Ejemplos con colocaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Contestaron a su saludo, pero en sus ojos de extraordinaria blancura sobre el rostro tiznado creyó notar Febrer algo de burla hostil, de repulsiva extrañeza, como si fuese él de otra casta, como si hubiera cometido un acto inaudito que le colocaba fuera para siempre de la comunidad humana de la isla.
Espontáneamente, y al parecer sin deliberado propósito, colocaba a las demás personas, a todas, en su lugar debido, es decir, por debajo de ella, unas próximas, otras más bajas, acaso a algunas en posición humillante.
En Alemania también había madres, y ella colocaba el sentimiento de la maternidad por encima de todas las diferencias patrióticas.
Apenas Julio lo colocaba en su cabeza, surgía su progenitor, con sombrero y bastón, dispuesto a salir igualmente.
Este no agradeció su egoísmo amoroso, que lo colocaba aparte de los demás, como un ser delicado y frágil, apto únicamente para la adoración femenil.
El cristianismo, religión de humildes, había reconocido a todos los seres el derecho a la felicidad, pero esta felicidad la colocaba en el cielo, lejos de este mundo valle de lágrimas.
Ser artista le colocaba por encima de sus amigos, muchachos sudamericanos sin otra ocupación que gozar de la existencia, derramando el dinero ruidosamente para que todos se enterasen de su prodigalidad.
La romántica ya no se colocaba al atardecer en la puerta contemplando el sol poniente.
Donde antes vivía un novillo colocaba ahora tres.
Otras veces avanzaba por la borda con lentitud, siguiendo un rastro embriagador, hasta que se colocaba enfrente de la cocina del buque vecino, aspirando su rico perfume.
Apenas tocó los platos que el criado colocaba sobre una mesa.
Y aquella mujer todavía hermosa, con el encanto sabroso de la madurez, que ensanchaba sus formas, aterciopelándolas, parecía complacerse con dolorosa coquetería en apreciar en el espejo, mientras se colocaba la mantilla, las canas que cortaban el esplendor rubio de su cabellera, las ojeras azuladas y dolorosas, su boca plegada por un gesto lloroso, como si estuviera en perpetua oración.
Si Sánchez Morueta, al escoger el yerno, se colocaba frente a su mujer, era casi seguro que Pepita no le seguiría a él.
El arte colocaba la Naturaleza sobre el ideal, los hombres pensaban más en la tierra que en el cielo: la Razón nacía, cada uno de sus avances era un paso atrás para la Fe, y llegaba el momento, por fin, en que los clarividentes, los que se inquietaban por el porvenir, pensaban ya en cuál había de ser la nueva creencia que sustituyese a la religión agonizante.
Cantaba alegre como un pájaro, mientras iba sacando la ropa del arca y la colocaba sobre su lecho, aún caliente y con las huellas de su cuerpo.
Veía al pequeñín cuando lo colocaba su padre sobre la dura espina del animal, golpeando con sus piececitos los lustrosos flancos y gritando ¡arre! ¡arre! con infantil balbuceo.
Y como si Jacobo leyese en su frente aquel deseo, y desde las alturas de la columna de honor en que el viejo le colocaba se dignase realizarlo, le dijo de pronto:.
Se sentaba en su bufete, se colocaba delante el libro en blanco, donde iba vertiendo sus ideas conforme se le ocurrían, salvo el ponerlas más tarde en orden según un plan sabio y bien meditado, tomaba la pluma por último, pero todo era en balde.
Husmeaba la ganancia a cien leguas, colocaba los capitales ajenos con la mayor seguridad, tenía esclavizada la fortuna, y a pesar de esto, ¡qué sencillo! ¡Con qué modesta afabilidad trataba a los pequeños! Era un señor pequeñín, enfermizo por el exceso de trabajo, con gafas de oro y esa sonrisa atractiva y cándida cuyo secreto sólo poseen los grandes hombres de negocio o los Padres de la Compañía.
Su afectada ocupación en tal época era el corretaje de dependientes, y fingía que los colocaba mediante un estipendio.
Recostada en el altar se encontraba la señora de Moscoso, con un color como una muerta, los ojos cerrados, las cejas fruncidas, temblando con todo su cuerpo, frente a ella, el señorito vociferaba, muy deprisa y en ademán amenazador, cosas que no entendió el niño, mientras el capellán, con las manos cruzadas y la fisonomía revelando un espanto y dolor tales que nunca había visto Perucho en rostro humano expresión parecida, imploraba, imploraba al señorito, a la señorita, al altar, a los santos, y de repente, renunciando a la súplica, se colocaba, encendido y con los ojos chispeantes, dando cara al marqués, como desafiándole.

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