Ejemplos con combate

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Se adiestró en el cuido y preparación de los gallos para el combate.
Algunas veces, en medio del combate, la posición respectiva de los adversarios se exageraba por unos y por otros, y de aquí que la revolución tropezara con algunos inconvenientes propios de la exageración natural de sus cronistas.
Yo vengo aquí, sin más autoridad que la del limpio corazón enamorado de lo sublime, a rememorar, siquiera sea brevemente, la vida meritísima y gloriosa, la vida llena de infinitas ternuras y cruentos martirios de ese enorme soñador melancólico, caballero de todas las justicias, que sufrió por la patria al través de los años de su existencia, cuanto hombre puede sufrir, y cayó desplomado de su corcel de guerra, para no levantarse jamás, como un Aquiles de poema, en la trágica hermosura del combate, peleando como simple soldado por la libertad, en un luminoso mediodía de mayo.
En el camino mismo del combate nos esperaban cubanos triunfadores: se echan de los caballos abajo, nos abrazan y nos vitorean, nos suben a caballo y nos calzan las espuelas, ¿cómo no me inspira horror la mancha de sangre que hay en el camino? ¿ni la sangre a medio secar de una cabeza que ya está enterrada, en la cartera que le puso de almohada un jinete nuestro?.
¿Por qué me vuelvo a acordar ahora de la larga marcha, para mí la primera marcha de batalla que siguió al combate victorioso con que nos recibió el valiente y sencillo José Maceo? Porque fue muy bella y quisiera que ustedes la hubieran visto conmigo.
Don Sancho, hijo de don Jaime de Aragón y hermano de la reina de Castilla, estima en más su título de caudillo que la mitra de Toledo, y al ver que los moros avanzan, sale a su encuentro en los campos de Marios, se mete en lo más fuerte del combate y cae muerto por la morisma, que le corta las manos y pone su cabeza en una pica.
Triunfó en el combate el breviario gótico, demostrando su superioridad con magníficas cuchilladas, pero aun después de manifestarse por este medio contundente la voluntad de Dios, el rito romano fue poco a poco enseñoreándose del culto, hasta dejar al mozárabe arrinconado en aquella capilla como una curiosidad del pasado.
Es una muerta en el combate social: un cuerpo que hay que levantar, y tú, que eres el padre, debes ser el primero en cumplir esta obra de justicia.
Era un combate, cada veinticuatro horas, con las fuerzas ciegas de la Naturaleza.
¡Una gran persona el tal don Carlos! Valeroso en el combate, astuto en la política, alegre y campechano como un burgomaestre de su país, gran comedor, gran bebedor y aficionado a tomar por el talle a las muchachas.
Eran las señales del combate, el pequeño lo contaba todo llorando.
Aún tenía la cabeza envuelta en trapos y la cara cruzada de chirlos, luego del descomunal combate que una mañana sostuvo en el camino con otros de su edad que iban como él a recoger estiércol en Valencia.
No se hería materialmente, no se atormentaba largo tiempo hacía con ayunos, con cilicios y con vigilias forzadas, pero en este combate misterioso en que se aventuró, en este silencio y disimulo, en esta aparente impasibilidad que adoptó, en esta dominación tiránica con que su espíritu angustiado quiso imponer e impuso al cuerpo que no dejase traslucir su dolor ni en ayes, ni en llanto, ni en una contracción siquiera de los músculos del rostro, ideó el padre, tal vez sin querer, el más espantoso de los martirios, verdadera venganza, rudo castigo de su culpa, si culpa hubo.
La mitad de los polvos y menjurjes que sus niñas tenían en el tocador los consumía la mamá, que en la madurez de su vida comenzó a saber como se agrandan los ojos por medio de las rayas negras, cómo se da color a las mejillas cuando éstas adquieren un fúnebre tinte de membrillo, y cómo se combate el vello traidor que alevosamente asoma en el labio y en la barba cual película de melocotón, convirtiéndose después en espantosas cerdas.
—¡Ven a las filas!—La inteligencia, la hermosura, la intriga, el valor, los billetes de Banco y hasta la honradez son las armas del combate.
Tú habrás pensado alguna vez en el profundo horror que causan a la sociedad los anónimos y los pasquines, y habrás reparado en que estas armas, tan alevosas como tremendas, apenas se usan en el combate de los más ruines resentimientos.
Dios, al fin, apreciando los méritos de aquella heroína, que ni un punto se apartaba de su puesto en el combate social, echó una mirada de benevolencia sobre el muestrario y después lo bendijo.
Un combate naval en una charca.
No habrían transcurrido cinco minutos cuando Barbacana, que por detrás de los visillos registraba el teatro del combate, sonrió silenciosamente, o más bien regañó los labios, descubriendo la amarilla dentadura, y apretó con nerviosa violencia la barandilla de la ventana.
Digo, sí, me costó un un combate.
Mil veces mejor preparadas están las aldeanas para el gran combate de la gestación y alumbramiento, que al cabo es la verdadera función femenina.
Yo se lo diré respondió Sancho: porque le he estado mirando un rato a la luz de aquella hacha que lleva aquel malandante, y verdaderamente tiene vuestra merced la más mala figura, de poco acá, que jamás he visto, y débelo de haber causado, o ya el cansancio deste combate, o ya la falta de las muelas y dientes.

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