Ejemplos con condenaciones

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

fue condenado en perdimyento de todos sus bienes para la cámara de vuestra Alteza y fueron tan pocos que montan más las deudas, y aunque hubo otras condenaciones, de que no se envía relación por falta de papel, fueron tan pocos que no bastan para pagar las deudas del difunto.
Y bien: este género de servidumbre debe considerarse la más triste y oprobiosa de todas las condenaciones morales.
Pues yo, que sé trabajar como el primero, que en el libro de la tierra y del cielo estrellado leo sin equivocarme, no he podido trabajar nunca sin que a cada vuelta me salieran la Partida tal, el Fuero cual, el fisco por este lado, la escribanía por otro, las ordenanzas, los reglamentos, las premáticas, el amo de la tierra, el amo del agua, el amo del aire, el amo de la respiración, y tantos amos del Infierno, que no puede uno moverse, pues de añadidura viene el sacerdote con sus condenaciones, y delante de todos el guardia civil, que se echa el fusil a la cara.
Durante dos días le visitó el Doctor muchas veces, y otras tantas le embelesó con sus vehementes y sinceras condenaciones del estado celibatario.
Volví en mí, sané y cumplí la promesa, y caséme con una mujer que saqué de pecado, púsela a ser placera, ha salido tan soberbia y de tan mala condición, que nadie llega a su tabla con quien no riña, ora sobre el peso falto, ora sobre que le llegan a la fruta, y a dos por tres les da con una pesa en la cabeza, o adonde topa, y los deshonra hasta la cuarta generación, sin tener hora de paz con todas sus vecinas ya parleras, y yo tengo de tener todo el día la espada más lista que un sacabuche, para defendella, y no ganamos para pagar penas de pesos no maduros, ni de condenaciones de pendencias.
Cuando estos decretos y estas condenaciones se pronunciaron estaba detenido en Argos, porque al fugarse de Turios lo primero que hizo fue irse al Peloponeso, pero temiendo a sus enemigos y renunciando del todo a su patria, escribió a Esparta pidiendo que se le ofreciese la impunidad, y dando palabra de que les haría favores y servicios que excedieran con mucho a los daños que antes les había causado.
Dícese también que a un joven que había conseguido se notase de infamia al enemigo de su padre, viéndolo ir por la plaza después de la sentencia, le salió al encuentro Catón, y alargándole la mano le dijo que de aquel modo se debía hacer ofrenda a los manes de los padres, no con corderos o cabritos, sino con las lágrimas y las condenaciones de los enemigos.
Los así reconvenidos quedaban ya responsables de sus asesinatos, y en cierta manera condenados: llevábanlos, pues, ante los jueces, y sufrían condenaciones, con gran placer de todos, a quienes parecía que se borraba la tiranía pasada, y que veían castigado al mismo Sila.
Pues yo, que sé trabajar como el primero, que en el libro de la tierra y del cielo estrellado leo sin equivocarme, no he podido trabajar nunca sin que a cada vuelta me salieran la Partida tal, el Fuero cual, el fisco por este lado, la escribanía por otro, las ordenanzas, los reglamentos, las premáticas, el amo de la tierra, el amo del agua, el amo del aire, el amo de la respiración, y tantos amos del Infierno, que no puede uno moverse, pues de añadidura viene el sacerdote con sus condenaciones, y delante de todos el guardia civil, que se echa el fusil a la cara.
Aunque todas las pasiones demuestren esta verdad, el amor la hace ver mas claramente que las otras, pues vemos a un amante, agitado de la rabia que le ha causado el olvido o infidelidad de su amada, meditar para su venganza todo lo más violento que inspira esta pasión: pero al punto que su presencia calma el furor de sus movimientos, su regocijo hace inocente a la belleza, se acusa solo a sí mismo, condena sus condenaciones, y por esta milagrosa virtud del amor propio, quita toda la fealdad a las acciones de su amada, y se achaca a sí mismo el delito de que la acusaba.

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