Ejemplos con contaron
Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.
Las Elecciones Presidenciales de ese año contaron con el primer Boca de Urna, una encuesta hecha al salir de los recintos de votación que determinaba con poco margen de error al ganador de la contienda electoral.
En su segunda temporada contaron con Jorge León como entrenador, repitiendo en el equipo jugadores como Jorge Rochín, Enrique Zúñiga, Omar Mendoza, Gabriel Sandoval, Patton Cedric y James Penny, pero volvieron a caer en la final de la Zona Sur frente a los Halcones de Xalapa.
Entre los principales líderes del grupo se contaron Pedro Castelli, hijo del prócer de la Independencia Juan José Castelli y que asumió el mando militar, Ambrosio Crámer, un coronel francés que había sido oficial de Napoleón Bonaparte, y Manuel Rico, oficial del ejército de Rosas.
Esto se debió a las denuncias de supuesta corrupción realizadas por el ex funcionario municipal Isaac Givovich, las cuales contaron con el aval de su suegro Joaquín Lavín.
Estos contactos se vieron fortalecidos porque el presidente comprendió la importancia que, como fuente de ingresos, tenía para el Perú el comercio exterior, así, una serie de productos nacionales fueron exportados porque los empresarios contaron en esa etapa con un fuerte apoyo del gobierno.
Al saber esto los nagas inmediatamente les contaron esto a los Humanos y Elfos nocturnos.
Para ello contaron con Juan Hermida y Félix Arribas a los controles, compartiendo el primero la tarea de producción con el propio grupo.
Me la contaron de chico muchas veces y se la he contado yo a los míos No digo que no sucediese así, pero sería en otros tiempos otros tiempos muy lejanos: cuando hablaban los animales.
A kaiser le contaron este cuento, y cuando kaiser lo oyó, kaiser rió mucho.
Pues mira, Diógenes, quizá tenga algo de verdad tu historia, porque a mí me contaron con respecto a la formación del hombre otra muy parecida.
Según me contaron, al otro día partía su amante para la.
A Maximiliano le contaron que habían sorprendido a Olmedo en el Retiro estudiando a hurtadillas.
Será lo que usted quiera, pero desde que me lo contaron, la bribona antigua se ha crecido a mis ojos y me parece menos arrastrada que la moderna.
La cena fue regocijada y ruidosa: se bromeó, se contaron de antemano las perdices que habían de sucumbir, se saborearon por adelantado las provisiones que se llevaban al monte, y se remojó previamente el gaznate con jarros de un tinto añejo que daba gloria.
—Sí, Manuel mio: desde entónces es tuyo mi corazon, es decir, desde ántes de conocerte, desde que supe que existias, desde que me contaron tus desgracias.
Pero el brigadier, cuando se lo contaron, contestó que era mentira.
Quererte yo contar ahora lo que allí se trató, la cena que cenaron, las peleas que se contaron, los hurtos que se refirieron, las damas que de su trato se calificaron, y las que se reprobaron, las alabanzas que los unos a los otros se dieron, los bravos ausentes que se nombraron, la destreza que allí se puso en su punto, levantándose en mitad de la cena a poner en práctica las tretas que se les ofrecian, esgrimiendo con las manos los vocablos tan esquisitos de que usaban, y finalmente el talle de la persona del huésped, a quien todos respetaban como a señor y padre, seria meterme en un laberinto donde no me fuese posible salir cuando quisiese.
Otros muchos hurtos contaron, y todos o los mas de bestias, en quien son ellos graduados, y en lo que mas se ejercitan.
Casi al alba seria cuando el escuadron se deshizo, mas no el enojo que los manchegos tenian, viendo lo poco que habia aprovechado su música, con el cual se fueron a casa de cierto caballero amigo suyo, de los que llaman generosos en Salamanca, y se sientan en cabecera de banco, el cual era mozo, rico, gastador, músico, enamorado, y sobre todo amigo de valientes, al cual le contaron muy por estenso su suceso sobre la belleza, donaire, brio y gracia de la doncella, juntamente con la gravedad y fausto de la tia, y el poco o ningun remedio que esperaban para gozarla, pues el de la música, que era el primero y el postrer servicio que ellos podian hacerla, no les habia aprovechado ni servido de mas que indignarla, con el disfame de la vecindad.
Ocho dias estuvimos en la isla, guardándome los turcos el mismo respeto que si fuera su hermana, y aun mas: estábamos escondidos en una cueva, temerosos ellos que no bajasen de una fuerza de cristianos que está en la isla, y los cautivasen: sustentáronse con el bizcocho mojado que la mar echó a la orilla, de lo que llevaban en la galeota, lo cual salian a coger de noche: ordenó la suerte para mayor mal mio, que la fuerza estuviese sin capitan, que pocos dias habia que era muerto, y en la fuerza no habia sino veinte soldados: esto se supo de un muchacho que los turcos cautivaron, que bajó de la fuerza a coger conchas a la marina: a los ocho dias llegó a aquella costa un bajel de moros que ellos llaman caramuzales, viéronle los turcos, y salieron de donde estaban, haciendo señas al bajel que estaba cerca de tierra, tanto que conoció ser turcos los que los llamaban: ellos contaron sus desgracias, y los moros los recibieron en su bajel, en el cual venia un judío, riquísimo mercader, que toda la mercancía del bajel o la mas era suya, era de barraganes y alquiceles, y de otras cosas que de Berbería se llevan a Levante, en que ordinariamente tratan los judíos: en el mismo bajel los turcos se fueron a Tripol, y en el camino me vendieron al judío que dió por mí dos mil doblas, precio escesivo, si no le hiciera liberal el amor que el judío me descubrió.
Esto me contaron dentro de la galeota de mi amo, donde me habian puesto sin que yo lo sintiese, mas cuando volví de mi desmayo, y me vi solo en la galeota, y que la otra tomando otra derrota, se apartaba de nosotros, llevándose consigo la mitad de mi alma, o por mejor decir toda ella, cubrióseme el corazon de nuevo, y de nuevo maldije mi ventura, y llamé a la muerte a voces, y eran tales los sentimientos que hacia, que mi amo enfadado de oirme, con un grueso palo me amenazó que si no callaba me maltrataria: reprimí las lágrimas, recogí los suspiros, creyendo que con la fuerza que les hacia reventarian por parte que abriesen puerta al alma, que tanto deseaba desamparar este miserable cuerpo, mas la suerte, aun no contenta de haberme puesto en tan encogido estrecho, ordenó de acabar con todo, quitándome las esperanzas de todo mi remedio, y fué que en un instante se declaró la borrasca que ya se temia, y el viento que de la parte de mediodía soplaba y nos embestia por la proa comenzó a reforzar con tanto brio, que fué forzoso volverle la popa y dejar correr el bajel por donde el viento queria llevarle, con harto riesgo de los que en él llevaban puesta la confianza de sus vidas.
Fernando de Acevedo: dió priesa a su partida por llegar presto a ver a sus hijos, y dentro de veinte dias ya estaba en Murcia, con cuya llegada se renovaron los gustos, se hicieron las bodas, se contaron las vidas, y los poetas de la ciudad, que hay algunos y muy buenos, tomaron a cargo celebrar el extraño caso, juntamente con la sin igual belleza de la Jitanilla, y de tal manera escribió el famoso licenciado Pozo, que en sus versos durará la fama de la Preciosa miéntras los siglos duraren.
En esto vino el señor tiniente, a quien contaron maravillas de la Jitanilla: él las hizo bailar un poco, y confirmó por verdaderas y bien dadas las alabanzas que a Preciosa habian dado: y poniendo la mano en la faldriquera, hizo señal de querer darle algo, y habiéndola espulgado y sacudido, y rascado muchas veces, al cabo sacó la mano vacía, y dijo:.