Ejemplos con contendientes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

No se puede, en medio de una lucha de facciones, reconocer a una de los contendientes, y esperamos que para hacer frente a trastornos de imparcialidad y la equidad indispensable en los que han de llevar a cabo las órdenes del Gobierno.
Le transmitía y con ello le proponía tomar las medidas que había acordado en una junta él, Alfonso Caso y Eduardo García Máynez: que el presidente mediara en el conflicto y propusiera a los grupos contendientes un procedimiento universitario consistente en delegar la función arbitral en una Junta de Avenimiento integrada por las personas que hubiesen sido rectores durante la etapa de la autonomía universitaria con excepción del rector, Brito Foucher por encontrarse vinculado directamente en el conflicto.
La carrera por convertirse en la capital comenzó con tres comunidades contendientes: Cambridge Bay, Iqaluit y Rankin Inlet.
Es pues en esta fecha cuando puede considerarse que se activó el Frente del Cáucaso, donde entraban en contacto dos de los contendientes, el Imperio Otomano y el Imperio Ruso.
Los refuerzos que los suizos esperaban llegaron demasiado tarde, y cada uno de los contendientes sufrió varios cientos de bajas.
Los contendientes eran las fuerzas revolucionarias al mando del general José Joaquín Prieto y las tropas del gobierno al mando del general Francisco de la Lastra.
Respecto a las campañas electorales previas a la votación, ha habido dudas sobre la legitimidad del uso de recursos de empresarios y de las propias autoridades en funciones para inclinar el voto a favor de uno u otro de los contendientes.
Este peso excesivo, unido al temor de que su uso en plena guerra causara una matanza sin precedentes, hizo que ninguno de los dos contendientes de la Guerra civil aprobara su adquisición.
Aunque su invento había sido rechazado por los contendientes de la Guerra Civil, y sabiendo el enorme potencial que escondía su arma, Richard J.
Siguióse a éste una granizada de ellos entre los contendientes, con un pavoroso estruendo de ballenas y varillas de alambre que daba escalofríos al varón más arriscado.
Sin embargo, al cabo, en mejores o peores términos, todo se dijo para edificación de los notables, que se dividieron en favor y en pro de los contendientes.
Los indianos, indiferentes como siempre a estas peleas, se asomaban de vez en cuando a la puerta del billar con el taco en la mano, para escuchar las razones de los contendientes, e ilustrarse.
Los testigos platicaron, midieron los sables, y los pusieron en manos de los contendientes.
De modo que de aquellos lances de honor, lo único positivo eran los bastonazos o puñadas que los contendientes se daban previamente, sin perjuicio de que las cosas siguiesen sus trámites ordinarios.
Aresti sintió deseos de reír, viendo cómo se doblaban aquellos monigotes humanos que seguían con sus cuerpos el esfuerzo de los contendientes, fatigándose en un trabajo inútil, para transmitirles su energía.
Todos querían ver a los contendientes y se empujaban, ansiando pasar su mirada por encima de los hombros que tenían delante.
Cada uno de los contendientes iba escoltado por una pareja de amigos.
Ahora eran cuatro los contendientes y la muchedumbre volvía sus cabezas a un lado o a otro, según el sitio de donde partía la voz.
Aresti, interesado por el final del combate, entretenía el aburrimiento de la espera comparando a los dos contendientes.
El médico sentía angustia examinando a los dos contendientes, con la cara pálida, sudorosos, las piernas inmóviles y como petrificadas, el busto en incesante vaivén, los brazos hinchados por el esfuerzo, y recordaba a otros que habían caído en aquellas apuestas brutales, muertos como por un rayo, heridos en el corazón por el exceso de actividad.
Acercóse a un grupo, en medio peroraba Gorito Sardona, vestido de peón de ajedrez y muy enterado del caso, habíalo presenciado todo y era uno de los contendientes el tío Frasquito.
Y la gente, según su predilección, apostaba por alguno de los tres contendientes.
No simpatizábamos con ninguno de los partidos contendientes, odiábamos las luchas de la política, y los mejores artículos de Zarco o de Aguilar y Marocho, y los más elocuentes discursos de Montes o de Zamacona, no valían para nosotros lo que un sonetito mediano publicado a la zaga de cualquier periódico villaverdino.
Se armó el zípizape, Villaverde tuvo con qué entretenerse cada domingo, y las cosas subieron a tal punto que a poco se llegan a las manos los exaltados contendientes.
Aquella noche quedó la cosa mal, y el tono de los contendientes, así como la atmósfera caldeada que en la tertulia reinó, hacían temer una escena desagradable.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba