Ejemplos con cortaban

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La joya arquitectónica del monasterio es la capilla de la fuente donde los monjes venían a lavarse las manos antes de la comida y donde se cortaban barbas y tonsuras.
Las expediciones comenzaban en el curso alto del río, donde se cortaban árboles que tuviesen unas dimensiones mínimas, y concluían en Aranjuez.
Los otros dos grupos eran diferentes, vivían en casas, usaba rústicas ropas, se cortaban en el pelo usando una guira y en general poseían mejores instrumentos de trabajo.
El primer grupo era rústico, de piel rojiza, no se cortaban el pelo, vivían en cuevas cerca del mar y eran poco desarrollados.
Frente a él cortaban el espacio azul los troncos de las palmeras, y más allá de las almenas puntiagudas de la tapia extendíase el mar, luminoso, con estremecimientos de vida, como si cosquilleasen su blanda epidermis las barcas, sueltas sus velas al viento.
En las noches de luna tentábala el escalofrío de lo misterioso, la voluptuosidad del miedo, y salía al claustro, cuya lobreguez cortaban las manchas lácteas de los ventanales.
Otras veces le cortaban el paso los auto-ametralladoras blindados, las grandes piezas arrastradas por tractores, los carros del aprovisionamiento con pirámides de sacos y cajas.
A lo lejos, otras hogueras de granjas y caseríos cortaban la noche con sus parpadeos sangrientos.
Los obscuros conos del alerce cortaban este océano de luz, en el cual se prolongaban sus sombras.
Estancando la vida del país, cortaban el paso a los de abajo.
La puerta estaba rota por debajo, roída por las ratas, con grietas que la cortaban de un extremo a otro.
Cuchicheaban de él en sus bigotes, le cortaban un sayo, y luego acababan por imitar lo que censuraban,y de la peor manera.
Si le hubieran dicho que le cortaban la cabeza, no hubiera sentido la chica más terror.
Sucedió en este tiempo que una de las cabalgaduras en que venían los cuatro que llamaban se llegó a oler a Rocinante, que, melancólico y triste, con las orejas caídas, sostenía sin moverse a su estirado señor, y como, en fin, era de carne, aunque parecía de leño, no pudo dejar de resentirse y tornar a oler a quien le llegaba a hacer caricias, y así, no se hubo movido tanto cuanto, cuando se desviaron los juntos pies de don Quijote, y, resbalando de la silla, dieran con él en el suelo, a no quedar colgado del brazo: cosa que le causó tanto dolor que creyó o que la muñeca le cortaban, o que el brazo se le arrancaba, porque él quedó tan cerca del suelo que con los estremos de las puntas de los pies besaba la tierra, que era en su perjuicio, porque, como sentía lo poco que le faltaba para poner las plantas en la tierra, fatigábase y estirábase cuanto podía por alcanzar al suelo: bien así como los que están en el tormento de la garrucha, puestos a toca, no toca, que ellos mesmos son causa de acrecentar su dolor, con el ahínco que ponen en estirarse, engañados de la esperanza que se les representa, que con poco más que se estiren llegarán al suelo.

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