Ejemplos con cleros
Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.
Fue controversial porque ambos el rey Jorge VI y Geoffrey Fisher, el Arzobispo de Canterbury, eran masones al igual que muchos cleros anglicanos.
Debido a la falta de cleros que dirigieran las iglesias así establecidas, la región estaba por lo general abierta a inovaciones religiosas, nuevos movimientos y experimentos sociales como el comunismo religioso.
Idries Shah y Robert Graves mencionan casos en los cuales altos cleros tibetanos aparecieron, al igual que muchos de los antiguos santos, en diferentes lugares al mismo tiempo.
La sociedad occidental ha tratado por lo general la sexualidad, la vagina femenina especialmente, como tema tabú y con muchos prejuicios en parte por la presión religiosa cristiana e islámica, dependiendo de sus respectivas ramas y cleros.
El estudio de la relación entre el nazismo y la religión ha sido muy controvertido, centrándose la discusión al respecto en dos cuestiones fundamentales: por una parte, las posturas que sostuvieron los cleros protestante y católico y sus respectivas jerarquías frente a las políticas del Tercer Reich, por otra parte, el papel desempeñado por el paganismo y el misticismo en la ideología del Partido Nazi y de sus líderes.
Desfilaban los cleros parroquiales con sus áureas cruces, los seminaristas con la frente baja y los ojos en el suelo, cruzadas las manos sobre el pecho, y en toda la extensión de la plaza, a la luz de los cirios, que brillaban con más fuerza en el crepúsculo, veíanse dos filas interminables de deslumbrante blancura, compuestas por los rizados roquetes y las albas de ricas blondas.
El aparato religioso, las imágenes de plata, los cleros entonando sus himnos a voces solas, las interminables cofradías, no la habían impresionado tanto como este continuo desfile de grandezas humanas, y sus ojos se iban deslumbrados tras las fajas de los generales, las placas que centelleaban como soles, los bordados de caprichoso arabesco, las empuñaduras cinceladas y brillantes y las bandas de moaré que cruzaban los pechos como un arroyo ondeante de colorines.
El interés colectivo o de Estado -en virtud del cual el dogma, la filosofía y la política reunidas han reclamado hasta hoy la abnegación integral o parcial de los individuos y de sus bienes-, es una pura ficción, que en su vestidura teocrática ha servido de base a la fortuna de todos los cleros, desde Aaron hasta el señor Bonaparte.
