no era mi verdadero padre, y en cuanto a las crueldades de mi hermanastra como si no hubiesen existido.
¡Que mala era! Sus picardías no eran trastadas de chica, sino verdaderas crueldades: el pan qué yo guardaba por si tenía hambre entre horas, me lo quitaba y se lo echaba a los cerdos, a hurtadillas, cargaba el puchero de sal para que luego me regañasen, lo menos que hacía era decirme palabras feas, todo el repertorio que oía a los carreteros, y escupirme a la cara, sin que los , ni la mujer ni el marido, pusieran correctivo a sus infamias.
La imagen de Rosa se le representaba triste y dolorida, padeciendo las crueldades de su padre, que, después de lo pasado, serían, a no dudarlo, mucho mayores.
¡Figúrate la impresión que sufrirían! Crueldades tan inútiles y sanguinarias como ésta, se cometen aquí muchas: en Madrid no tenéis idea de lo que es la guerra.
¿No parece mentira que se hiciesen semejantes crueldades? ¡Qué tiempos tan malos, Julián!.
Pensaba él que las crueldades é infamias cometidas por los indios no justificaban las de un Gobierno culto y europeo.
Vamos por fin a cometer la mayor de las crueldades: ceguemos en un momento a todos los vivientes que hay sobre la tierra, y aun a todos los que pueda haber en los astros.
Con esta resolucion de la reina quedó la camarera tan desconsolada, que no le replicó palabra, y pareciéndole lo que ya le habia parecido, que si no era quitando a Isabela de por medio, no habia de haber medio alguno que la rigurosa condicion de su hijo ablandase ni redujese a tener paz con Ricaredo, determinó de hacer una de las mayores crueldades que pudo caber jamas en pensamiento de mujer principal, y tanto como ella lo era, y fué su determinacion matar con tósigo a Isabela: y como por la mayor parte sea la condicion de las mujeres ser prestas y determinadas, aquella misma tarde atosigó a Isabela en una conserva que le dió, forzándola que la tomase por ser buena contra las ansias de corazon que sentia.
No hay para qué, señora respondió Altisidora, usar dese remedio, pues la consideración de las crueldades que conmigo ha usado este malandrín mostrenco me le borrarán de la memoria sin otro artificio alguno.
Y, aunque la hambre y desnudez pudiera fatigarnos a veces, y aun casi siempre, ninguna cosa nos fatigaba tanto como oír y ver, a cada paso, las jamás vistas ni oídas crueldades que mi amo usaba con los cristianos.

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