Ejemplos con coyuntura

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Apolonio se hubiera despeñado en la negra desesperación, a no estorbárselo, de una parte, la compañía habitual del señor Novillo, con que se distraía de los sombríos pensamientos y se le deparaba coyuntura de explayar la exuberancia del lastimado pecho, y de otra parte, más principalmente, el amor a la duquesa de Somavia, un amor cada día más exaltado, más puro, más imposible, más delicioso y novelesco.
Llevaban coronas de cebollas, ajos, puerros y otras hortalizas de aroma desagradable y violento, dos lechuzas, varios muciérlagos y otros avechuchos temerosos y repulsivos, a fin de arrojar las coronas sobre el autor y soltar sobre la sala las nocturnas aves, en la coyuntura propicia.
Algo parecido a esto de Sócrates y Sófocles se lo dijo Apolonio a Belarmino, en el asilo y en coyuntura bastante dramática, lo cual me hace suponer que Escobar y Apolonio habían llegado a ser amigos, y que el zapatero estaba inspirado por las teorías del Estudiantón.
Como todas las naturalezas dulces y tímidas, Belarmino tenía ahorrados el coraje y la violencia en un depósito a réditos con interés compuesto, y cuando llegaba la coyuntura excepcional de gastar las reservas se exaltaba en términos que parecía un poseso.
La marquesa de Butrón aprovechó tan favorable coyuntura para reanudar su discurso por la parte más espinosa Era necesario nombrar una junta directiva, y a este propósito iba a leer una candidatura formada con el consejo de personas autorizadas, para sujetarla a la aprobación de todas las señoras presentes.
Siguió Maximiliano descargando su corazón, que otra coyuntura de desahogo como aquella no se le volvería a presentar, y por fin la niña estiró el brazo izquierdo sobre la mesa, y como estaba tan fatigada del ajetreo de aquel día y de los coscorrones, hizo del brazo almohada y reclinó su cabeza en ella.
Presentose en aquellos días al simpático joven la coyuntura de hacer su primer viaje a París, adonde iban Villalonga y Federico Ruiz comisionados por el Gobierno, el uno a comprar máquinas de agricultura, el otro a adquirir aparatos de astronomía.
Pronto comprendió que no podía apetecer mejor coyuntura para plantarse rápidamente en la calle y dar por terminado el enojoso trámite de la ruptura.
Era imposible evitar que entre cuarenta o cincuenta mujeres hubiese dos o tres que se pusieran al habla, aprovechando cualquier coyuntura oportuna en las varias ocupaciones de la casa.
Por la mañana encargó Barbarita a Jacinta ciertos menesteres domésticos que la contrariaron, pero la misma retención en la casa ofreció coyuntura a la joven para dar un paso que siempre le había inspirado inquietud.
Ella solía admirar los casos de abnegación, pues él se buscaría una coyuntura de ser heroico.
Todos fueron de parecer que se quedase en el aduar, solo Preciosa tuvo el contrario: y la abuela dijo que ella no podia ir a Sevilla ni a sus contornos, a causa que los años pasados habia hecho una burla en Sevilla a un gorrero llamado Triguillos, muy conocido en ella, al cual le habia hecho meter en una tinaja de agua hasta el cuello, desnudo en carnes, y en la cabeza puesta una corona de cipres esperando el filo de la media noche, para salir de la tinaja a cavar y sacar un gran tesoro que ella le habia hecho creer que estaba en cierta parte de su casa: dijo que como oyó el buen gorrero tocar a maitines, por no perder la coyuntura se dió tanta priesa a salir de la tinaja, que dió con ella y con él en el suelo, y con el golpe y con los cascos se magulló las carnes, derramándose el agua, y él quedó nadando en ella y dando voces, que se anegaba: acudieron al momento su mujer y sus vecinos con luces, y halláronle haciendo efectos de nadador, soplando y arrastrando la barriga por el suelo, y meneando los brazos y las piernas con mucha priesa, y diciendo a grandes voces: Socorro, señores, que me ahogo, tal le tenia el miedo, que verdaderamente pensó que se ahogaba: abrazáronse con él, sacáronle de aquel peligro, volvió en sí, contó la burla de la jitana, y con todo eso cavó en la parte señalada mas de un estado en hondo, a pesar de todos cuantos le decian que era embuste mio, y si no se lo estorbara un vecino suyo, que tocaba ya en los cimientos de su casa, él diera con entrambas en el suelo, si le dejaran cavar todo cuanto él quisiera: súpose este cuento por toda la ciudad, y hasta los muchachos le señalaban con el dedo, y contaban su credulidad y mi embuste.
Todas estas cosas, señora tia, ya me las sé yo de coro: tráigame otras nuevas que avisarme y advertirme, y déjelas para otra coyuntura, porque le hago saber que toda me duermo, y no estoy para poderla escuchar.
Bien han exagerado vuesas mercedes sus desgracias, dijo a esta sazon el matemático, pero al fin, el uno tiene libro que dirigir, y el otro está en potencia propincua de sacar la piedra filosofal, con que quedará tan rico como lo han quedado todos aquellos que han seguido este rumbo, mas ¿qué diré yo de la mia, que es tan sola, que no tiene dónde arrimarse? Veinte y dos años ha que ando tras hallar el punto fijo, y aquí lo dejo, y allí lo tomo, y pareciéndome que ya lo he hallado, y que no se me puede escapar en ninguna manera, cuando no me cato me hallo tan léjos dél, que me admiro: lo mismo me acaece con la cuadratura del círculo, que he llegado tan al remate de hallarla, que no sé ni puedo pensar cómo no la tengo ya en la faldriquera, y así es mi pena semejante a las de Tántalo, que está cerca del fruto, y muere de hambre, y propincuo al agua, y perece de sed: por momentos pienso dar en la coyuntura de la verdad, y por minutos me hallo tan léjos della, que vuelvo a subir el monte que acabé de bajar con el canto de mi trabajo a cuestas, como otro nuevo Sísifo.
El duque admitió su disculpa, y por modos honestos y honrosos, y buscando ocasiones lícitas, les envió muchos presentes a Bolonia, y algunos tan ricos y enviados a tan buena sazon y coyuntura, que aunque pudieran no admitirse por no parecer que recebian paga, el tiempo en que llegaban lo facilitaba todo: especialmente los que les envió al tiempo de su partida para España, y los que les dió cuando fueron a Ferrara a despedirse dél, y hallaron a Cornelia con otras dos criaturas hembras, y al duque mas enamorado que nunca.
—El duque, señor Lorenzo, confiesa la conversacion secreta que ha tenido con vuestra hermana la señora Cornelia: confiesa asimismo que es su legítima esposa, y que como lo dice aquí lo dirá públicamente cuando se ofreciere: concede asimismo que fué ha cuatro noches a sacarla de casa de su prima para traerla a Ferrara, y aguardar coyuntura de celebrar sus bodas, que las ha dilatado por justísimas causas que me ha dicho: dice asimismo la pendencia que con vos tuvo, y que cuando fué por Cornelia encontró con Sulpicia, su doncella, que es aquella mujer que allí viene, de quien supo que Cornelia no habia una hora que habia parido, y que ella dió la criatura a un criado del duque, y que luego Cornelia, creyendo que estaba allí el duque, habia salido de casa medrosa, porque imaginaba que ya vos, señor Lorenzo, sabíades sus tratos.
No quiso la buena dueña perder la coyuntura que la suerte le ofrecia de gozar primero que todas las gracias que ella se imaginaba que debia tener el músico, y así, diciéndole a Leonora que esperase en la sala en tanto que iba a llamarlo, la dejó y se entró donde él estaba no ménos confuso que pensativo, esperando las nuevas de lo que hacia el viejo untado: maldecia la falsedad del ungüento, y quejábase de la credulidad de sus amigos y del poco advertimiento que habia tenido en no hacer primero la esperiencia en otro, ántes de hacerla en Carrizales.
—No te corras, hijo, de los estremos que has hecho, sino córrete de los que no hicieres, cuando sepas lo que no quiero tenerte mas encubierto, puesto que pensaba dejarlo hasta mas alegre coyuntura: has de saber, hijo de mi alma, que esta desmayada que en los brazos tengo, es tu verdadera esposa, llamo verdadera, porque yo y tu padre te la teníamos escogida, que la del retrato es falsa.
Rincon prometió fidelidad y buen trato: dióle el soldado tres cuartos, y en un vuelo volvió a la plaza por no perder coyuntura, porque tambien desta diligencia les advirtió el asturiano, y de que cuando llevasen pescado menudo, conviene a saber, albures, o sardinas, o acedías, bien podian tomar algunas, y hacerlas la salva, siquiera para el gasto de aquel dia, pero que esto habia de ser con toda sagacidad y advertimiento, porque no se perdiese el crédito, que era lo que mas importaba en aquel ejercicio.
Aquella mañana se levantó el aduar, y se fueron a alojar en un lugar de la jurisdicion de Murcia, tres leguas de la ciudad, donde le sucedió a Andres una desgracia que le puso en punto de perder la vida, y fué que despues de haber dado en aquel lugar algunos vasos y prendas de plata en fianzas como tenian de costumbre, Preciosa y su abuela, y Cristina con otras dos jitanillas, y los dos, Clemente y Andres, se alojaron en un meson de una viuda rica, la cual tenia una hija de edad de diez y siete o diez y ocho años, algo mas desenvuelta que hermosa, y por mas señas se llamaba Juana Carducha: esta habiendo visto bailar a las jitanas y jitanos, la tomó el diablo, y se enamoró de Andres tan fuertemente que propuso de decírselo y tomarle por marido, si él quisiese, aunque a todos sus parientes les pesase, y así buscó coyuntura para decírselo, y hallóla en un corral donde Andres habia entrado a requerir dos pollinos: llegóse a él, y con priesa por no ser vista le dijo:.
Apenas le oí yo decir esto, cuando, movido de mi afición, aunque su determinación no fuera tan buena, la aprobara yo por una de las más acertadas que se podían imaginar, por ver cuán buena ocasión y coyuntura se me ofrecía de volver a ver a mi Luscinda.
Tuvo a todo el mundo en poco, fue el espantajo y el coco del mundo, en tal coyuntura, que acreditó su ventura morir cuerdo y vivir loco.
No permita la suerte, Sancho amigo, que por el gusto mío pierdas tú la vida, que ha de servir para sustentar a tu mujer y a tus hijos: espere Dulcinea mejor coyuntura, que yo me contendré en los límites de la esperanza propincua, y esperaré que cobres fuerzas nuevas, para que se concluya este negocio a gusto de todos.
Hallóse don Quijote a pie, su caballo sin freno, su lanza arrimada a un árbol, y, finalmente, sin defensa alguna, y así, tuvo por bien de cruzar las manos e inclinar la cabeza, guardándose para mejor sazón y coyuntura.
Negociante necio, negociante mentecato, no te apresures, espera sazón y coyuntura para negociar: no vengas a la hora del comer ni a la del dormir, que los jueces son de carne y de hueso y han de dar a la naturaleza lo que naturalmente les pide, si no es yo, que no le doy de comer a la mía, merced al señor doctor Pedro Recio Tirteafuera, que está delante, que quiere que muera de hambre, y afirma que esta muerte es vida, que así se la dé Dios a él y a todos los de su ralea: digo, a la de los malos médicos, que la de los buenos, palmas y lauros merecen.
En mala coyuntura y en peor sazón y en aciago día bajó vuestra merced, caro patrón mío, al otro mundo, y en mal punto se encontró con el señor Montesinos, que tal nos le ha vuelto.
En esta buena sazón y coyuntura halló don Quijote a su contrario embarazado con su caballo y ocupado con su lanza, que nunca, o no acertó, o no tuvo lugar de ponerla en ristre.
Yo soy contento de hacer lo que dices, Sancho hermano replicó don Quijote, y cuando tú veas coyuntura de poner en obra mi libertad, yo te obedeceré en todo y por todo, pero tú, Sancho, verás como te engañas en el conocimiento de mi desgracia.
Viendo esto, hablé a doce españoles, todos valientes hombres del remo, y de aquellos que más libremente podían salir de la ciudad, y no fue poco hallar tantos en aquella coyuntura, porque estaban veinte bajeles en corso, y se habían llevado toda la gente de remo, y éstos no se hallaran, si no fuera que su amo se quedó aquel verano sin ir en corso, a acabar una galeota que tenía en astillero.
No le perdiera yo, señora respondió Cardenio, en decirte lo que pienso, si fuera verdad lo que imagino, y hasta ahora no se pierde coyuntura, ni a ti te importa nada el saberlo.

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