Ejemplos con condene

Esto lleva a que la colonia norteamericana en Roma la condene al ostracismo.

¡No que no! ¡Vaya, Don Ignacio, que hoy está usted de lo más de lo más desatinado! ¡Que no me ha de importar a mí que usted se condene o se salve, que usted sea cristiano o judío!.

¡Soy una infame, es cierto! Pero que no me condenen los hombres, ¡que me condene Dios!.

¿Qué culpa tengo? Lo que ocurre es que las he hecho ver lo infame, lo horrible del olvido en que tenían a Dios, el peligro que corrían de condenarse y de que se condene nuestro padre: han comprendido que me sobraba razón, y han puesto el remedio.

Madre, madre mía, no me condene Vd.

—¡Ay, decia la señora Catalina, si sabe la reina que yo he criado a esta niña a lo católico, de aquí viene a inferir que todos los desta casa somos cristianos! pues si la reina le pregunta qué es lo que ha aprendido en ocho años que ha que es prisionera, ¿qué ha de responder la cuitada que no nos condene, por mas discrecion que tenga?.

¡Por Dios, señor cura de mi alma! Allá, supongo que su abogado le defenderá por loco, porque por cuerdo no hay cristiano que le defienda, ni ley que no le condene.

ellos en el Cielo, no quiero ir al Cielo, me condene.

-Pues si tú le perdonas, que no se condene por mí.

ni me condene hasta cantar seis veces,.

Quizá alguno, separándose del común asentimiento, dijera que bien se está San Pedro en Roma y que, para pago de nuestras culpas, harto purgatorio tenemos por acá, pero esto nada significa: la causa más santa no se ha visto nunca libre de un detractor y hasta de un juez que la condene.

Si a usted le repugnan a veces ciertas palabras, ciertas acciones de estas buenas señoras, no se deje llevar por la imaginación, no las condene ligeramente, perdone las flaquezas ajenas y piense bien, y no se cuide de apariencias.

Así pues, aunque su conciencia le condene, a nada podemos obligarle por nuestra parte.

No encarga este aforismo que sea maleante el discreto, sino entendido, no que todo lo condene, que sería aborrecible destemplanza de juicio, ni tampoco que todo lo aplauda, que es pedantería.

Que nos condene a llegar a la ancianidad ganando con el sudor de nuestra frente el sustento cotidiano.

-¡Dios me condene! Los franceses no temen a nada.

¡Culpable! ¡Dios mío, tú sabes bien si lo soy! Si decís que estoy condenada, señor, sea en buena hora, pero ya lo sabéis Dios, que ama a los mártires, permite que, a veces, se condene a los inocentes.

-¿Pues cómo puede ser que la misericordia condene, siendo eso de la justicia? Vos habláis como diablo.

Sean o no criminales los antedichos sujetos, tienen mi compasión por la pérdida de su libertad, y les deseo un buen juez, rara avis, que les redima o les condene según su merecido.

-Sí, y pido a mi Dios que la salve, que salve a esta alma queridísima, que no la condene, que tenga piedad de ella.

Comprendo que para evitar estos hechos se establezca la unidad religiosa más intolerante, que se expulse, que se queme, que se condene, que se fulminen rayos.

Así Dios me condene si perjurare.

¡Qué me condene si he comprendido una palabra! ¡Sin embargo, me parece que ha dicho bien claro que no seremos jamás descubiertos por él!.

Lo que no quiero es que el hermano se me condene, ni que se ría esa lambonaza que tiene allí, más pegada que la lapa a la peña.

¡Que me condene si a sesenta pasos se encuentra uno solo fuera del pecho de la víctima que tú tomes por blanco!.

Y en esta digo es justo se condene.

Tampoco es de buen ver que se condene a un hombre sin pruebas.